Como les he relatado anteriormente, la gastronomía es mi pasatiempo, en diferentes maneras. Así que estaba viendo la serie de los chefs, y esta vez le tocó el turno a un chef de Brazil. Él tuvo la experiencia de compartir con diferentes tribus del Amazonas y en una ocasión lo llevaron donde una mujer mayor que era la experta en cocina en el lugar. Ella con mucho detalle le preparó una sopa de hormigas y se la dio a probar. Él miró asombrado lo que tenía de frente y para no defraudarla probó solo del caldo, quedando impresionado con su sabor. Le preguntó sobre que especias había utilizado, y mientras él le insistía en las hierbas usadas para confeccionar un caldo con tan impactante sabor, ella le insistía que no fueron hierbas, que eran las hormigas y que debía probarlas. El chef ante tal insistencia llevó a su boca el delicioso caldo impregnado de hormigas. Para su sorpresa, las hormigas eran el sabor a hierbas que pudo degustar. Luego pensaba en su restaurante en el primer momento en que probó el caviar, tan lujoso y sólo servido en la alta cocina. Y recordó su reacción, que fue bastante neutral porque no le causó una impresión como él anticipaba. Pero, ¿qué le lleva a pensar que debe gustarle el caviar pero no las hormigas? Y llegó a la conclusión de que fue la cultura quien se lo enseñó, y no lo que en esencia es cada alimento. Les parecerá un poco extraño esta base para mi tema del blog de hoy, y es que me llevó a pensar en otras cosas. El primer mandamiento para nosotros en la Biblia es amar a nuestro Dios sobre todas las cosas, con todas nuestras fuerzas. Y el segundo madamiento es amar a tu prójimo como a ti mismo. Pero, ¿cómo podemos cumplir con ese segundo mandamiento si no nos amamos a nosotros mismos primeramente? Este mundo y su cultura nos ha enseñado muy bien a notar nuestros "defectos", a poder exaltar lo que nos hace diferentes al molde de belleza establecido, a compararnos con el éxito que espera esta sociedad. Si no me acepto y me amo como soy, como Dios me creó, es muy difícil amar realmente a otros. Tendemos a juzgar en otros nuestras mayores inseguridades. Si creo que tengo una nariz fea, voy a observar la nariz de los demás para ver quien la tiene perfilada o quien la tiene mas grande o virada que yo. Si mi inseguridad es mi físico por el peso que tengo, voy a observar en otros cuan flacos o gorditos son, si han aumentado de peso, si han rebajado mucho de repente. Si no me gusta el tener cabello rizado, voy a observar el cabello de los que me rodean. Y así sucesivamente se nos va el tiempo juzgando a otros, y perdiendo el tiempo que tenemos para amar. Cuando yo entiendo que soy una creación hermosa de Dios, del que todo lo hizo perfecto y vio que era bueno, del que me conoce desde el vientre de mi madre y tuvo cuidado de mí, entonces puedo amarme tal y como soy, y no tengo que encajar en el molde de nadie para ser feliz. En ese momento podré ver la belleza en los demás. No debo reclamar a Dios porque me hizo de tal o cual manera, debo agradecerle que me creó con muchos detalles y me hizo única. Para mi todos serán exquisitos como el caviar y no diferenciaré si su forma es de hormiga o de lujo. Oremos para entregar a Dios nuestras inseguridades y ver la belleza con que Él en sus detalles nos creó. Que nos ayude a ver al prójimo como Él los ve y su Espíritu Santo nos alerte sobre no juzgar o criticar a los demás. Cuando critico, dejo de amar.
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Estamos en el tiempo donde todos los avances tecnológicos y el fácil acceso a toda la información que necesitas, no importa el tema, nos lleva a que creamos en el poder de nuestra mente y nuestra voluntad, y que con ellas alcanzaremos todo lo que nos propongamos en la vida. Esto nos lleva a que tenemos muchas decisiones por tomar. Vivimos en la era de la autosuficiencia y la inteligencia, lo que ha ido llevando al ser humano a pensar que no es necesario un Dios que tenga el universo, creado por Él, en sus manos. Cada vez hay menos espacio donde acomodar a Dios porque los llamados derechos de los hombres defienden el que nadie tenga control sobre tu vida, te diga lo que debes hacer, ni te detenga en tus planes. Pero dentro de este mismo mundo, vino un