En nuestra cultura latina la palabra manso tiene una connotación muy diferente a su significado, sobre todo si se trata de un varón. Nos sentimos incómodos con que nos llamen mansos, cuando la mansedumbre es parte del fruto del Espíritu. He escuchado frecuentemente la frase de que "soy manso pero no menso", tratando de justificarnos. La realidad es que mansedumbre significa: "la virtud que modera la ira y sus efectos desordenados. Es una forma de templanza que evita todo movimiento desordenado de resentimiento por el comportamiento de otro". Un significado muy diferente al que esperábamos. Al igual que los otros que estudiamos, la mansedumbre al ser algo que da testimonio de Dios en nuestras vidas, no fluye en nosotros como algo natural. Tendemos a justificar la falta de ella con que " es que mi carácter es así", "mi temperamento me hace reaccionar de esa forma", etc. La mansedumbre se trata del manejo de nuestra ira y el no guardar rencor. Jesucristo nos exhorta a ser mansos, como Él lo fue, siendo Dios. Todas las conductas que Dios busca modificar en nosotros, no sólo de dan gloria y honra a Él, sino que nos dan una mejor calidad de vida... nos dan paz. Por lo tanto, Dios va a moldearnos para cada día crecer espiritualmente pareciéndonos a Cristo mas cada dia. Dios conoce nuestras debilidades y conoce lo que el mundo nos enseña que siempre va contrario a su Palabra, por eso nos dice en Romanos que es necesario renovar nuestro entendimiento. La mansedumbre revela nuestro carácter cristiano y nos muestra diferentes al mundo. Jesucristo mismo enmudeció y no abrió su boca siendo perfecto y sin pecado, y lo hizo por amor a nosotros y siendo obediente al Padre. Su Palabra nos exhorta a pagar con bien el mal, y nos doce que lo que sembremos, eso recogeremos. Sembremos mansedumbre y no orgullo y altanerías que no nos ayudan a llevar el evangelio a otros. Oremos al Padre pidiendo que dia a dia nos recuerde que debemos ser mansos para que su nombre pueda ser exaltado a través del testimonio de su obra transformadora en nuestras vidas. Si ser manso es parecerme a Jesús, entonces es slgo que yo quiero alcanzar.
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Recordé ahora varios refranes que escuché desde niña aquí en Puerto Rico para referirse a una persona feliz: "está más feliz que un perro con dos rabos", "más feliz que una lombriz", entre otros. Y es que como que la gente ve extraño que alguien parezca feliz. Y es algo que buscamos. Llega esta persona a hacer chistes en alguna fiesta, o actividad, y termina con muchos a su alrededor buscando un rato para reír. Yo muchas veces supe estar en una fiesta u otro lugar y reirme toda la noche, para llegar luego a mi casa a sentirme sola, y ya no con deseos de reir tanto. Gracias a mi Dios eso cambió. La vida que Dios nos regala, es vida abundante y plena. Él nos dice en su Palabra que nos ha dado gozo, es más, nos dio el gozo con el fruto del Espíritu Santo. Gozo es una profundo sentimiento de alegría. Es esa felicidad duradera, que no está solo por un rato, sino que la llevamos dentro sin importar las circunstancias. Y no es que nunca nos vayamos a sentir tristes o angustiados, sino que en nuestro interior no sentimos ese pesar. Nuestro gozo lo podemos manifestar en nuestras vidas como testimonio de lo que Dios ha hecho en nosotros, cuando llevamos una vida de estrecha relación con Él. Mientras más le conocemos y entendemos su infinito amor, mientras podemos ver el futuro a través de los ojos de la fe, mientras encontramos la paz junto a Él, mas confiados podremos vivir y màs expresaremos nuestro gozo. Otros a nuestro alrededor encontrarán poco común que podamos experimentar un gozo contínuo aún viviendo en este mundo y teniendo las mismas experiencias que los que no conocen a Dios. Este gozo va unido de la fe en Jesús, sabiendo que aún laa situaciones didíciles tienen un propósito en Él. El sólo hecho de conocer lo grande que es su Gracia y su Misericordia nos lleva a gozarnos. Cuando le adoramos y le exaltamos por lo que Él es, nuestro espíritu se regocija. He encontrado gran gozo en la adoración. Ya no tenemos un gozo momentáneo, Él nos dio