Mi esposo me dijo hoy sobre la condición de salud de la suegra de su hermano gemelo. Ha tenido complicaciones junto a su condición de cáncer en etapa avanzada, recién descubierto. Cuando pienso en que palabras podrían ser adecuadas y que sean útiles y de apoyo para ellos en estos momentos, lo primero qué pasa por mi mente es la experiencia vivida hace 14 años con la muerte de mi madre. Fue un golpe muy duro para mí en esos momentos. Fue muy repentino el diagnóstico de cáncer, y solo tres meses para asimilar la idea de perderla. Irónicamente, mientras su vida se apagaba, una vida crecía dentro de mí que a sus cinco meses de gestación experimentó todos los sentimientos encontrados que envuelven el perder físicamente a tu mamá. En ese momento, las palabras de tantas personas parecían fluir con el viento, y las escuchaba al parecer de muy lejos, ante la negación de lo que estaba ocurriendo. ¿Qué puede consolarte en un momento así? Ya las palabras las había comenzado a ignorar desde el hospital cuando escuchaba a otros decir que era mejor que Dios se la llevara de una vez para que no sufriera. Es una sensación como si el mundo siguiera en movimiento mientras yo voy a otra velocidad. Así que con todo esto en mente, estos recuerdos emotivos que llegan a mi mente, ¿qué podría yo decir? Puedo decirle a Mayra que aunque sentí debilitarme por un momento, Dios me levantó. Cuando pensé que ya no tendría suficientes fuerzas, Él me cargó. Cuando no quería escuchar palabras de consuelo porque no las entendía, hubo gente guiados por su Espíritu Santo que se unieron a un sólo sentir con nosotros. Encuentro muy apropiado el versículo que aquí utilizo porque somos instrumentos de Dios para completar el gozo de nuestros hermanos en la fe que así sienten haberlo perdido. Dios nos llama a unirnos en amor y un mismo sentir. Somos parte del consuelo maravilloso que Dios tiene para los que le aman y para aquéllos que aunque no le busquen, alcanzan de Él misericordia. No necesito decir palabras hermosas, sólo debo alinear mi corazón y dejarme usar por el Señor. Todos aquellos que dijeron presente en mi proceso de la enfermedad de mi madre y la pérdida, fueron los que reforzaron mis fallas, dejándose usar por Dios, dejándome aquí, catorce años después aún de pie. Dios nos ve. Él ve nuestro interior y conoce nuestro sentir. Puedes estar confiado en que proveerá lo que necesites emocionalmente. Para el apoyo en calor humano, aquí estaré. Oremos al Señor por Margarita Préstamo, por su condición de salud y por su salvación que solo Dios conoce. Oremos por Mayra Rosado y su esposo Mirito, incluyendo a su familia por fortaleza en un momento tan difícil. Que puedan ver la mano de Dios de forma sobrenatural, dando a Él toda la gloria y la honra que merece.
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Mi hijo llevaba varios meses diciéndonos que le interesaba tomar clases de dibujo. Muchas veces nuestros hijos dicen que quieren algo y al otro día se les olvida o ya no les interesa porque luego cambian de parecer. Así que lo escuchamos varias veces hacer su petición hasta que nos percatamos que hablaba en serio: realmente quería mejorar sus técnicas para dibujar. Así que pensamos en la escuela de bellas artes de nuestro pueblo por varias razones, siendo la principal de ellas el hecho de que es gratis. Investigamos entonces los requisitos para solicitar y uno de ellos era pasar una audición. En este caso, debían hacer dos dibujos observando unos objetos que le mostraban, y el tercer dibujo debía ser producto de su imaginación. Hace más de un mes lo llevamos a la audición, quedándonos a la expectativa de si lo eligirían o no. Pues agraciadamente, le avisaron hace tres días y nos citaron para entregarnos la lista de documentos requeridos para la matrícula. Eran varios documentos para buscar y varias formas para completar. Pues bien, al final, ya pudo ingresar y comienza esta semana sus clases. Estamos acostumbrados a que en la vida todo lo ganamos a través de nuestros