A veces la vida nos trae situaciones donde podemos llegar a dudar de que Dios no es bueno con nosotros. Las dudas llegan a nuestra mente pero si realmente le hemos conocido, con ella llegarán muchas ocasiones que tenemos grabadas en nuestra mente, donde sí hemos visto la bondad de Dios en nosotros y recordaremos su Palabra que es fiel y verdadera, que nos muestra que nuestras dudas no son válidas. Leia en estos días nuevamente la historia de Rut, muy conocida en la Biblia, pero en esta ocasión Dios me llevó a enfocarme en la vida de Noemí, su suegra. Normí había perdido a su esposo y a sus dos hijos varones, quedando sola. Sus nueras se ofrecieron a ir con ella, pero ella les dijo que eran libres para volver a casarse. Noemí no solo había quedado allá, se había quedado sin sustento y sin ayuda. En Rut 1:12-13 dice: “Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.” Les habló de que se sentía amargada, y de que la mano de Jehová estaba en su contra. Noemí sintió que Dios no la amaba por las circunstancias que le había tocado vivir, y básicamente les dijo que ya no tenía esperanza. Humanamente hablando, la realidad no mostraba muchas opciones, pero Dios siempre tiene un plan. En medio de las dificultades Dios te ve. Él no te abandona aunque no puedas verle o aunque no puedas creerle. Dios obró a través de Rut, con un plan maravilloso, que Noemí no vislumbraba en estos momentos. Me encanta como dice ya en el capítulo 4:13-17: “Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Éste es padre de Isaí, padre de David.” No solo Noemí vio la mano de Dios en su vida, sino que el pueblo daba gloria a Dios por su bendición. Me encanta que dice que Jehová sería el restaurador de su alma. Dios quitaría la amargura de su vida, sanaría el dolor. Dios la sustentaría en su vejez. Dios cuidaría de ella, como siempre lo hizo, aún cuando ella no lo podía ver. Es difícil el estar sumergido en una situación difícil donde no hay salida ni opciones humanamente posibles, o disponibles. Pero Dios siempre tiene un plan para sus hijos. No significa que no pasemos por el dolor, o la escasez, pero Dios tiene cuidado de nosotros. Dice en su Palabra que echemos toda nuestra ansiedad sobre Él. No dudemos que Él será el restaurador de nuestras almas, Él será nuestro sustentador. Deposita sobre Él tus preocupaciones y tus temores, y Él hará. Oremos al Señor presentando nuestros temores y nuestra ansiedad. Que nos ayude a confiar plenamente en Él aún cuando las circunstancias no nos permitan verle. Que nuestro testimonio lleve a otros a glorificarle y llegar a Él.
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Lo recuerdo muy bien, como si fuera hoy. A esta hora estábamos totalmente incomunicados. No teníamos servicio de energía eléctrica, servicio de internet, ni celulares, ni televisión. El radio de baterías había dejado de funcionar. Solo teníamos de fondo el sonido de la lluvia y los vientos del huracán. Como para tratar de crear un ambiente normal en la casa, me dispuse a preparar un desayuno en la estufita de gas que habíamos colocado sobre la estufa. Solo nos quedaba esperar...y orar. Lo que enfrentábamos en estos momentos, no lo había vivido básicamente nadie que estuviera vivo en estos tiempos. No teníamos idea de cuando iba a terminar, ni la trayectoria que había tomado realmente, pero tampoco sabíamos cómo estaba el resto de isla, fuera de el pedacito frente a nuestra casa que podíamos ver a través del cristal de la puerta de la sala. Pasamos las horas, todos en la sala, recostados en el sofá, en el piso o mirando hacia afuera. El ruido de los vientos en los cuartos era ensordecedor y aunque tratabas de ignorarlo, se hacía muy presente. Si el huracán duró muchas horas, mucho más tiempo las consecuencias que aún se extienden