un gozo eterno. Oremos dando gracias por tanto amor, gracia y misericordia, y por el gozo puesto en nuestras vidas que no termina en un instante, sino que es eterno en Cristo Jesús. Que otros puedan ver y anhelar el gozo que ven en nosotros, para la gloria de Dios. Llevo ya un año ahora en septiembre escribiendo el blog, y he escrito sintiendo diferentes emociones. He estado alegre, he estado triste, en ocasiones estuve muy agradecida de Dios por sus detalles, en otros estuve sintiéndome traicionada o decepcionada por personas que me han ofendido. En todos esos momentos Dios estuvo conmigo y fue guiando las palabras que debía plasmar por este medio. Hubo días en que simplemente no tuve un tema, pero hubo otros en que sentía enojo, por diversas situaciones, y esos días sí se me hizo difícil escribir, al punto de no escribir nada. Y es que hay cosas en la vida que nos hacen perder el control de nuestras propias vidas. Puede ser una emoción como lo es el enojo, o pueden ser deseos, alguna inclinación que tengamos a un pecado en particular. En ocasiones son otras personas que de acercarse nos quitan la paz. Dios nos creó y nos conoce y por esa razón incluyó en el paquete del fruto del Espíritu la Templanza. La templanza se puede definir como esa capacidad de tener un balance y tener el control sobre los deseos o los impulsos, es tener ese dominio propio. Me encanta este versículo donde resalta que Salomón tuvo control de su reino porque el Señor, su Dios, estaba con él y lo hizo muy poderoso. Salomón fue dotado de gran sabiduría, mas que todos los gobernantes que tuvo Israel, pero no fue su conocimiento lo que lo hizo tener el control de su reino, fue su Dios: un Dios personal. Dios lo acompañó y le hizo muy poderoso. Al igual nosotros, por mas adultos, o por mas años que llevemos en el evangelio, no será nuestro conocimiento lo que nos dará la templanza, sino la dependencia directa de nuestro Dios, de mi Dios. Por eso es fruto del Espíritu, porque no está naturalmente en nosotros, sino que da testimonio de en quien hemos creído. En este aspecto podemos ser muy variables. Solo el fortalecer nuestra relación de oración y tener tiempo con Dios nos ayudará a fortalecernos y Dios nos dará la templanza para no ceder ante tentaciones, o a emociones que nos mueven del suelo y nos hacen perder el control. El yo ceder el control de mi vida a Dios para que sea Él quien la dirija, me dará mayor control sobre la situación. Suena ilógico, pero las cosas de Dios son locura para este mundo natural. Así que al ceder mi control, puedo mantener mi vida bajo control. Oremos al Dios Padre quien nos ama con amor entrañable para rendir todo orgullo, y el control de nuestras vidas para poder alcanzar la templanza y vivir balanceadamente, donde el Espíritu sea quien domine y no mi carne. Que Dios me ayude a reconocer las cosas o las personas que me hacen flaquear al tener dominio propio, y que toda la gloria sea solo para Él. En estos días me dí cuenta de cómo cuando alguien nos hace algo que no nos gusta, por sencillo que sea, la primera reacción es automáticanente a desearle algún mal. Por ejemplo, vamos en la carretera y otro carro nos pasa irresponsablemente a toda velocidad, ya en la mente le deseamos que lo detenga un policía y le dé varias multas. Ese es un ejemplo muy sencillo de tantas situaciones donde podemos desear el mal para alguien, desde personas que no conocemos hasta ex esposos que nos hayan sido infieles, y les deseemos que les vaya mal en la vida. Hemos sido llamados a bendecir y no a maldecir. La benignidad es parte del fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas. Se podría definir como tendencia a hacer el bien, tratar a otros con dulzura, buena actitud, y pensar en el bien. Podemos ver en muchos pasajes de la Biblia que la benignidad es uno de los atributos de Dios. Nosotros, por otro lado, no somos buenos por naturaleza. La Palabra dice que no hay nadie bueno, y que todo lo bueno en nosotros es producido por Dios. Ésto nos confirma que puede existir en nosotros solo como producto del Espíritu Santo, lo que nos mantendrá en una constante lucha espiritual. Como dice el texto clave