esfuerzos. Es como si estuviéramos en una eterna audición para ganar la aceptación y el amor de los demás. Audicionamos para obtener un trabajo. Audicionamos para ganar un noviazgo. Audicionamos para encajar en la sociedad en que vivimos. Y realmente...es agotador. Para cada vez que queremos ganar algo ponemos nuestra mejor cara o la que queremos que otros vean. Podemos ser sinceros también, pero en todos los casos tenemos la ansiedad de si lo hicimos bien, y si obtendremos el resultado que queremos. Pero Dios rompe nuestros esquemas. Él no requiere una audición. ¡Es más, Él no quiere ni le interesa que audicionamos! Él nos conoce tal y como somos, conoce nuestras buenas cualidades, al igual que nuestros peores defectos. Conoce nuestro interior, mejor de lo que nosotros mismos podríamos describir. Conoce perfectamente nuestras debilidades, y conoce aún mejor nuestra incapacidad para poder salvarnos. Por eso en su amor, la salvación nos la ofrece gratis. Él hizo todo lo necesario. Fue Él quien cumplió con todos los requisitos, venciendo la muerte y el pecado en la cruz. No existe nada que podamos hacer para ganar tal salvación. NO HAY NADA QUE PODAMOS HACER PARA MERECERLA. Tuvo misericordia de mí...y tiene misericordia para ti. Sólo debes creerle por medio de la fe en Jesucristo, y entregarle lo único que puedes darle: tus pecados. Tal amor me derrite y me muestra la necesidad que tengo de un Dios tan grande. Oremos al Señor dando gracias, en actitud de humillación al reconocer que no somos merecedores de nada, sino que Su misericordia y amor nos rescataron. Demos gracias porque no se requiere audición de nuestra parte. Veía esta tarde con mi esposo una película basada en una historia real donde relataban la hazaña de un hombre equilibrista que cruzó sobre un cable en los aires las torres gemelas de Nueva York recién construidas en aquel tiempo. La película muestra muchos aspectos de su preparación, desde niño y hasta cómo debía preparar la cuerda que pretendía cruzar para que fuera firme y estable. Tuvo su mentor, quien le enseñó todos los detalles que debía conocer y además le regaló muchos consejos. El consejo que más me impactó fue cuando le dijo que muchos equilibristas que fallan en sus intentos y hasta habían perdido la vida en el acto, lo hacían a tres pasos de llegar al otro extremo porque se confiaban de que ya habían llegado a la meta, cuando aún faltaban pasos por recorrer, aunque estuvieran cerca. Esta enseñanza trajo al instante e versículo que les comparto aquí. Nuestra vida Cristiana comienza primeramente en la mente y el corazón de Dios antes de la fundación de mundo, pero nuestro caminar comienza el día en que le entregamos nuestra vida a Cristo. Es un proceso de crecimiento, comparado en la Biblia con un bebé que recién nacido se alimenta de leche y luego va creciendo y pasando a otras etapas donde luego come viandas, o alimentos sólidos. Muchas veces vemos e camino que hemos recorrido y podemos con orgullo pensar que ya lo hemos logrado. Esto puede suceder si nos comparamos con nosotros mismos y no con Dios. Al compararnos a la santidad de Dios nos daremos cuenta de que nos faltará siempre un gran camino por recorrer. Mientras más le conozcamos, más nos veremos retratados y podremos ver nuestras fallas y pecados. Debemos pensar como Pablo, que aún no hemos llegado para no confiarnos y pensar que no nos queda nada nuevo por hacer o por aprender. Siempre nos faltarán esos tres pasos hasta que Él venga o vayamos a Él primero. Pero lo mejor de esto, es que no caminamos solos...