Pureza. ¿Qué ves en tu mente cuando lees esta palabra? Quizás piensas en algo completamente blanco, reluciente, sin mancha. ¿Te ves a ti mismo como puro? Dios espera pureza en nuestra vida y nuestras acciones. No es un asunto de edad, de estatus civil, ni de sexo masculino o femenino. Dios realmente espera pureza en tu vida. Ya la obra más difícil Él la realizó en la cruz para lavar tus pecados con su sangre, derramada por ti. Dios nos dio un Espíritu Santo que nos acompaña y nos guía, y nos redarguye cuando es necesario. Dios no espera que lo hagamos solos o en nuestras fuerzas, espera que lo hagamos asidos de su mano. Hay otro pasaje similar a el que acompaña este escrito. “Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino fino.” (Éxodo 35:25) En esta ocasión se refiere a los trabajos voluntarios para la ofrenda del tabernáculo donde se posaría la gloria de Dios para el pueblo de Israel en el caminar a través del desierto. El lino era una tela fina, utilizada en la Biblia en muchos pasajes como símbolo de pureza, y santidad. La mujer virtuosa no solo trabaja para el sustento, ella también trabaja para la obra del reino y para el sustento espiritual. Como ofrenda a Dios le entregamos nuestra pureza. No importa tu pasado, Dios hace todas las cosas nuevas. La mujer virtuosa trabaja en la pureza de su vida y su hogar. Es un gran testimonio en medio de un mundo caído, donde la sociedad nos enseña mentiras que denigran nuestro valor, tanto como mujeres, como a los hombres, donde nuestros cuerpos y nuestras acciones no tienen estima y se vive sin reglas y sin guardarnos. El problema es que tampoco guardamos nuestro corazón. Dios quiere guardar tu cuerpo, tu mente y tu corazón. Tu vales mucho para el Señor. Tu vales precio de sangre. Dios quiere vestirte de lino fino y darte una vida nueva, solo debes tener fe. El pecado que nos asedia, nos hace creer muchas veces que no podemos dar más, que somos lo que ya hemos nos vivido y que no hay remedio. Dios tiene el poder de renovar tu vida. Dice en Isaías: “Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el SEÑOR —. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.” (Isaías 1:18). No hay nada imposible para Dios. El mundo quiere hacerte creer que eres del montón y que tú valor está en las posesiones o en los puestos de poder, pero tu verdadero valor está en ser un hijo de Dios, a quien Él limpia y da una vida nueva. Trabajemos para ofrendar nuestra pureza al Señor, una vida de integridad y honestidad. Oremos al Señor para presentar nuestras vidas a cara descubierta ante Él. Que podamos trabajar las áreas de nuestra vida donde nos revele que no tenemos pureza, para seguir transformando nuestras vidas hasta que Él complete la obra que comenzó en nosotros.
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" Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como el huerto del Eden; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas." Ezequiel 36:35
En cuantas ocasiones nos hemos sentido de esa forma: desiertas, asoladas, arruinadas... Las mujeres pasamos por diversas situaciones en la vida que pueden bajar nuestra autoestima, relaciones rotas que nos dejan con heridas, y nos hacen sentir en soledad, sin deseos de volver a amar. Los hogares destruidos se hacen mas comunes cada día, lo que entiendo muy bien, porque pasé por un divorcio. He estado ahi: sé lo que es sentirse sola, sin valor, sin belleza, el sentirse fuera de grupo o no ser aceptada... Dios diseñó este mundo perfecto y para nuestro deleite en una relación de amor con El. La entrada del pecado ha ido degenerando lo que una vez fue un paraíso. Nuestro valor y aceptación va en deterioro, igual que la moral y la sociedad actual. Pensamos que debemos seguir la corriente para sentirnos aceptadas, normales, felices, pero aún así algo falta. El amor de nuestro Dios fue mas allá de las consecuencias del pecado. Su Gracia y Misericordia nos scercan a EL por medio del sacrificio de su hijo Jesucristo. Nuestro valor como mujeres y nuestro gozo y compañía están en El. Yo puedo hablarles de lo que Dios hace con un corazón roto, y una vida sin dirección ninguna. Nuestro valor en El nos hace hermosas, seguras, Fuertes, acompañadas de Su presencia, y restaura todo lo que habíamos perdido haciéndonos nuevas criaturas. Por eso, al leer el texto me compare y veo que soy hoy día como una ciudad fortificada, restaurada, por Su Gracia. Si leemos los capítulos 1 y 2 del libro de Daniel, podemos entender varias cosas. Vemos que Daniel buscó siempre honrar a Dios con su obediencia, y fue cuidadoso de no faltar el respeto a las autoridades que le imponían normas que contradecían las de Dios. Dios así lo ayudó para que su obediencia rindiera fruto. Dios conocía de antemano la situación difícil que Daniel enfrentaría, así que lo dotó de inteligencia y sabiduría para salir airoso, pero toda la Gloria de esa Victoria era para el Señor. Daniel exaltó primero el nombre de Dios, dio toda la Gloria a El, y luego reveló a Nabucodonosor el significado de su sueño.
Al igual que Daniel, Dios espera de nosotros obediencia, y que le honremos con todas nuestras acciones. Después de todo fuimos creados para alabanza Suya! Como mujeres cristianas podemos honrar el nombre de Dios con cada tarea que realizamos. Enfrentamos como Daniel muchas situaciones difíciles, con nuestros esposos, con nuestros hijos, en nuestros trabajos, y hasta en nuestros ministerios. Pero no estamos solas en esto. El mismo Dios que nos dio la salvación, tambien nos regala Su Palabra para servirnos de guia, y nos da la sabiduría para poder tomar decisiones que nos lleven a honrarlo y tener Buenos resultados en nuestras vidas. El está disponible para hablarnos, solo que tenemos que examinar si le consultamos a El primero nuestras situaciones y si estamos dispuestas a caminar los pasos por donde El quiere llevarnos. Así que en la obediencia alcanzaremos bendición, paz y gozo. Necesitamos ser mujeres sabias para poder llevar nuestros hogares y ser ayudas idóneas. Oremos hoy porque Dios guie nuestros pasos y nos de la sabiduría que necesitamos para mostrar el carácter de Cristo en nuestra vida diaria. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy esposa, madre, profesional y pertenezco a ministerios, lo cual no es fácil de manejar, pero mi Dios me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. ArchivesCategories |