del escrito, Dios muestra au benignidad con todos, no solamente con sus hijos. Muchas veces podemos perdernos de experimentar el gozo de nuestra salvación porque vivimos pendientes a que les vaya mal a las personas que nos hacen daño. Es necesario pasar por un proceso de sanación, donde podamos seguir viviendo nuestras vidas independientemente de como vivan sus vidas los demás, excepto que sea para brindarles ayuda. Va a ser frustrante, porque Dios aunque es justo, es bueno con todos. A todos les dio talentos para ganarse la vida, y hace salir el sol y la lluvia sobre todos, no solamente sobre los que creen en Él. Nuestra vida debe girar sobre cómo Dios obra en nuestras vidas, y no sobre como Dios obra en otros. Por nuestra parte, nos toca pensar y hacer el bien, desear el bien. Los demás esperan nuestra reacción natural a abrazar el mal cuando nos han hecho algo indebido, pero si mostramos gracia y bondad hacia los demás, aunque no lo merezcan, porque fue así que Dios trabajó con nosotros, otros podrán reconocer que provienen de Dios nuestras acciones, podremos dar testimonio de un Cristo vivo que nos transforma. Es tiempo de ir contra la corriente y seguir lo bueno. ¿A quién le deseo o he deseado mal? Oremos al Señor reconociendo que le necesitamos para poder mostrar con nuestras vidas el fruto del Espíritu. Que podamos ir en contra de la maldad que existe en nuestro cuerpo terrenal y podamos dar testimonio de lo que Dios hace con corazones agradecidos y dispuestos a honrarle. La paciencia...Es una palabra que no trae mucha alegría al escucharla, pero quizás es porque le hemos dado un significado un tanto distorsionado, y con una connotación negativa. Paciencia en el diccionario significa "describe la capacidad que posee un sujeto para tolerar, atravesar o soportar una determinada situación sin experimentar nerviosismo ni perder la calma". Pero para nosotros, desde pequeños que escuchábamos a nuestros padres decirnos "tienes que tener paciencia", nos trae a la memoria momentos donde no podíamos obtener lo que queríamos. Pero en la mayoría de las situaciones, se nos pedía paciencia cuando había que esperar tiempos prolongados en filas, o turnos, ó cuando queríamos llegar a casa porque estábamos cansados. Justo ayer Puerto Rico ha estado bajo una situación de un apagón de electricidad en toda la isla, y escuché a muchas personas mencionar la palabra paciencia. Pero la paciencia según la Palabra de Dios no tiene una connotación negativa; por eso es parte del fruto del Espíritu que el Señor nos dio con la salvación de nuestras vidas. La paciencia desde la perspectiva divina, es tener en medio de una situación la calma y la tranquilidad, el poder esperar por algo, y ese algo siempre va acompañado de la fe. Es poder mantener la calma, soportar lo difícil confiando en el Señor. Por eso dice en su Palabra que "la prueba de vuestra fe produce paciencia". O sea, que conociendo que Dios está obrando, yo pyedo esperar tranquilamente o soportar porque estoy mirando a lo que tengo por delante, que quizás yo no lo conozco, pero sé que está en las manos de Dios. Y es que me maravillo entendiendo que por eso es un fruto del Espíritu, porque la paciencia va junto a la fe. Veo el amor que Dios ha depositado en mí y puedo por amor esperar en Él. Mientras mayor sea la convicción de los atributos de Dios y quién es Él, en mayor escala podré exhibir el fruto del Espíritu. David tenía un corazón conforme a Dios, pasaba tiempo en su presencia, daba honor y gloria y alabanza a todos sus atributos, y pacientemente esperaba en Él. Y ésto no porque hubiera tenido una vida fácil, porque hasta atentaron con su vida, y tuvo consecuencias por sus pecados. Su paciencia se renovaba en su conocimiento del Señor y se fortalecía en su fe. La paciencia viene de Dios, por eso el que otros puedan ver que somos pacientes ante las situaciones de la vida, dará testimonio de que Dios es quien nos mueve y nos sostiene. No somos pacientes por naturaleza, somos pacientes por el Espíritu Santo. No es cómo esperas en una fila, es cómo esperas en la vida lo que Dios va a hacer. Oremos al Señor para presentarnos ante Él, para pedirle que