Él va a nuestro lado y mora dentro de mí. Mi equilibrio me lo da mi Señor. Oremos al Señor agradecidos por tanto amor y misericordia. Demos gracias porque est camino no lo recorremos solos y Él nos irá perfeccionando hasta que Él venga. Que podamos recordar que no hemos llegado pero por su Gracia, vamos de camino. Realmente vivo en un país donde el tema de política habita por siempre y no sólo en temporada de elecciones. Las cosas en nuestra isla van de mal en peor, incluyendo todos los aspectos, tanto desde el punto de vista económico y yendo hasta el punto de vista moral de nuestra sociedad. La prensa hace una excelente labor llevando las malas noticias a un tono casi educativo por las muchas repeticiones con que las debemos escuchar. Se criticaba al pasado gobierno por todo, y ahora, a solo pocos días de establecido el nuevo partido también le echamos lodo para destruir su imagen. Nos quejamos constantemente de lo mala que es nuestra situación actual, pero nosotros mismos desmoronamos lo que se trata de construir. Y no digo con esto que un gobierno sea mejor que el otro, sino que todos los ciudadanos estamos divididos buscando el bien individual y no el colectivo. Como dice la Biblia, una casa dividida no puede permanecer en pie. Pero leyendo los versículos anteriores, algo profundo llegó a mi corazón. No soy una ciudadana común: soy cristiana y luego ciudadana. Dios me ha dado una gran tarea: amar al prójimo como a mí mismo. ¿Me duele lo que le duele a mí prójimo? El ver a mi isla en decadencia, abundando el pecado, ¿crea en mí un profundo dolor y anhelo de interceder por ella, pidiendo la misericordia de Dios? Sabemos que hay cosas que están profetizadas, pero eso no debe ser una excusa para endurecer mi corazón. ¿Qué hago ante las personas que veo en necesidad? Visito una iglesia que se dedica en gran manera a ayudar al prójimo en necesidad, y ¿cómo estoy aportando yo ante un llamado de ofrendar de las bendiciones que Dios me ha dado para que otros puedan ser bendecidos? ¿Podría decir que tengo un clamor ante Dios para un avivamiento y sanación de mi tierra? Habiendo conocido la gracia y la misericordia de mí Señor, para mí, los deberes de ciudadano no son los mismos. ¿Cómo estoy trabajando para con mi testimonio impactar otras vidas? Sentarme a criticar a otros en las redes sociales no aporta nada a mi país, ORAR y clamar sí puede hacer la diferencia. Dios me colocó en el lugar donde vivo para tener un propósito aquí: Él es mi estandarte. ¿Dónde está el amor por mi país? Oremos al Señor presentando nuestros líderes del país olvidando partidos políticos y divisiones y madurando al ciudadano que glorifica a Dios y que haya en mí un clamor genuino, un dolor por las personas a mi alrededor que me mueva a dar de las bendiciones que hoy disfruto y a llevar el único mensaje de esperanza que es Cristo Jesús. Que pueda anhelar un avivamiento para mi tierra. Normalmente, en las tardes mientras trabajo en el laboratorio, es común que haga trabajo de oficina. Trabajó con las facturas a los planes médicos y otros asuntos administrativos. Como paso la mayor parte de la tarde sola en la oficina, me gusta poner música con una bocina que tengo conectada a mi teléfono, para escuchar radio u otras aplicaciones. De esta manera no me da sueño y las horas parecen viajar más rápido. Pues estaba escuchando esta semana, y cantando mientras trabajaba en la computadora cuando de momento, la música se dejó de escuchar. Entonces, mientras pensaba en que pudo haber ocurrido, me enfoco en mirar el celular y veo que tiene un mensaje que decía: " ¿todavía estás escuchando? ". Le escogí que sí y la música se siguió escuchando. Hay momentos en nuestra vida en que hemos dicho que dejamos de escuchar a Dios. A mí me ha sucedido. El tiempo en que vivimos nos tiene muchas veces acostumbrados a llevar una relación con Dios, que si no estamos atentos, se vuelve superficial. Estamos muy ocupados todo el tiempo y a veces es como si tuviéramos a Dios de fondo en todo lo que hacemos, como la música en mi trabajo, cuando nuestras ocupaciones deben estar de fondo, y Dios en el primer lugar. Puede haber muchas razones para que el Señor " deje de hablarnos". Realmente, Él siempre está presente y no sólo nos habla a través de su Espíritu Santo, también nos habla si leemos su Palabra, en la oración o por medio de un mensaje o estudio bíblico. La cosa es que cuando creemos que le hemos dejado de escuchar, hacemos como yo hice, nos detenemos