salvador a entregar su vida por personas que no lo merecían. Un grupo de personas creemos que existe un Dios todopoderoso. Creemos que todo no termina con la muerte terrenal, sino que realmente comienza con ella. Creemos en la Biblia como el libro de instrucciones para nuestra vida y experimentamos la presencia de un Dios de amor. Deseamos agradarle y vivir por Él. Hemos visto como el seguir sus mandamientos y sus consejos plasmados en la escritura han traído paz, sabiduría y bendición a nuestra vida y a nuestras familias. Podemos dar fe de que es un Dios real, que sana, que nos da gozo y paz y suple todo lo que necesitamos, sea físico o espiritual. Yo he creído en que quiero caminar en Su voluntad y le consulto cada decisión que tengo que tomar, por mas cotidiana que parezca. Ya me he equivocado mucho en mis decisiones pero he recibido dirección de Él que me ha llevado a grandes bendiciones. A Él le presento todas mis angustias y mis pesares y Él me escucha. Pero la bendición que es para mí esperar en Él, resulta en incomodidad para otros que no creen que realmente Dios nos hable. Cada día es mas común el que vean como una pérdida de tiempo el confiar y esperar en Dios. Dios permite que las palabras de Job se plasmaran en la Palabra para que sepamos que Él nos entiende, y que el premio final será mejor y mas duradero que el que nos puedan juzgar. No flaqueemos, porque otros serán testigos de los milagros y de las maravillas que Dios hace a diario en nosotros y querrán experimentarlo también. Vamos a ser apoyo para otros cuando estén en adversidad. Yo quiero seguir esperando en Él. Oremos para presentar ante Dios si nos hemos sentido juzgados o burlados por nuestra fe en Él y perdonemos a aquéllos que lo hayan hecho. El amor de Dios y su Gracia es mas grande que todo y que nos ayude a serle fiel en nuestra vida diaria para que otros puedan encontrar ese gran tesoro. El lunes se dañó uno de los instrumentos del laboratorio para procesar las muestras. Verificamos e hicimos todo lo posible por solucionarlo pero requería de una llamada al departamento de servicio. Me comuniqué con el técnico y por teléfono me hizo varias preguntas y me dio varias instrucciones para tratar de resolver el problema. En uno de esos procedimientos él entendió que el equipo había perforado una membrana que era vital para su funcionamiento y de igual manera, era una pieza que no suelen tener en su inventario regular. Me informa que había que pedirla a EU y llegaría al dia siguiente. No pintaba muy bien la situación. Y, ¿Qué íbamos a hacer con el equipo dañado? De momento todo se vió difícil y aparentemente imposible de resolver el mismo día. Pero las cosas resultaron muy diferentes. Luego de varios minutos recibo otra llamada del técnico diciéndome que encontró una pieza junto a otras de un técnico que se había retirado recientemente y que venía ese mismo día a reparar el equipo. Todavía él no había llegado, pero ya se sentía alivio por la situación. Sabía con certeza que el problema sería resuelto y así fue. Dios está presente en todas nuestras situaciones, pero como me ví yo el lunes, sin ninguna esperanza de poder operar el equipo y procesar las muestras de mis pacientes, así vemoa muchas veces nuestros problemas sin ninguna solución. Tenemos un Dios con un mejor inventario que el técnico, pues el creó y es dueño de todas las cosas. Él está disponible en todo momento, pero muchas veces decidimos "mecanear" nosotros primero antes de poner todo en sus manos. Aún cuando no ves salida, LA AYUDA VIENE EN CAMINO. Oremos con fe, sabiendo que el Señor escucha nuestro clamor y tiene su oído atento a escucharnos. Le damos gracias por que en su misericordia Él nos ayuda y no nos deja desamparados. Pongamos ante Él nuestras preocupaciones sabiendo que aunque no lo veamos, la ayuda viene de camino. Dicen que la guerra saca al relieve lo peor de cada persona. No hay el ánimo ni el tiempo para disimular virtudes. Estás bajo presión y vas a utilizar todo lo que has aprendido, porque la otra opción es rendirse. Solo los soldados mejor preparados tienen las mas altas probabilidades de salir ilesos, y ni siquiera es una garantía. Hay un refrán popular que dice: "en guerra avisada, no muere gente", pero lo