nos escudriñe y nos guie en el caminar de crecer espiritualmente, y otros puedan ver en nosotros la verdadera paciencia que es producida por Dios para su gloria y honra. La paz la definen como un estado de tranquilidad o quietud. Por naturaleza, todos buscamos tener paz, ya que lo opuesto de la paz, es la guerra o conflictos. El ser humano es muy creativo en tratar de crear un ambiente de paz. Se utilizan desde los colores mas claros, olores relajantes por velas, aceites o inciensos, música y sonidos de la naturaleza, técnicas para relajar el cuerpo, como los masajes y el yoga. Pero hay algo muy importante, puedes crear todo un ambiente especial, y si no tienes paz en tu interior, nada externo va a ser de ayuda. Dios anunció en su Palabra a Jesucristo como Príncipe de Paz. Él en su ministerio terrenal les dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo, Jn. 14:27 RVR1960". Él es el dador de la paz. Este mundo en que vivimos, trata de quitarnos la paz a diario. Se promociona que no seas conforme ni feliz con lo que tienes. Por eso personas dejan bellas familias, buscando nuevas experiencias fuera. Veo personas que trabajan tanto, para tener poder y dinero, porque lo que tienen nunca es suficiente. Otros estudian toda la vida, no por enriquecerse, sino porque necesitan ocupar su mente en algo. Hay quien, para buscar la paz viaja el mundo entero, cuando realmente puede encontrarla en su corazón. Es más común cada día buscar la paz y olvidar todos los problemas intoxicando tu cuerpo con drogas o alcohol. La paz verdadera, la que dura para siempre y no sólo un rato la encontramos en Jesús, quien venció la muerte y llevó nuestros pecados en la cruz. Él conquistó una paz para la eternidad, que trasciende lo que conocemos. Y somos envíados a llevar el mensaje del evangelio de la paz a otros. ¡Podemos decirles dónde hallarla! Nuestras vidas hablarán tan sólo con el testimonio. Recuerdo a principio que el Señor me dio la bendición de comprar mi casa, y cómo oramos por ella desde antes, porque todo ocurrió milagrosamente. Un día, fue un señor a llenar los papeles de un seguro, y estando en el comedor me dijo que si yo era cristiana, porque sentía paz solo de entrar a mi casa, y eso le ocurría en casas de gente cristiana. Yo misma me sorprendí. Me sentía feliz con mi casa, pero de eso a que otras personas percibieran paz en ella, era inimaginable. Dios nos usa y usa cada bendición que nos provee para su gloria, no por que seamos, sino por quién es Él. Al igual que el amor, mientras más nos acerquemos a Él, mas paz podremos experimentar. En el proceso de perfeccionarnos, va sanando nuestras heridas, y renovando nuestra mente conforme a Su Palabra. Me encanta que no sólo nos dio salvación: nos dio la paz. Oremos agradecidos al Señor, al Príncipe de Paz por sua detalles para nosotros. Que la paz que ya recibimos de Él pueda ser percibida por otros como testimonio de que nuestra fe está puesta en un Dios real. ¿Pueden otros percibir paz en mí y en mi casa? Veía un anuncio en la televisión sobre una marca de carro donde se exaltaban sus detalles en cuanto a la seguridad, y finalizaba el anuncio diciendo: "hecho con amor"... En una búsqueda que realizaba en el internet me topé con una página que decía "amor en línea", donde podías accesarla y encontrar el amor desde tu computadora. Ví también diferentes versos que hablaban de como duele amar a alguien, y cómo se te va la vida cuando tu amor no es correspondido. Y es que existen tantas definiciones de amor, y cada día el hombre en su conocimiento añade más, y le quita poco a poco, muy sutilmente, la importancia al verdadero amor. Lo cierto es que nacemos con una necesidad de amor, de ser amados, porque fuimos creados por Dios, quien es amor. ¡Él es amor! Nuestra relación con Dios fue quebrantada por el pecado, y vivimos con un vacío, que sólo puede ser llenado por lo que nos falta, que es el amor de Dios, siendo Dios mismo en nuestras vidas. Esta necesidad que tenemos, pero no entendemos con nuestra mente nos lleva a buscar toda la vida algo que encaje perfectamente en su lugar, pero al no encontrarlo, seguimos cambiando y tratando de hallar lo que