al día de hoy, un año más tarde. Necesitábamos saber de nuestros familiares, así que en la Suzuki Vitara nos dimos a la tarea de ir a casa de mi tío de 93 años y mi hermana que vivía con él. Buscamos en el vehículo las emisoras de radio, pero no conseguimos ninguna. Al salir de nuestra casa, nos topamos con una destrucción sorprendente. Los árboles que aún estaban de pie, no tenían hojas y exhibían un color que sugería que se habían quemado. Los pedazos de techos de aluminio tirados por doquier, los semáforos virados o en el suelo con los postes que los sostienen, árboles muy grandes tirados en el suelo con los pedazos de cemento de la acera que rompieron al caer, las ventanas de cristal de los condominios rotas, en fin, no imaginábamos cómo estaría el resto de la isla. Luego de esquivar y pasar sobre escombros pudimos encontrar bien a nuestros familiares. Dios utilizó la noche antes a una amiga de la iglesia a transmitir “por error” un video en vivo en Facebook. Solo como cuatro personas lo vimos antes de que ella se diera cuenta que había sido público. En ese video, daba ese versículo que acompañó en este blog. Mientras pasamos el huracán y los días siguientes, hasta el día de hoy, solo puedo pensar que Dios nos guardó como en la hendidura de la piedra donde nada nos pasó, pero sí pudimos ver su gloria. No nos faltó alimento y no se dañó lo que teníamos en la nevera. Cuando no conseguimos hielo en las filas y le oramos que alguien nos trajera hielo a la casa, solo pasaron varios minutos hasta que la vecina nos llama para darnos un envase con hielo. Nuestra estructura no sufrió daños, ni se afectaron nuestros trabajos. Nuestra iglesia no sufrió ningún daño mayor, sólo algunos detalles. Fuimos más que bendecidos. No quiere decir esto que Dios no estaba con los que perdieron sus casas o sus pertenencias. Ellos vieron la mano de Dios de manera diferente: en los vecinos que abrieron sus casas, en los que ayudaron a recoger sus cosas, en los que les dieron un plato de comida o un vaso de agua, en los familiares que les enviaron un pasaje para llevárselos de la isla, y en los que no tuvieron mucha ayuda, pero Dios les dio las fuerzas y la sabiduría para sobrevivir. Este tiempo nos hizo compartir con nuestros vecinos y con nuestras familias sin la distracción del internet. Vimos niños jugar en la calle que no veíamos antes, nos sentábamos todos a la mesa a la misma hora y dábamos gracias a Dios por las cosas más simples. Vimos que podíamos ser felices y vivir con poco. Pudimos apreciar todos esos años donde estando en la autopista de los huracanes, ninguno nos había tocado de gran magnitud. También aprendimos qué hay que ser sabios y prepararnos para las tormentas de la vida y ser responsables. Dios movió a su iglesia a ayudar a los que necesitaban más que nunca. Puerto Rico se está levantando con la ayuda de Dios. Tú tienes que levantarte en tu vida también y asirte de quien puede darte las fuerzas y te puede sostener ante las tormentas de la vida, y no hablo solo de lo físico. Oremos al Señor por el día que nos ha regalado hoy y por todas las cosas pequeñas que tenemos que no apreciamos a diario. Que podamos ver cuán ricos somos solo al tener su presencia en nuestra vidas y que nos ayude a seguir levantándonos como país y que podamos ayudar con lo que tenemos al que lo necesite. Hoy es el cierre de la serie de la Mujer Virtuosa de Proverbios 31, adaptándola a los tiempos en que vivimos en el 2018. Pudimos ver muchas cualidades que hacen de esta mujer alguien completamente perfecta. Muchas nos intimidamos a veces por lo que ella implica, pero hemos visto que todo se hace dependiendo del Señor. De Él provienen nuestras fuerzas, nuestra sabiduría y todo lo que hacemos es para Él y por Él. Más que todo hemos sido