cierto es que si muere gente, pero mueren menos. En una ocasión consideré entrar al ejército de los Estados Unidos por los ofrecimientos de ayudas para estudiar, que sonaban muy atractivos. Pero prontamente analicé la idea y pensé que en este mundo nadie dá nada de gratis. Así que nunca he estado en un campo de batalla en tiempo de guerra. Pero si he combatido en muchas batallas. De algunas he salido ilesa, y en muchas me han herido. En slgunas he utilizado las armas que he adquirido, y en otras no he recordado donde las dejé guardadas. He ganado batallas en el primer intento, y en otras he tenido que pelear en el mismo lugar una y otra vez. Tengo que reconocer que en ocasiones he sentido simplemente ondear mi bandera blanca y rendirme. Pero tengo un guardador por el cual aún estoy de pie. Dios amaba al pueblo de Israel, como me ama a mi, y en ese mismo amor los envió a guerras, a luchar en batallas constantemente. Hubo muchas batallas en las que Dios les dio la victoria sin tocar uun arma, como cuando dieron vueltas a los muros de la ciudad de Jericó y en la última vuelta exaltaron a Dios a gran voz y los muros cayeron solos. Dios les entregó la victoria en sus manos. Parecía fácil, ¿verdad? Pero no lo fue. Tuvieron que ser obedientes aún cuando les sonara ilógicas las instrucciones de Dios. Él nos ha dado las armas necesarias para ganar, su Palabra, la oración, la fe y muchas más, como su dirección. Pero recuerda que las guerras exponen lo peor de nosotros. Para vencer no podemos quitar la mirada de Aquél que nos dirige. Pensaremos que que no tenemos la paciencia suficiente o las destrezas necesarias, pero estamos completos en Él. Aún así he pensado que yo sola tengo las fuerzas suficientes para ganar, y es ahí donde su Gracia me levanta y me recuerda que mi fortaleza está en Él. Las batallas nos recuerdan nuestra naturaleza humana, nuestra inclinación a pecar, que es lo peor que tenemos. Pero nos enseñan que necesitamos de un Salvador y Señor que dirija nuestras vidas y nos entrene. Vendrán muchas batallas más, pero ya mi Cristo ganó la guerra. Oremos para pedir perdón al Señor por las veces que he querido batallar sola y no he dependido de Él. Perdón por las veces que he pensado que me abandonó en el campo de batalla y he sido yo la que no he levantado mis ojos para poder verle. Perdón por las veces que no he seguido sus instrucciones porque me parecen ilógicas, o no son lo que yo quiero y me han llevado a salir herida. Oremos para darle las gracias porque con todo eso, Él me rescata cada vez que caigo y venda mis heridas. Gracias porque estoy cubierta con su amor, gracia y Misericordia. Compartíamos anoche con unos amigos en nuestra casa, y veíamos una serie de televisión de la alta cocina. Ya la había visto y quedé impresionada con las historias de chefs que allí presentan y quisimos que ellos vieran varios episodios, sobretodo uno de nuestros amigos que estudia para ser chef. Son tantos los detalles que envuelve una cena en uno de estos restaurantes y el significado que cada chef procura darle a cada experiencia de sus comensales. En la Biblia en el libro de Ester podemos ver como dos banquetes diferentes tuvieron resultados diferentes. El primero, el banquete al que la reina Vasti se negó a asistir al llamado de su esposo, el rey. El despreciar esta invitación le costó el reinado a esta mujer. Para ella fue mas importante el banquete que ya ella misma tenía con sus amigas. Este banquete trajo consecuencias negativas para su vida. En cambio, Ester, huérfana, criada por un tío llamado Mardoqueo, tuvo la oportunidad de llegar junto a otras doncellas del reino para buscar ser del agrado del rey, y así coronarse en la próxima reina. Dios puso en gracia a Ester y fue elegida por el rey como su nueva reina. Con un banquete celebraron no solamente a la nueva reina Ester, sino la benevolencia del rey con su pueblo como consecuencia de haber escogido una reina de su agrado. Este banquete resultó en una gran bendición para Ester, quien mas adelante, gracias a su reinado ayudaría al pueblo de Israel. El Dios es el mismo. El Dios de Ester es mi Dios. Él puede tomar las situaciones de la vida y nuestros errores y transformarlos en banquetes de bendición. Los detalles de