nos haga felices. El supuesto amor que encontramos en este mundo es una imitación tan mala del verdadero, que llegamos a definir el amor como algo que trae dolor y sufrimiento a nuestras vidas. Como personas que hemos nacido a una vida nueva por medio de la fe en Jesucristo hemos sido llamados a amar. Hemos recibido a Dios en nuestras vidas y hemos entendido, al menos un poco, lo que el verdadero amor hizo para salvarnos y restaurar la comunión con Él. La Gracia de Dios y su misericordia han derramado Su amor hacia nosotros. ¿El problema en poder mostrar al mundo el verdadero amor? Que nosotros hemos dejado nuestro primer amor. Ese primer amor que nos llevaba a contarle a todos sobre nuestra nueva vida y como Dios nos había amado, ese primer amor que nos llevaba a desear obedecerle, ese primer amor que ponía por prioridad todas las cosas del Reino, ese primer amor que nos llevaba a orar y a tener sed insaciable por su Palabra. Necesitamos ese primer amor, y el mundo necesita conocer el verdadero amor. Oremos al Señor pidiendo perdón si hemos dejado nuestro primer amor, porque Él no ha dejado el suyo para nosotros. Que podamos amar a Dios y luego al prójimo como se requiere de nosotros. Que podamos volver a practicar ese primer amor. He escuchado desde que era pequeña que la gente que vivía en los campos sabía si este año experimentaríamos el embate de un huracán por cómo los árboles daban sus frutos. Este año, luego de varios años de sequías, he escuchado varias personas hacer los mismos comentarios: "viene huracán este año porque los aguacates salieron temprano y los árboles los están llenos", "viene mal tiempo porque los árboles dieron los frutos antes de tiempo". Así que para los conocedores de las cosechas y el campo, la naturaleza se prepara y antes de que llegue un mal tiempo produce su fruto para poder ser aprovechado, y no sólo eso, produce en exceso para tenernos preparados ante cosechas que puedan perderse. De esta forma, el fruto de las plantas y árboles anuncian los tiempos. El cristiano es cómo las plantas en este aspecto. Dios nos ha dado la capacidad de dar fruto a través del regalo recibido por el Espíritu Santo. Así mismo la Biblia menciona que "por sus frutos los conoceréis". Dios puso la semilla del fruto en nosotros y nos riega y alimenta con su Palabra y la oración. Con la obediencia al congregarnos y aprender mas de nuestros hermanos en la fe y el compartir las enseñanzas del Señor, vamos creciendo. Me gusta mucho el Salmo 1 que nos compara a un "árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae", cuando vivimos deleitándonos en el Señor. El dar fruto debe ser parte de un ciclo natural en una persona que le ha entregado su vida a Jesús. No es algo de lo que debemos preocuparnos por producir. Un árbol de manzanas no se esfuerza por dar manzanas, es un proceso natural. Igualmente nosotros debemos ver nuestra relación con Dios como nuestra prioridad, y mientras más nos acerquemos a Él, com más facilidad otros podrán ver el fruto en nosotros. Mi exhortación a todos, incluyéndome, es que tiempos difíciles se acercan, y al igual que la naturaleza, las personas no creyentes deben ser avisadas por las señales que han de verse y por el aumento en frutos de parte de la iglesia. Es tiempo de florecer y mostrar nuestros frutos. Recuerda que la manera de lograrlo es pegados del Señor, como el pámpano a la vid, por eso nos dice que "separados de mí nada podréis hacer". Todas las entradas al blog de esta semana estarán dedicadas al fruto del Espíritu. Oremos pidiendo al Señor que nos dé entendimiento de los tiempos que estamos viviendo y de la importancia de dar fruto. Que nos ayude a cada día acercarnos más a Él y podamos dar a otros lo que por Gracia hemos recibido. ¡Qué difícil se me hace levantarme de la cama por las mañanas, sobre todo cuando son mañanas frías! Como que es pesado cambiarse de una posición cómoda a otra. De igual manera, el sábado pasado estábamos en una actividad com mis nenes en el centro de convenciones. Mientras esperábamos, nos sentamos en el suelo cubierto por alfombra a descansar. Cuando iba a levantarme no encontraba de que forma hacerlo que