Podemos diferir en muchas cosas, pero hay un gran acuerdo de pensamiento cuando vemos que una persona inocente sufre castigos o consecuencias que no son suyas. A través de los tiempos los han impactado los asesinatos de personas inocentes, como lo fue el holocausto, los genocidios de Rwanda, el 9/11, las masacres de tiradores solitarios en escuelas y otros lugares públicos y los asesinatos simples donde muere una persona que estaba en el lugar equivocado, a la hora equivocada. Todas esas historias han marcado la humanidad y son relatadas una y otra vez, pero solo una de ellas puso su huella en la humanidad como parte de un plan de amor, donde un inocente, siendo santo y perfecto, dio su vida para salvar la humanidad. Jesucristo no solo marcó los tiempos del ser humano en AC y DC, sino que trajo a este mundo la única forma posible de redención para nuestras almas. Un inocente, Hijo de Dios ocupó el lugar que nos correspondía en la cruz bien ganado por nuestro pecado. ¿Y cómo es posible que se nos hace más fácil relatar los eventos de las guerras y genocidios a otros, que el gran evangelio que hemos recibido? ¿Cómo es posible que no nos atrevamos a hablarles a otros de la fe en Jesucristo que hemos recibido? ¿Cómo es posible que vivamos a diario olvidando nuestro evangelio y solo lo recordemos cuando vamos a la iglesia el domingo? Como hijos de Dios tenemos la historia de buenas noticias más importante del mundo, que es capaz de rescatar almas de la perdición eterna a la vida eterna. ¿Cómo podemos vivir y dormir en paz sin compartir el evangelio al que hemos sido llamados? Contamos las historias donde inocentes han muerto para que sus muertes no hayan sido en vano, y pasamos por alto la más grande de todas. ¿Será porque se nos olvida que nunca lo hemos merecido? El plan de Dios de salvación tuvo un costo. Que cada día podamos pedirle a Dios que nos lleve a la cruz para que no se nos olvide. Oremos al Señor para que nos dé a través de su Espíritu Santo el denuedo y el amor para hablar a otros del evangelio. Que podamos recordar a diario la cruz y cómo cambió nuestras vidas para siempre.
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Ser fiel en las buenas es fácil. Ser fiel en las situaciones difíciles requiere mayor esfuerzo. Ser fiel en la abundancia es fácil. Ser fiel en la escasez, no es tan fácil. Ser fiel en la salud es fácil. Ser fiel en la enfermedad, es complicado. ¿Qué significa ser fiel? La definición según el diccionario es: “ que es firme y constante en sus afectos, ideas y obligaciones y cumple con sus compromisos hacia alguien o hacia algo.” Nosotros somos infieles por nuestra naturaleza de pecado. Sin embargo, Dios es fiel en su naturaleza, es uno de sus atributos. ¿Cuántas veces hemos entonado cánticos donde decimos al Señor que estamos dispuestos a dejarlo todo por Él, a perderlo todo por Él? ¿Cuántas veces hemos leído la Palabra y pensamos que pagaríamos el costo de seguir a Cristo, y haríamos lo posible por ponerlo en primer lugar? ¿Cuántas veces hemos leído que el gozo es parte del fruto del espíritu? Estamos muy convencidos de todo esto pero la verdadera convicción se muestra cuando perdemos el empleo, cuando nos dan la espalda, cuando estamos en escasez económica o cuando estamos en enfermedad. Es en esos momentos que el verdadero gozo debe mostrarse, que la verdadera adoración debe fluir, y que nuestras preocupaciones no ahoguen nuestras prioridades espirituales. En estos momentos difíciles es que podemos conocernos realmente, y ver cuán firme es nuestra fe. Los tiempos de angustia van a sacar quienes somos verdaderamente y en qué creemos. ¿Presento mis problemas al Señor cuando ya he agotado todos los recurso si o es mi primera opción? Por el contrario, ¿puedo en medio de los problemas enfocarme en adorar a Dios o las preocupaciones ocupan mi tiempo de calidad en oración y meditación de la Palabra? Es en medio de las pruebas, que mientras a nosotros se nos hace difícil confiar en Dios de que estamos en sus manos y tiene cuidado de nosotros, Él nos muestra su fidelidad. Somos agraciados en tener la fidelidad de Dios a diario, pero la damos por sentado en la rutina y en los tiempos buenos. Somos más que bendecidos en que sus bondades, sus misericordias y su fidelidad no cambian, ni están condicionadas a nuestro comportamiento. Que la prueba saque mi mejor alabanza y no mi peor queja. Oremos al