la cena, están en Sus manos. Ester no tenía mucho en la vida, pero Dios tuvo misericordia de ella y la vistió con ropas reales. Dios quiere transformarte también y vestirte con sus ropas reales. Dios nos va preparando, como prepararon a Ester para el momento donde nos toca servir y ayudar a salvar a otros. La decisión está en nuestras manos. La mesa está lista, sólo tienes tienes que aceptar. Oremos para descansar en el Señor en que nuestras situaciones Él las va a usar para bendición, todos los detalles están cubiertos por Él. Cambia la situación en la que te encuentras y ven. ¿Vendrás al banquete? En estos días se nos dañó la lavadora de la casa, simplemente no quiso encender más. Esta lavadora había estado conmigo por 17 años y bajo todas las peores condiciones: lluvia, sol, sereno y cinco mudanzas. Tuvo malas noches pero rindió buen trabajo. Ya en estas semanas le comentaba a mi esposo que ya la lavadora no lavaba bien, y podía notarse en la ropa recién lavada. Pensamos cuando saliéramos del quinceañero de la nena en sacar un dinero para comprar otra. Y no nos dio mucho tiempo ya que saliendo de la fiesta como a los tres días expiró. Así fue necesario comprar otra. Conseguimos un buen descuento y mi esposo la instaló. Rápidamente pudimos observar la diferencia, y es que la pobre lavadora anterior ya no tenía la fuerza para lavar bien y remover así las manchas. Así vamos nosotros por la vida. Nacemos y tenemos todas las energías del mundo. Queremos crecer y pensamos que ya de grandes podremos alcanzar todo lo que soñamos y hacemos muchos planes. Luego vemos la realidad y lo difícil que eran nuestros planes al querer llevarlos a cabo. La gente nos desiluciona, nos hiere, surgen cosas inesperadas sobre las cuales no tenemos ningún control como la muerte de un familiar, enfermedades, pérdida de empleos, etc... Entonces vamos perdiendo las fuerzas para seguir. Podemos pensar que debemos olvidar nuestros planes, o desilucionarnos con lo que nos rodea. Hay personas que llegan al punto de flaquear en su fe y pensar que no tienen el favor de Dios. Pero Dios sí nos ve. Él tiene un plan y conoce los nuestro Él ve cuando perdemos las fuerzas y cuando nos desanimamos. Él conoce que somos débiles. Aún los que somos mas fuertes, en ocasiones podemos percibir todas nuestras debilidades. Y es que solo Él es perfecto. Sólo Él es omnipotente, que todo lo puede. Como dice en Su Palabra, su poder se perfecciona en nuestra debilidad. Es en esos momentos que nos damos cuenta que no podemos seguir adelante sin Él. Él nos espera con los brazos abiertos para darnos nuevas fuerzas y enderezar nuestros planes para darnos un futuro mejor del que hemos pensado. Él no nos descarta, Él nos da una vida nueva. Nosotros flaqueamos, pero Él nos levanta. Cuando no tenemos palabras para decir, Él pone un nuevo canto en nuestros labios. Si he llegado hoy hasta aquí y tengo las fuerzas suficientes para continuar ha sido por su Gracia. No sé que planes me esperan. Los que yo pensé no los veo posibles, pero una cosa sé por seguro: para mi Dios no hay imposibles y sus planes para mi vida son de bien y mejores de lo que yo he podido soñar. Así lo he podido vivir hasta el sol de hoy. Sólo tienes que recordar que Él te ve. Oremos para poner ante Él nuestros desánimos, debilidades y decirle si necesitamos nuevas fuerzas. Pongamos nuestra confianza en Él y Él hará. Lo que nos espera está en sus manos, y nada mejor que eso. Amén. Viví el dia de ayer una experiencia muy angustiosa. Me ví envuelta en la desesperación, me sentí muy traicionada y peor aún, entendí que había perdido el control de la situación... si es que en algún momento lo tuve. Es muy fácil esperar un golpe bajo de nuestros enemigos, pero muy difícil si proviene de quienes amamos o de quienes ayudamos. Pero así es la vida. En algún momento nos toca. Y es cuando nos duele que hacemos planes para evitar que nos suceda nuevamente. El camino que parece mas efectivo es el de mantenernos a raya y no involucrarnos demasiado. David fue a defender la ciudad de Keila aún estando en peligro de que lo encontrara el rey Saúl quien quería matarlo. Dios lo envió a la batalla y él obedeció. Habiéndolos defendido, Dios mismo le confirma que ellos lo traicionarían. Debe