llamados a ser luz en un mundo que vive en tinieblas. El examinarnos y ver lo que nos falta, es razón suficiente para acercarnos más al Señor para que nos siga transformando como lo ha hecho desde que le conocimos, para nada es motivo de desánimo o frustración porque no es algo que no va a fluir naturalmente en nosotras, más sí es fruto del Espíritu Santo. Es más fácil dedicarnos a amar al Señor en espíritu y en verdad, y su amor a través de nosotras será de bendición a los que nos rodean. Los hombres en nuestras vidas, ya sea padres, esposos, y hasta los hijos deben ser de apoyo a nosotras, mientras nosotras respetamos sus roles en cada lugar. El camino de la Mujer virtuosa comienza desde niña, y no cuando contraemos matrimonio. De hecho, el capítulo instruye a un hijo en que características debe buscar en una mujer para considerarla para una relación matrimonial. Debemos recordar que nuestras palabras de bondad y nuestro carácter solamente va a reflejar lo que tenemos en el corazón y nuestra relación con Dios. Nuestro tiempo debe ser manejado como buenos mayordomos del Señor y nuestras prioridades deben mostrar el carácter de Cristo y que sean de bendición a nuestra familia. Nuestro valor y estima no se encuentra en la belleza externa ni en los éxitos terrenales que podamos alcanzar, nuestro valor descansa en el sacrificio de Cristo en la cruz. Dios nos ha bendecido para bendecir a otros y para que con nuestras vidas otros puedan verle, conocerle y glorificarle. Quiero que estes consciente de que muchas de las cosas que hagas quizás parecerán no ser apreciadas o no reciban unas palabras de gratitud, pero Dios te ve, y somos siervas del Señor, quien merece toda la exaltación y gratitud. Cada vez que actuamos conforme a la voluntad de Dios nuestra vida reflejará su gozo y viviremos la vida abundante que Dios preparó para nosotros. Recuerda que no estás sola. El compartir con el cuerpo de Cristo, o sea, la iglesia, y con personas que sean de apoyo, no es indicador de debilidad, sino de sabiduría al reconocer que no lo sabemos todo, que no vivimos solas en el mundo, y que el buscar ayuda nos hará más fuertes. Recuerda que aún Moisés necesitó que le levantaran las manos. Prefiero ser débil a los pies del Señor, y humilde ante mis hermanos en la fe, que fuerte en mis propias fuerzas y sabia en mi propia opinión. Oremos al Señor dando gracias por su Palabra que es lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestros caminos. Pongamos nuestras vidas a los pies del Señor rindiendo todo lo que somos para que sea Él quien nos moldee y nos transforme. Que otros puedan ver en nosotras una mujer virtuosa, separada para Dios, que se goza en bendecir a otros. Cirugías bariátricas, maquillaje permanente, cirugías pláticas, extensiones de pelo, implantes...y podríamos seguir mencionando cosas muy costosas y dolorosas que las mujeres hacen “todo por la belleza”. Es muy difícil mantener los estándares de belleza del mundo en el que vivimos cuando es tan cambiante y muy pasajera. Antes estaban de moda las cejas finitas, luego las gruesas, y ahora las que están más rellenas. Realmente es agotador poder estar al día con todo eso. Y no crean que estoy en contra de esas cosas. Yo también voy al salón de belleza y no veo nada de malo en eso. El problema es cuando lo que quieres arreglar te define. No puede estar tu identidad en la belleza, ya que la Biblia misma te dice que es vana la hermosura, está vacía, no hay nada en ella que pueda llenar el vacío que llevas por dentro. Engañosa es la gracia, puedes tratar de engañar a otros con tus apariencias y las virtudes que disimules, pero será solo por un tiempo, eso también es pasajero. Debemos ser sabios e invertir en lo que permanece, en lo que es eterno, y eso es nuestra vida