y dejamos a un lado lo que nos ocupa para verdaderamente prestar atención a la voz de Dios. Dios siempre va a querer el primer lugar en tu vida. Es de gran bendición cuando nos detenemos para poder escuchar. Es en las pruebas pequeñas y en las cosas rutinarias donde nos es más fácil fallar. Hoy, detente a escuchar. Oremos al Señor para deleitarnos en su presencia y pidámosle que modifique las cosas que nos hacen alejarnos para escucharle. Que podamos gozarnos con lo que Él tiene preparado para nosotros. En estos días tenía como dicen por ahí "fiebre" con el horno en la cocina. Resulta que la casa no trajo espacio para estufa, sino que venía con un tope de estufa integrado en el gabinete. Como amo la cocina, eso siempre me tenía un poco frustrada. Pero ahora en las vacaciones mi esposo junto con su hermano removieron el gabinete y pusieron una estufa con horno. Así que me sentía como una niña con muñeca nueva. Horneé varias cosas pero el domingo en la noche decidí hacer unas galletas de coco y avena con una receta que ví en internet. No soy muy fanática de las galletas así que era la primera vez que hacía unas. La cosa es que quedaron de show para ser una principiante de galletas. También salieron muchas así que compartimos llevando a mi trabajo, a varios familiares y mi esposo llevó a sus compañeros de trabajo. Todos quedaron encantados. Mi esposo en la tarde me dijo de lo buena que quedaron y que a los compañeros les gustó tanto que le pidieron la receta para prepararlas. Ahí como que en mi interior, sin decirle nada a él, sentí como un sentimiento de pertenencia y orgullo, donde pensé que si compartía la receta, como que me iba a quitar algo a mí. Este mundo nos enseña que lo bueno que tenemos, nuestros secretos del éxito no los debemos compartir con otros para que no nos roben las ideas. Pero lo cierto es que Dios me dio un don para la cocina, porque así lo he visto y aunque he bendecido personas con él, quizás podría utilizarlo más para Su gloria y no para la mía. Nos pasa en nuestro caminar cristiano. Descubrimos dones y talentos que el Señor en su misericordia nos regaló. Y con lo que hemos aprendido desde que nacimos vemos la gran bendición de tener ese don o ese talento, pero muchas veces se nos olvida que e lo propósito es bendecir a otros, sobre todo edificar la iglesia. Todos tenemos dones, a veces no nos damos cuenta de cuáles son. No necesariamente debes tener un don para predicar o enseñar a otros. Puede ser que tu personalidad amigable haga sentir bienvenidos y amados a personas que llegan nuevas a la iglesia, o se te haga fácil el poder evangelizarles. Quizás tienes un carro con espacio para llevará otros a la iglesia... en fin! Dios nos tegaló una gran diversidad de dones para cubrir todos los detalles necesarios. Tu don es tuyo pero para compartirlo con otros y que el nombre del Señor sea glorificado. No hay mayor honor! Oremos al Señor presentando nuestras vidas al servicio de su Reino y entrguemos a Él toda la gloria de lo que hagamos. Me gusta mucho ver programas de cocina en la televisión. Hay uno que me gusta por el ambiente en que se desarrolla y es que la chef, en este caso cocina desde su casa en el campo donde viven. Mientras enseña recetas de cocina, muestran como es la vida rutinaria de tener una granja, y la vida familiar de ella, con su esposo y sus hijos. Algo peculiar es que siempre sale un perro que la acompaña en el piso de la cocina. Ya hasta los fanáticos del programa le hacen preguntas de cómo cuida de su perro, por lo familiarizados que están con él. Pues resulta que leo ayer la noticia de que su perro de tantos años había fallecido. Si algo a los seres humanos se nos hace difícil es enfrentar el duelo. Puede ser de un familiar, de alguien que amamos, de un amigo, o hasta de una mascota. Así le sucedió a Rizpa. Rizpa tuvo que enfrentar el duelo de perder a su hijo, y verlo colgado. Ella en su amor de madre no descansó hasta que pudiera darle sepultura. David al ver el comportamiento de ella, dispuso