Señor presentando nuestras cargas y preocupaciones para dejarlas allí, a sus pies, y podamos tomar las alabanzas y las palabras de adoración y exaltación como mis motivaciones diarias, aún en medio de las circunstancias que pueda estar viviendo. Que escuchen de mi una nueva canción y no las mismas quejas, para que su nombre sea glorificado. Todos esperaban por años al salvador del mundo. Ante los ojos naturales lo lógico hubiera sido que naciera en una gran ciudad, rodeado de riquezas, con toda la gente prominente de la sociedad presente en tal acontecimiento. Nos han hecho creer que las personas importantes son las que tienen un nombre reconocido, poseen muchos bienes materiales, un lugar respetado en la sociedad, y tienen su tiempo muy controlado por las actividades de negocios y sociales, lo que hace que no sean muy accesibles a todo el mundo. Cuando nos comparamos ante tales modelos o estándares podemos menospreciarnos y no entender el valor que realmente tenemos y lo que con la ayuda de Dios podemos lograr. Dios no de rige por las reglas que se imponen culturalmente. A Dios nadie lo limita, le enseña, ni le ordena qué hacer. Siendo un Dios omnipotente, omnisciente y omnipresente, puede obrar como su soberanía le permite, pero muchas veces nos limitamos a la realidad de la cajita donde vivimos cuando tenemos acceso a mucho más. Para salir de esa “cajita” necesitamos la fe. La fe es un don de Dios. Él nos amó desde antes de la fundación del mundo. Él pensó en ti. Él sabía que el pecado nos alejaría de Él y trazó un plan de redención a través de la muerte en la cruz de su único Hijo, Jesucristo. Su Espíritu Santo obra en nosotros para que podamos entender esas verdades espirituales y podamos llegar a la restauración de nuestra relación con Él. Luego quiere usarnos para su gloria y llevar el evangelio. Para eso recibimos poder del Espíritu Santo, para ser sus testigos. Todo lo ha hecho Él. Todo lo que necesita lo suple Él. Al igual que le plació usar a Belén, una muy pequeña ciudad para el nacimiento de Jesús, puede usarnos a nosotros para llevar un evangelio tan grande. Y esto no depende de nosotros, es don de Dios. No es por lo que ves en ti a simple vista que se harán milagros, es por quien habita en ti. El enemigo de las almas quiere desanimarte, derrotarte, para que no lleves el mensaje y vivas en inacción. Pero debes mirar más allá de la caja donde te encuentras y ver que el Dios que te llamó te capacita, te acompaña y te guía hacia la obra que preparó para ti de antemano. ¡Preparó unas obras solo para ti! ¡Envió a su hijo a morir por ti! ¿Crees qué puedes ser más importante que eso? Si te ves como muy pequeño para llevar el evangelio no estás mirando en el lugar correcto. Dios se glorifica en nuestras debilidades y el hace cosas nuevas de lo que está roto. En tu pequeñez habita la gloria majestuosa del creador del universo y no existe privilegio mayor que ese. Oremos al Señor para que quite de nosotros cualquier desánimo o cualquier cosa que quiera detenernos para que no llevemos su evangelio. Aquí no hay espacio para el temor ni las inseguridades. Que podamos recordar que tú suples todo lo que necesitamos. Amén. Todos hablan de que Sara se rió ante las palabras de Dios para su vida sobre tener un hijo en su vejez, a los 90 años. Por eso su hijo se llamó Isaac que significa risa. Pero el padre de la fe, como le conocemos, Abraham, también se rió ante las mismas palabras. ¿Crees que de ti puede salir bendición? ¿Crees que puedes hacer algo grande? ¿Crees que puedes cambiar el mundo? Quizás lo primero que te venga a la mente son tus debilidades, tus imperfecciones. Basado en eso, no creo que te sientas capaz. Al pensar en algo grande, que trascienda generaciones, luchamos con muchas dudas. Y tienes toda la razón. Abraham tenía razón. ¿Quien iba a tener un hijo a los 90 años? Y Dios le dijo sólo eso, y que sus descendientes serían tantos como las estrellas del cielo o la arena del mar. ¿Qué crees que hubiera pensado si le hubiera dicho que era parte de la genealogía de Jesucristo? Dudamos porque nos enfocamos en lo que tenemos, o en lo que somos. Las grandes cosas solo se pueden lograr asidos de la mano de Dios. La grandeza qué hay en nosotros capaz de cambiar al mundo es su misma presencia, su evangelio depositado en nosotros. Separados de él nada podemos hacer, como dice en Juan 15. Los planes de Dios para nuestras