fuera rápido, y mi esposo me tendió una mano para levantarme sin dar vueltas como había comenzado a hacerlo. Curiosamente, así es la vida. Es un constante caerse y levantarse. Unas veces encontramos como levantarnos rápidamente, y otras, caemos más duro y no encontramos como hacerlo. Pero peligroso es cuando tomamos tiempo en levantarnos, y nos encontramos tan cómodos, que perdemos el ánimo para salir de donde estamos, como cuando se nos hace difícil levantarnos en la mañana. Pero como mi esposo me ayudó a levantarme del suelo, así el Señor nos levanta de nuestras necesidades, nuestras tristezas y decepciones. Él tiene misericordia de nosotros y todo lo que nos suceda, lo va a utilizar para glotificarse en nuestras vidas. Es frustrante cuando experimentamos que hemos fallado en algo. Nos derrumba aún más cuando son otros los que nos fallan. Debo aprender a levantarme, pero debo también aceptar la ayuda de otros y la ayuda de Dios para salir adelante. El recibir ayuda no es sinónimo de debilidad, sino de sabiduría. Debo igualmente pedirle al Espíritu Santo que me haga sensible ante la necesidad de otros para brindarle una mano amiga. ¿En qué me siento derrotado? ¿En qué caigo con frecuencia? ¿Qué me desanima o me deprime? Entrega todas tus cargas al Señor y Él te hará pies como de ciervas para que andes en los lugares altos. Es día de levantarse. Oremos al Señor presentándole lo que nos hace caer con frecuencia y con humildad pidámosle ayuda al Espíritu Santo para que nos guie. Pidamos al Señor que nos haga sensibles para poder ver a otros que han caído y ayudarles a levantar en su nombre. Escuchaba hoy a alguien dando testimonio de mi prima sobre sus actitudes como cristiana, que iban más allá de la bondad a la que estamos acostumbrados. La joven hablaba con esa emoción y mencionaba que todavía habla de ella, cuando que mi prima (más como mi segunda madre) falleció en el 2007. Relataba ella de cómo un día ella pasó por el área del laboratorio donde mi prima trabajaba como tecnóloga médica en el hospital, y se quejó de dolor de cabeza. Al cabo de diez minutos, Mili (mi prima) llegó a su área con unas pastillas para el dolor de cabeza, un jugo para que se las tomara, y una oración. Para ella, ese acto de bondad incluía un compromiso más profundo de lo que otro hubiera hecho. Ella relataba como cualquier persona te hubiera dicho que tomaras algo para el dolor, o te hubiera dado unas pastillas si las tuviera disponibles al momento. Pero el llevarlas a su área, con su jugo, y al mismo tiempo orar por ella para que se aliviara, era algo fuera de lo normal. Y es que tenemos un Dios que está lleno de detalles y quiere usarnos para mostrar a otros su inmenso amor. Mili fue un instrumento del Señor para marcar vidas positivamente. Ella se dejaba guiar y actuaba sin pensarlo o medir los gastos. De la misma forma, a ella nunca nada le faltó. Dios muestra su gran poder usando personas como tu y como yo para llevar su mensaje. Un esposo o una esposa detallista muestra también el amor a su cónyuge. Cada vez que mi esposo me busca la sombrilla en el carro para que mi pelo no se moje en la lluvia, o cuando me la deja enganchada en la puerta porque sabe que se me olvida, y tantos otros actos de bondad que me hacen sentirme como una princesa, me recuerdan la relación de Cristo con la iglesia, comparada al matrimonio. Y pienso que si él siendo un hombre puede amarme y cuidarme así, cuánto más mi Señor y Padre Celestial me ama y me llena de detalles. Detalles que he podido disfrutar, a veces en cosas que parecen pequeñas, pero me traen gran alegría y la convicción de que Él conoce todo mi sentir. Yo puedo dejarme usar para bendecir a otros. Son esos pequeños detalles, que duran toda la vida, y aún después de ella. Con tan poco podemos dejarle sentir el amor de Dios a otros. Oremos al Señor para que nos ayude a detenernos en nuestra ocupada y ligera vida para tener detalles de bondad hacia otros que nos rodean. Que podamos deleitarnos en el poder servirle y en los detalles que también Él tiene con nosotros. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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