de los cuerpos. Rizpa enfrentó un dolor inmenso. No todos enfrentamos los duelos de la misma manera. Pero a todos nos duele. Es tan aceptado en nuestra sociedad y que hasta hay leyes que te protegen de ir a trabajar cuando un familiar muy cercano fallece para que atiendas el funeral. Es en los funerales donde encontramos las personas que no vemos con mucho tiempo y donde a veces se cruzan viejos amigos. No fue así el caso de Jesucristo. Dios envió a su Hijo único a morir por personas que ni siquiera se preocuparían por su muerte y mucho menos sufrir un duelo. Le siguieron multitudes, pero al final quedó solo. Fue en los ricos su sepultura como fue profetizado pero no se dolieron con Él a quienes tanto amó. Aunque su muerte duró tres días, porque venció la muerte con su resurrección, significó restablecer una relación que había sido rota por el pecado. Él murió por mí cuando aún yo no le buscaba. Él puso su vida voluntariamente para salvarme de un castigo que si merezco. No estuvimos físicamente en su muerte, pero si estuvimos representados allí. Si sólo crees que el es tu único salvador, que dio su vida en la cruz por ti y que eres pecador, y tú única forma de limpiar el pecado es siendo lavados con su sangre, su muerte y resurrección transformarán tu vida. Ya Él murió y reina en Gloria. Ahora nos toca morir a nuestro yo, a nuestra voluntad para que podamos vivir para Él. Él nos regaló la vida eterna, sólo por su Gracia y Misericordia. ¿Vivirás para Él? Oremos al Señor agradecidos por su sacrificio en la cruz. Que siempre podamos recordar que cada día debemos vivir para Él y morir al yo. Que podamos llevar el mensaje de la cruz a los que no se han confrontado con el. Todos amamos el tiempo de vacaciones. Y me imagino que no soy yo la única que el día en que nos toca regresar al trabajo, en mi caso el día de hoy, lo encontramos pesado y no estamos muy emocionados al respecto. Y no tiene nada que ver con que no nos guste trabajar o nuestra profesión. Puede gustarnos lo que hacemos y después de unas felices vacaciones nos da trabajo regresar. Uno hasta se va fantaseando, y piensa en que si fuera millonaria, no tendría que trabajar. ¿Y porqué experimentamos esa sensación? Y en gran medida, es mi opinión que nos gusta el tiempo de vacaciones porque no nos encontramos atados a un horario de trabajo o a estar presente ciertas horas en un lugar, y como consecuencia tenemos la libertad de escoger, sin ninguna presión a qué hora levantarnos, a dónde queremos ir, o si sólo queremos descansar. Nos sentimos que tenemos realmente el control sobre nuestras vidas. Y es que por naturaleza, esta raza humana corrompida por el pecado, nos cuesta siempre someternos y traemos la rebeldía como un hecho. Por eso el vivir conforme a lo que Dios quiere para nosotros no se nos hace una tarea sencilla. Nuestros deseos y anhelos, y nuestra voluntad buscan imponerse sobre todo lo demás. Y lo sorprendente de esto es que Dios nos conoce. Él lo sabe. Y aún así nos amó primero. Sabe que no está en nuestra carne el obedecerle y por eso no nos dejó desamparados. Dios nos dio su Espíritu Santo para ayudarnos en nuestras luchas. Dios está a una oración de distancia cuando necesitamos de Él. Aún cuando no estemos conscientes de su presencia, Él nos acompaña. Mientras más conscientes estemos de que está en nuestras vidas las veinticuatro horas, crecerá en nosotros el anhelo de agradarle. No necesitamos tener el control de nuestras vidas. Dios siempre lo tiene, y esas son las mejores manos. Cuando queremos controlarlo todo, lo que traemos es ansiedad a nuestras vidas, cuando Dios nos ofrece descanso. No es difícil, solo debemos rendirnos ante Él y Él hará el resto. Oremos al Señor entregando a sus pies nuestras ansiedades y preocupaciones reconociendo que Él tiene cuidado de nosotros y rindamos nuestra voluntad para poder vivir en obediencia a Él. Él se encargará de lo demás. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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