vidas muchas veces no tienen sentido si los miramos a la luz de la lógica terrenal. La descendencia del salvador del mundo saldría de una pareja estéril, y no solo eso, pasada de edad. Vemos la historia de Noemí, una viuda que perdió a sus hijos varones y quedaría sola, con gran dificultad para ganarse el sustento, pero una de sus nueras decidió quedarse a su lado, creer en su Dios, y llegaron a la estabilidad cuando ésta se casa con Booz. La historia de David, un pastor de ovejas. No lo consideraron a la hora de ir a vencer a Goliat, ni cuando fueron a su casa a escoger al próximo rey, sin embargo, derrotó a Goliat y fue ungido rey. En estos casos, situaciones nada lógicas, todo lo que a simple vista parecía imposible, fue parte del plan de Dios y marcaron la historia. Estas personas son parte de la genealogía de Jesucristo. Dios los escogió para ese propósito y fue glorificado a través de sus vidas. Quizás hoy te ves lleno de defectos, de debilidades y no puedes ver algo grandioso en ti, pero no es casualidad que leas esto. Dios tiene un propósito y un plan para ti también. Quizás hoy tú puedes marcar la historia del mundo, o de tu iglesia, o de tu familia. Dios quiere usarte. Solo debes tener un corazón conforme a Dios, que le anhele y se rinda ante Él. Solo debes amarle y creer a su Palabra. La grandeza que puede salir de ti, proviene de Él. Oremos al Señor dando gracias por el privilegio que es el tener su Palabra. No solo nos guía y nos alienta, también podemos ver que su poder se perfecciona en nuestra debilidad y utiliza personas como tu y como yo para hacer obras extraordinarias. Que podamos rendirnos ante su voluntad para que nos guíe para su gloria y que otros puedan llegar a Él para salvación de sus almas. El pasto de al lado siempre se verá más verde. Ya está listo, y no tenemos que regarlo, podarlo, ni trabajarlo. No viene con complicaciones. O, eso podríamos pensar. La infidelidad no sólo es una de las causas mayores para el divorcio, también es la causa de muchas personas heridas, incluyendo niños, que tenemos en nuestra sociedad. El haber sufrido infidelidad por parte de tu cónyuge, queda tan arraigado en el corazón, que es muy difícil de sanar. Y esos corazones quebrados siguen dando paso a más relaciones, que se convierten en dañinas, no solo para ellos, sino para los que le rodean. El haber sufrido una infidelidad debe atenderse y es bien probable que necesites ayuda para poder sanar. La Biblia nos da consejos en todas las áreas. Es nuestra mejor fuente de sabiduría, y debería ser la única. Aplica tanto a hombre como a mujer. Vemos en la Palabra como las tentaciones siempre van a estar ahí, pero Dios nos da herramientas para combatirlas. Pienso que aún mayor que el amor que puedas sentir por tu pareja, lo que va a sostener esa relación es el tener siempre presente el compromiso que han hecho. Las emociones vienen, van, y cambian. La Palabra nos dice que “engañoso es el corazón “. Así que debemos sostenernos sobre lo que es firme y no cambia, y eso es el Señor y el compromiso que hicimos que no trae cláusulas de ajustes ni cambios. Dijimos que en enfermedad, en salud, en pobreza, en riqueza. El compromiso implica en belleza, en tiempos que no nos vemos tan bien, en alegrías, en depresión. El compromiso es para toda la vida, hasta que la muerte los separe. Eso no abre ventanas para escaparse antes. Es un pacto que no da lugar a terminaciones. cuando podemos entender lo importante de este pacto, primeramente escogeremos bien con quien vamos a compartir el resto de nuestras vidas, y trabajaremos para mantenerlo. Las cosas buenas de la vida requieren esfuerzo y dedicación. ¿Quieres que el lado de tu pasto se vea más verde? Trabájalo. No hay nadie más feliz que aquel que se siente amado, apreciado y protegido. Ayuda a la buena autoestima de tu pareja, y lucirá sus mejores sonrisas y sus mejores destellos. Disfruta la mujer y el hombre de tu juventud. Disfruta lo que tienes en casa, riégalo con amor y muéstralo a otros. Honra a Dios y Él bendecirá tu hogar. Oremos al Señor presentando nuestros hogares. Que podamos cuidar nuestras relaciones y poner un alto a lo que el mundo tiene de moda, pero que ha ido dañando los corazones de nuestra sociedad. Que podamos ser ejemplo y motivar a otros a ser fieles. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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