en Jesús. Algunos podrían admirar tu belleza física, pero cuando al verte otros ouno den glorificar a Dios, créeme que la impresión que estás dejando va a marcar una vida para siempre. Más “el corazón alegre hermosea el rostro”. Y solo encontramos en Jesús ese gozo eterno, que va más allá de las circunstancias y más allá de nuestras capacidades. Tu apariencía no te define, tu carácter, tus actitudes y tu manera de enfrentar la vida, si te definen. Tu valor no lo ponen los demás y no cambia. Tu valor lo estableció Dios en la cruz del Calvario donde se derramó sangre para poder salvarte. No hay mayor valor que este. No hay nada más bello que un rostro que se ve radiante por la plenitud del Espíritu Santo en esa vida. Es motivo de gozo cuando alguien nos pregunta si somos cristianos porque se refleja en cómo nos vemos. La Mujer virtuosa enseñará a sus hijos a cultivar la belleza que permanece y dará afirmación a su esposo, quienes también tienen su estima y se comparan a los estereotipos de hoy día. Oremosnal Señor para que nos ayude a cuidar de nuestro cuerpo, que es templo del Espíritu Santo, pero de la manera correcta, y no basar nuestra autoestima en cómo nos vemos externamente. Igual que no seamos quienes juzguen en otros la belleza externa, sino que aprendamos a ver a las personas como Dios las ve. Que nuestra belleza interior pueda impactar otras vidas para vida eterna. Hemos estado estudiando las características de la mujer virtuosa que describe Proverbios 31, y como identificarla en los tiempos que vivimos, ya que las enseñanzas de la Palabra de Dios aplican a todo tiempo. Bien dice en Mateo 24:35 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Y antes de terminar esta serie, hoy le hablamos a todos los que son esposos, novios y a todos los que son hijos. Existen en muchas mujeres virtuosas en este mundo, que dan testimonio con sus vidas de la transformación maravillosa que sólo Dios puede hacer en las vidas de sus hijos. Conozco mujeres que se levantan al amanecer a orar por sus familias, mujeres que trabajan desde el amanecer hasta altas horas de la noche, que sirven en ministerios sin descuidar su hogar, que son piadosas y tienen misericordia para los que le rodean y son sensibles a sus necesidades; igualmente conozco otras que recién comienzan el camino de la fe, pero tienen una pasión increíble. Y todas ellas tienen algo en común: les gustaría ser apreciadas y amadas. No lo necesitan, porque ellas sirven incondicionalmente y lo hacen para Dios, quien siempre las ve. Por eso llamo a todos los hombres y a todas las mujeres que se rodean de mujeres virtuosas para recordarles que las hagan sentir apreciadas. Quizás eres padre o madre y puedes demostrarle a tu hija la bendición que es tenerla en tu vida. Parte del fruto de la mujer virtuosa es que otros puedan identificar en ella una virtud especial que no es común a la mujer natural, sino a la mujer que ha sido redimida con la sangre de Cristo en la cruz. Dios nos ha bendecido con personas maravillosas en nuestras vidas y no solo con alguna mujer. Debemos amar y cuidar las personas que nos rodean que de alguna manera u otra nos ayudan, nos bendicen y nos demuestran su amor a través de servicio. Debemos admirar esas personas, mujeres u hombres que crían a sus hijos mientras trabajan y sirven al Señor. Somos más que bendecidos cuando estamos rodeados de ellos. Debemos bendecir a nuestros pastores, quienes sirven en un rol de mucha responsabilidad y a veces se sienten desmayar. De esos bendecir aquellas maestras que imparten cada día la educación a nuestros hijos, ya sea en la escuela o en las clases bíblicas u cuidos de las iglesias. Que el fruto sea recogido y disfrutado. Nuestras palabras de afirmación les ayudará a seguir sirviendo en amor y sabrán