En estos días tenía como dicen por ahí "fiebre" con el horno en la cocina. Resulta que la casa no trajo espacio para estufa, sino que venía con un tope de estufa integrado en el gabinete. Como amo la cocina, eso siempre me tenía un poco frustrada. Pero ahora en las vacaciones mi esposo junto con su hermano removieron el gabinete y pusieron una estufa con horno. Así que me sentía como una niña con muñeca nueva. Horneé varias cosas pero el domingo en la noche decidí hacer unas galletas de coco y avena con una receta que ví en internet. No soy muy fanática de las galletas así que era la primera vez que hacía unas. La cosa es que quedaron de show para ser una principiante de galletas. También salieron muchas así que compartimos llevando a mi trabajo, a varios familiares y mi esposo llevó a sus compañeros de trabajo. Todos quedaron encantados. Mi esposo en la tarde me dijo de lo buena que quedaron y que a los compañeros les gustó tanto que le pidieron la receta para prepararlas. Ahí como que en mi interior, sin decirle nada a él, sentí como un sentimiento de pertenencia y orgullo, donde pensé que si compartía la receta, como que me iba a quitar algo a mí. Este mundo nos enseña que lo bueno que tenemos, nuestros secretos del éxito no los debemos compartir con otros para que no nos roben las ideas. Pero lo cierto es que Dios me dio un don para la cocina, porque así lo he visto y aunque he bendecido personas con él, quizás podría utilizarlo más para Su gloria y no para la mía. Nos pasa en nuestro caminar cristiano. Descubrimos dones y talentos que el Señor en su misericordia nos regaló. Y con lo que hemos aprendido desde que nacimos vemos la gran bendición de tener ese don o ese talento, pero muchas veces se nos olvida que e lo propósito es bendecir a otros, sobre todo edificar la iglesia. Todos tenemos dones, a veces no nos damos cuenta de cuáles son. No necesariamente debes tener un don para predicar o enseñar a otros. Puede ser que tu personalidad amigable haga sentir bienvenidos y amados a personas que llegan nuevas a la iglesia, o se te haga fácil el poder evangelizarles. Quizás tienes un carro con espacio para llevará otros a la iglesia... en fin! Dios nos tegaló una gran diversidad de dones para cubrir todos los detalles necesarios. Tu don es tuyo pero para compartirlo con otros y que el nombre del Señor sea glorificado. No hay mayor honor! Oremos al Señor presentando nuestras vidas al servicio de su Reino y entrguemos a Él toda la gloria de lo que hagamos.
1 Comment
Marta González
1/12/2017 07:14:18 am
Excelente. Fui ministrada grandemente. Dios te bendiga
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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