haberle caído la noticia como un balde de agua fría sobre su cabeza. Arriesgó su vida por unos hombres que lo entregarían al rey. Ésto lo llevó a huir de nuevo para salvar su vida. Dios un día nos salvó, pero nos dejó en este mundo donde tendríamos aflicciones. Nos envía como envió a David a ofrecerle la salvación a otros y a mostrar el amor divino que hemos recibido. Jesús mismo experimentó la traición por parte de Judas y momentos de angustia, pero siendo Dios no encontró en eso un motivo para detener el plan de Dios, sino que fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz. La solución no es encerrarnos o no exponernos. No logramos nada bueno endureciéndonos tampoco. Tenemos un Dios que es real, que experimentó todo lo que vivimos y sentimos hoy. Su Palabra y amor nos consuelan y nos dan fortaleza y paz en momentos difíciles. Él está presente para sanar nuestras heridas. En medio de mi situación sentí paz. Mi desesperación pudo ser peor, como en tiempos pasados. En situaciones así hubo varios Jonatanes que se unieron a orar por mi y los sentimientos negativos se convirtieron en otra lección de vida para seguir adelante. Oremos por nuestros amigos o familiares, o nosotros mismos que estemos pasando situaciones difíciles, que nos lleven a sentirnos traicionados. Presentemos todo al Señor, confiando como David, que Él nos sustentará y nos guardará. En Él tenemos paz. Ayer se celebraba el dia de los padres y lo celebré con mi esposo porque ya mi padre falleció. Pero tengo un tío muy especial, mas bien, tio de mi madre, quien con su esposa nos criaron a mi hermana y a mi desde pequeñas mientras nuestros padres trabajaban. Como ya tiene 91 años y ya no sale a ningún lugar decidí hacerle un libro de fotos de nuestra familia con las últimas actividades que hemos estado, como el quinceañero de mi nena. Así que hice la orden por internet y diseñé el libro para solamente ir a recogerlo en la tienda. En vez de ir el sábado en la noche, fui a recogerlo domingo de camino a casa de mi tio. Cuando le brindo la información de la orden de recogido a la muchacha que atendía el área de fotos, comenzó a buscar por todas las gavetas y mesas y no encontraba el libro de fotos. Ella siguió buscando, pero no aparecía nada. Entonces decidió llamar a la gerente y ésta fue para ayudarla. Tan pronto la gerente llegó al área buscó en unos sobres que se encontraban al lado de la caja registradora y allí estaba mi orden. Muchas veces hemos estado en los zapatos de esa muchacha y no necesariamente buscando algún objeto. Cuando llegan situaciones difíciles a nuestras vidas nos bloqueamos de tal forma que no vemos salida. Nos abrumamos con los problemas y no vemos una solución. Ese era el caso de David quien estaba huyendo porque el rey Saúl lo buscaba para matarlo. Pero Dios envió a su mejor amigo Jonatán. Jonatán animó a David a no flaquear en su fe aunque todo parecía en su contra. Nosotros necesitamos amigos como Jonatán que nos ayuden a ver mas allá cuando no encontramos la salida o cuando nuestra fe se debilita. Dios no nos deja solos y nos va a proveer ayuda en diversas maneras. Está muy de moda el que tú puedas lograr solo todo lo que te propongas, pero es de sabios recibir ayuda y escuchar consejos. Ésto también ocurre del otro lado. Tú eres un Jonatán que puede ayudar a un amigo a ver la salida en momentos de dificultad. Tú tienes la capacidad de apoyar a otros a mantener su fe. Tú puedes ser dirigido por Dios quien ayude a un amigo a levantarse cuando se ha caído. Tu eres importante para que otros sigan corriendo la carrera de la fe y la vida. Oremos primeramente dando gracias a Dios por los Jonatán que ha puesto en nuestras vidas y los bendiga. Que Dios nos guie para bendecir a otros que necesitan ayuda en medio de sus problemas y situaciones difíciles. Que podamos ser ojos adicionales que puedan ver más allá y encontrar soluciones. Hay una frase muy difícil de pronunciar y es "te perdono". Todos hemos escuchado sobre los beneficios de perdonar a otros y sanar esas heridas que llevamos en el corazón, que en muchas ocasiones son los seres que amamos los que las han producido. Es necesario cerrar capítulos en nuestras vidas para poder abrir otros y seguir adelante. El