que van por buen camino. ¡Varones! Es su tiempo de bendecir. Dios hizo a la mujer sensible a lo que escucha, tus palabras son importantes, debes expresarlas, no solo mostrarlas. Oremos al Señor para que nos muestre a quien debemos bendecir al apreciar y reconocer lo que hacen por nosotros muestras de ocupan de reflejar a Cristo en sus vidas. Usemos palabras de afirmación y bendición. “Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.” Proverbios 31:27 RVR1960 En el diccionario “no comer pan de balde” significa “no recibir de gracia una cosa, sino por su fatiga y trabajo”. En palabras sencillas, podríamos decir que es no esperar que las cosas lleguen de gratis, sino que trabajemos para obtenerlas. Dios creó el trabajo, y aunque nos pareciera a veces que es un castigo, no lo es. Es parte del carácter de Dios que debemos imitar. Tampoco es bueno irnos a los extremos porque Dios mismo nos dio ejemplo al descansar de la creación al séptimo día, y no es porque estuviera cansado. Todo tiene su tiempo, como leemos en Eclesiastés. Así que el problema no está en si debemos trabajar o no, trabajemos o no, nuestro día sigue teniendo 24 horas. ¿Qué hago con el tiempo de ocio? Esa es la pregunta importante que debemos siempre contestar. Podemos encontrar en la Biblia consejos para toda nuestra vida diaria. Leemos en 1 Timoteo 5:13 “Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran.” Como hijos de Dios, nos exponemos más a las tentaciones de este mundo que nos son ocasión de pecar cuando estamos ociosos. En Ezequiel 16:49 nos dice de esta manera. “He aquí que ésta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.” El tiempo que desperdiciamos en el ocio o la pereza, podría ser utilizado para las obras a las que estamos llamados para el reino. La Mujer virtuosa administra su tiempo, al igual que el tiempo de ocio. Podemos tener descanso, pero ¿que hacemos con nuestro tiempo libre? ¿Nuestro tiempo libre está siendo de edificación a nuestras vidas, o es ahí donde más estamos pecando? ¿Lo que hacemos edifica o nos nutre espiritualmente? ¿Dejamos cosas importantes a las que debemos dedicarnos para estar ociosos? El ocio es una artimaña del enemigo muy utilizada en estos tiempos donde todo parece resolverse y hacerse de forma automática. Somos la generación “fast food” donde todo lo queremos rápido, automático y sin mucho esfuerzo. Trabajamos más horas para pagar que otros u otras máquinas hagan nuestras tareas para que nos sobre más el tiempo. Eso mismo lo hemos enseñado a nuestros hijos. Ya tenemos lavadoras, no lavamos a mano la ropa, secadoras para no ir al tendedero, microondas, llevamos los carros a lavar a los car wash automáticos, hacemos compras online y ahorramos el tiempo de ir a las tiendas, y muchas cosas más. Pero como que cada día se invierte menos tiempo a la familia, al hogar y al servicio del reino de Dios. ¿Donde está el tiempo que hemos ahorrado? Como dice el verso, es una realidad que nos confronta, el que no podemos dar por gracia o por sentado que la educación de nuestros hijos, las tareas del hogar, el orar y estudiar la Palabra juntos y tantos otros detalles van a ocurrir por si solos. Y no me malinterpreten, Dios puede transformar con su poder un hogar, o el corazón de tus hijos, aún el tuyo, por su gracia. Pero Dios nos instruye en su Palabra a invertir nuestro tiempo en lo que permanece. Muchos pecados se maquinan en la mente, y se justifican, en el tiempo de ocio. ¿Que Dios espera de nosotros? ¿Que enseñamos a otros? Mi tiempo de ocio puede llevarme a que otros hablen de mi y eso manche mi testimonio como Cristiano. La Biblia ya nos lo advierte. Peor aún, puede llevarme a yo utilizar mi tiempo para murmurar y hablar mal de otros. Oremos al Señor para comprometernos a examinar nuestro tiempo libre y que sea su Espíritu Santo el que nos dirija para toda buena obra. Que mi testimonio sea uno que glorifique al Señor y otros vean su carácter en mi. Hemos visto en esta serie de Proverbios 31 sobre la Mujer virtuosa muchos aspectos sobre hacer tareas, trabajar y servir a nuestra familia y a otros. Esta cualidad de hoy va más al interior, para ser llamada virtuosa. Dice que “cuando habla sus palabras son sabias, y da órdenes con bondad”. Algo hemos aprendido en este caminar cristiano y es que todo lo que reflejamos en nuestro exterior, es simplemente la expresión de lo que tenemos en el interior. No importa cuánto quieras disimular o esconder algo, tus acciones y tus gestos van a delatarte. Detrás de esa ira irracional, que te hace explotar con el más mínimo incidente, hay heridas sin sanar. Detrás de esa irritabilidad puede haber stress. Y detrás de todas las cosas que no te permiten que las palabras dulces, amables y sabias fluyan naturalmente, puede que necesites acercarte más a Dios. Mateo 12:34 dice que “de la abundancia del corazón habla la boca”. No solo debes administrar y organizar tu hogar, es necesario, guardar y limpiar el corazón. Por eso es necesario que dediques tiempo a leer la Palabra de Dios, ella te mostrará que áreas de tu corazón deben ser limpiadas o sanadas. Ese tiempo a solas con Dios donde derrames delante de Él todas tus preocupaciones y todos tus corajes, el presentarte delante de Él con toda sinceridad, si ya Él te conoce, y sabe lo que vas a decir desde antes que lo pienses. Pero tú necesitas desahogarte y descansar en su presencia. Reconocer que Él te va renovando en su amor, para perfeccionar la obra que comenzó en ti. Él sabe que tienes debilidades, y te ofrece su fortaleza. Muchas veces ni nosotros mismos sabemos lo que nos ocurre o porque reaccionamos de cierta manera. Dios nos conoce a la perfección. Podemos pedirle como dice en el salmo 139 que escudriñe nuestros corazones y nos revele lo que no podemos ver. Otras veces son conductas aprendidas lo que nos hace reaccionar o hablar de manera poco amable. Si creciste en una casa donde todo el tiempo gritaban, quizá tu gritas también, y lo ves normal, no te das cuenta que hablas gritando. Así que cuando otros te mencionen algo de tu conducta que los ofende, o los hace sentir mal, pídele al Señor que te muestre lo que tú no ves. Las palabras amables y bondadosas aplacan la ira, pueden evitarte discusiones y problemas, pero sobre todo, lo más importante, reflejan el carácter de Dios a través de tu vida. Es un gran privilegio que otros puedan ver a Dios a través de tu vida y tus acciones, de lo que hablas. No te pierdas esta bendición.Tus palabras van a ser sabias cuando reflejen el temor que tienes de Dios. “El principio de la sabiduría es el temor a Jehová “. Tus palabras van a reflejar el tiempo que pasas con Dios. Lo que nos produce deleite lo compartimos con otros sin que nos pregunten siquiera. Cuando vivimos enamorados del Señor hablaremos de sus maravillas y bondades todo el tiempo. Que tú pasión por el Señor se note. Oremos al Señor para que examine nuestros corazones y podamos reflejar su carácter cuando hablemos con otros. Que anhelemos pasar más tiempo con Él, recibiendo alimento espiritual. Trabajo en un laboratorio clínico, como les he mencionado recientemente, y es asombroso la cantidad de personas jóvenes que llegan con enfermedades inflamatorias, dolores crónicos y que toman antidepresivos. Cada día surgen más condiciones autoinmunes, o sea, condiciones donde el sistema de defensa del cuerpo tiene fallas y te ataca tu propio cuerpo, como lo es la psoriasis, la artritis reumatoidea, el lupus, y muchas otras. Y muchos de esos pacientes tienen un denominador común: el stress. Stress que no existía años atrás