no perdonar nos detiene y nos hace perder el ritmo que llevamos en nuestro caminar por la vida. Pero si algo nos detiene por mas tiempo es el no perdonarnos a nosotros mismos. Siempre he escuchado que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos y es muy cierto. Nadie conoce mejor nuestras fallas y nuestros fracasos que nosotros mismos. Nos desiluciona mas nuestros errores y nuestras malas decisiones, que lo que otra persona pueda hacernos. Nuestro yo está 24/7. Dirigimos nuestra vida y trazamos nuestras metas en base a lo que creemos que somos. El no perdonarme no me permite seguir adelante y aprender de mis errores. Al contrario, actuamos inconscientemente buscando ser castigados por nuestras fallas o nuestros defectos. Nos lleva a estancarnos también espiritualmente. Dios es perfecto y Santo y nos perdona a tal grado que luego dice en su Palabra que echa nuestros pecados en el fondo del mar y ya nunca mas se acuerda de ellos. Pero nosotros no los olvidamos sino que nos juzgamos por los errores cometidos y no por quien somos en Cristo. El no perdonarme me desanima y me causa una baja autoestima, porque no nos vemos capaces de realizar cosas buenas o dignas. Dios nos va guiando y nos va perfeccionando cada dia. Él va a utilizar nuestros errores para acercarnos mas a Él, para crear en nosotros una mayor dependencia de Él. Solos no podemos lograr muchas cosas y fallamos pero con sus fuerzas podemos seguir adelante. Oremos presentándonos ante Él con corazones sinceros y dispuestos a perdonarnos, si tuve un divorcio y fracasé en un matrimonio, si veo que he fallado con mis hijos, si no he llevado mis finanzas, si no he logrado las metas que un dia me propuse, si no estoy sirviendo a mi Señor como un día le prometí. Hoy es dia de perdonarme. Ya Dios lo hizo. Es impresionante leer en el Génesis el relato de la creación, como Dios con el poder de su Palabra pudo crear cosas que permanecen, son estables y hermosas. Con su Palabra pudo formar cosas que aún el hombre con todos los adelantos tecnológicos que posee el día de hoy no puede crear. Pero algo que llama mucho mi atención es como Dios observa lo creado y dice que "vio que era bueno". Si somos nosotros los que evaluamos las cosas que observamos, a todo le encontramos defectos. Y sí, ahora vivimos en un mundo caído, que ya no es perfecto como Dios lo creó un día, pero su creación permanece. Es que nuestros estándares, los que utilizamos para evaluar o comparar las cosas, son variables, según lo que la corriente del mundo nos dicte. Tiempo atrás el progreso económico era lo mas importante creando industrias que contaminaban el ambiente. Ya el que contamina el ambiente es malo. Igual hacemos con nosotros mismos, como debe ser nuestra apariencia, como debemos hablar, que es bueno o no, es cambiante según el mundo nos diga. Y hay uns presión constante por que seamos iguales a los demás que lo que se sale del molde lo evaluamos como defectuoso, feo, no lo vemos bueno. Esto ha creado un alza en las cirugías estéticas porque debo caer en el molde o no soy bueno. Vemos gente cayendo en la anorexia, porque quieren ser aceptables. Nosotros mismos criticamos a otros y no vemos las personas creadas por Dios como buenas. Jesucristo dio su vida por nosotros. Dios nos creó a su imagen y semejanza, y vio que era bueno. ¿Quienes somos nosotros para juzgar y criticar? ¿En qué baso mi autoestima, en lo que digan los demás de mi? Este mundo en pecado me lleva a ver que nada es bueno, que nada es suficiente, que nada me hace feliz. Pero Dios me muestra su Gracia y su perdón inmerecido, me da gozo y paz y completa mi vida, a tal punto que no necesitas llenarte de nada mas. Estás completo en Él. Eres imperfecto pero Él te va perfeccionando cada día. Tu valor y lo que eres no es cambiante. Tu valor está en el Dios que es eterno y no cambia. Que podamos aplicar eso cuando vayamos a criticar a los demás. Oremos para presentar ante Dios las áreas de nuestra vida en las que nos sentimos imperfectos o no nos gustan. Que podamos ver a otros como Dios los ve. Que con nuestros ojos espirituales podamos ver las cosas como Dios las ve. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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