y que con los cambios en los estilos de vida y las culturas aumenta más cada día. Hasta he escuchado a niños decir que viven con stress. Las mujeres muchas veces se llenan de ansiedad tratando de tener todo bajo control y nos damos a la tarea de querer saber lo que nos traerá el día de mañana para tratar de resolverlo hoy. Dios es el único que tiene todo bajo su control. Nosotros estamos bajo el cuidado y la protección de Él. ¿Porque entonces nos da ansiedad y temor? El pasaje nos dice que la Mujer virtuosa se viste de fortaleza. La fortaleza no proviene de ella, se cubre de ella. La fortaleza de nuestra vidas proviene del Señor. Se viste de dignidad, porque nuestro valor hoy y mañana y pasado mañana no depende de las circunstancias ni de lo que otros hagan, mi valor no cambia, porque Dios no cambia. El me hizo, Él me redimió y soy de Él. No hay temor al futuro porque mi amado Señor Jesucristo ya está en él. Mi futuro está escrito en detalle en la Palabra de Dios, la Biblia. Cuando tengo la revelación de quién es mi Dios, y quien soy yo, puedo reírme de gozo a diario, puedo vivir confiada y experimentar la libertad que ya Dios compró para mí con la sangre de su Hijo Jesucristo. Solo debo confiar, tener fe. Todo lo que me agobie lo entrego a Él en oración y Él me escuchará, me consolará, me dará sabiduría para enfrentar lo que sea y Él va a obrar. La mujer virtuosa deposita su confianza en el Señor y da ánimo y paz a su esposo y a su familia. Si eres soltera, puedes ser ánimo y testimonio para tus padres, tus hermanos o tus amigos. Vístete de la fortaleza y dignidad que sólo Él te puede dar, y verás brillar la gloria de Dios. Oremos al Señor para entregar sobre Él toda ansiedad o preocupación que podamos tener y que derrame de su gracia sobre nuestras vidas para que podamos experimentar La Paz y la libertad que ya Él nos dio. Pureza. ¿Qué ves en tu mente cuando lees esta palabra? Quizás piensas en algo completamente blanco, reluciente, sin mancha. ¿Te ves a ti mismo como puro? Dios espera pureza en nuestra vida y nuestras acciones. No es un asunto de edad, de estatus civil, ni de sexo masculino o femenino. Dios realmente espera pureza en tu vida. Ya la obra más difícil Él la realizó en la cruz para lavar tus pecados con su sangre, derramada por ti. Dios nos dio un Espíritu Santo que nos acompaña y nos guía, y nos redarguye cuando es necesario. Dios no espera que lo hagamos solos o en nuestras fuerzas, espera que lo hagamos asidos de su mano. Hay otro pasaje similar a el que acompaña este escrito. “Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino fino.” (Éxodo 35:25) En esta ocasión se refiere a los trabajos voluntarios para la ofrenda del tabernáculo donde se posaría la gloria de Dios para el pueblo de Israel en el caminar a través del desierto. El lino era una tela fina, utilizada en la Biblia en muchos pasajes como símbolo de pureza, y santidad. La mujer virtuosa no solo trabaja para el sustento, ella también trabaja para la obra del reino y para el sustento espiritual. Como ofrenda a Dios le entregamos nuestra pureza. No importa tu pasado, Dios hace todas las cosas nuevas. La mujer virtuosa trabaja en la pureza de su vida y su hogar. Es un gran testimonio en medio de un mundo caído, donde la sociedad nos enseña mentiras que denigran nuestro valor, tanto como mujeres, como a los hombres, donde nuestros cuerpos y nuestras acciones no tienen estima y se vive sin reglas y sin guardarnos. El problema es que tampoco guardamos nuestro corazón. Dios quiere guardar tu cuerpo, tu mente y tu corazón. Tu vales mucho para el Señor. Tu vales precio de sangre. Dios quiere vestirte de lino fino y darte una vida nueva, solo debes tener fe. El pecado que nos asedia, nos hace creer muchas veces que no podemos dar más, que somos lo que ya hemos nos vivido y que no hay remedio. Dios tiene el poder de renovar tu vida. Dice en Isaías: “Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el SEÑOR —. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.” (Isaías 1:18). No hay nada imposible para Dios. El mundo quiere hacerte creer que eres del montón y que tú valor está en las posesiones o en los puestos de poder, pero tu verdadero valor está en ser un hijo de Dios, a quien Él limpia y da una vida nueva. Trabajemos para ofrendar nuestra pureza al Señor, una vida de integridad y honestidad. Oremos al Señor para presentar nuestras vidas a cara descubierta ante Él. Que podamos trabajar las áreas de nuestra vida donde nos revele que no tenemos pureza, para seguir transformando nuestras vidas hasta que Él complete la obra que comenzó en nosotros. ”Su esposo es respetado”. Así lo expresan otras versiones para este mismo pasaje. Proverbios 12:4 nos reafirma: “La mujer virtuosa es corona de su marido.” Todos hemos escuchado que el esposo es la cabeza del hogar y el sacerdote espiritual. Conocemos o al menos tenemos algún conocimiento de la función del esposo y la esposa en el hogar y en la relación matrimonial. Igualmente debes saber que cuando esos roles se invierten, o cada parte no realiza lo que le corresponde, hay problemas. No te hablo de feminismo ni machismo, solo te hablo de el diseño divino, que fue creado por Dios para mostrarnos como debe funcionar un hogar. Es muy fácil pensar que cuando la otra parte falla en ocupar sus responsabilidades, es nuestra tarea ocupar esos zapatos y caminar con ellos. De momento puedes pensar que puedes caminar bien, el problema está en la dirección a la que te diriges. Con todo este movimiento de las mujeres empoderadas, y el feminismo, podemos llegar a ver a la Mujer virtuosa o a la mujer como ayuda idónea, como algo anticuado, que no le da un buen lugar a la mujer de estos tiempos. Y es todo lo contrario, el diseño de Dios va por encima de lo que podamos entender con nuestras limitaciones o la programación cultural con la que llegamos al matrimonio. Si estás soltera, déjame decirte que la renovación de tu mente en este aspecto debe comenzar ahora, y no cuando te cases, ya será un poco tarde. Nuestros temperamentos pueden ponernos a competir sobre nuestros roles. Pero si por ejemplo, el esposo no está llevando a cabo alguna tarea como cabeza del hogar, es función de la mujer, ayudarlo a que pueda darse cuenta y apoyarlo para quitar alguna inseguridad que pueda tener. La esposa puede aconsejar y orar por su esposo para que el Señor le fortalezca en las áreas necesarias. No es nuestra función el ser impacientes y hacerlo nosotras, o criticar todo lo que haga mal. Podemos ayudar al Señor a crear hombres que amen ser nuestros sacerdotes en el hogar y sean guiados por Él para tomar sabias decisiones. Hacer eso no nos hace sentir inferiores, o esclavas. Simplemente llevamos a cabo el rol que nos corresponde, y vamos creciendo espiritualmente, y vamos creando hogares saludables, con Dios como centro. Nuestros esposos serán respetados y conocidos por sus frutos. Un esposo que ama a Dios tiene una gran responsabilidad de cuidarte y tratarte como Cristo a su iglesia. No hay nada mejor que sentirse cuidada, amada y protegida por un esposo que refleja el carácter de Dios y tu eres parte esencial para lograrlo. Tu vas a disfrutar del resultado. El ser una mujer virtuosa, el ser una Hija de Dios ya te da suficiente valor y estima. Oremos al Señor para que nos dé la sabiduría para llevar acabo nuestros roles, según correspondan, para darle a Él toda la gloria y la honra, y edifiquemos hogares saludables. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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