Ayudaba a mi hijo en el proceso de la feria científica, cuyo proyecto es una continuidad del año pasado. Su investigación es con las plantas y su crecimiento con diferentes líquidos. Ya el año pasado descubrió que además de crecer rápidamente con agua, sus plantas crecieron muy rápido con refresco de cola o gaseosa como le dicen en algunos lugares. Este año añadió otras variables a su investigación para seguir la misma línea de pensamiento. Fue asombroso ver cómo las plantas podían crecer con una sustancia que sabemos no tiene nutrientes ni es saludable para nosotros. De la misma forma, nosotros crecemos, ya no físicamente si somos adultos, pero sí emocional y espiritualmente. Vamos madurando y seguimos cambiando. La pregunta que debe asombrarnos es: ¿qué nos está haciendo crecer? Nuestro carácter y actitudes reflejarán sin lugar a dudas la causa de nuestro crecimiento. Si estamos dependiendo cada día más de Dios y nos alimentamos de Su Palabra, la oración y la koinonía con los hermanos en la fe, crecerán en nosotros el fruto del espíritu y el carácter de Cristo. Si por el contrario lo que está alimentando mi alma son pensamientos de corajes, rencores, envidias y consejos de personas que no buscan mi bien, crecerán en mí las depresiones, el mal humor, el aislarme de los que me rodean o alejar a los que amo. Al igual que las plantas pueden crecer con diferentes líquidos, yo puedo crecer con diferentes cosas. Dios quiere para nosotros una vida abundante y de gozo en Él. Todo lo que nos pide en obediencia a sus mandatos es para nuestro bien, para vivir gozándonos en La Paz que solo Cristo puede dar. Debo examinarme a solas con Dios y pedirle que escudriñe mi corazón y me muestre que me está llevando a crecer, qué me está formando, y qué estoy reflejando a otros. Esto me recuerda su Palabra cuando dice que el justo florecerá como la palmera. Yo quiero crecer alto y moverme en medio de las tempestades en lugar de quebrarme. Oremos pidiendo al Señor que obre en nuestras vidas para que sea solamente Él quien me ayude a crecer y pueda alimentar mi fe para dar frutos dignos de Él y otros puedan glorificarle conmigo.
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He estado enferma estos días, por eso no había escrito. No sabemos la razón exacta aún, excepto que algún alimento que ingerí me hubiera causado los episodios de vómitos y náuseas acompañados con fiebre que me dieron. Mi esposo preocupado ante el estado en que me vio, me llevó al hospital, a la sala de emergencias. Allí me encontraron bastante deshidratada, causado por todo el líquido que perdí vomitando y por la temperatura alta. Mis primeros análisis arrojaron valores muy elevados para los glóbulos blancos de la sangre y una hemoglobina baja. Me indicaron los médicos que no podía irme del hospital con un cuadro clínico así. Me administraron sueros de salina normal para hidratarme rápidamente y en unas horas me repitieron las pruebas, donde ahora los valores elevados habían bajado bastante. Ahora quedaba la incertidumbre de si los conteos de mi sangre estaban muy diluídos y no estaban frente a un valor real, así que me dieron de alta con las instrucciones de repetirme las pruebas al otro día, luego de que todo se estabilizara y visitará a mi médico. Así lo hice el e día de hoy, y ya mis resultados se veían mejor. Pensando en ésto, venía a mi mente el versículo que con ustedes comparto donde nos exhortan a anhelar el alimento espiritual no adulterado. Hay personas que básicamente diluyen la Palabra de Dios, cuando sólo toman de ella lo que les gusta y descartan lo que se les hace difícil o les lleva a tropezar. Por el otro lado, hay personas que quieren ser tan rígidos que añaden a lo que ya fue escrito. Al igual que con mis resultados, se pierde lo que es verdadero. Toda escritura fue inspirada por Dios, y Dios ha preservado su Palabra a través de los tiempos y lo seguirá haciendo. Todo lo que en ella hay es para nuestro bien y crecimiento espiritual. Hay promesas que nos gustan y hay mandatos que van en contra de nuestra carne, nuestro cuerpo terrenal. Pero debemos asimilarla a través de la fe y el entendimiento que el Espíritu Santo nos provee. Cambiar u obviar lo que en ella hay, es engañarnos a nosotros mismos. Como cristianos debemos velar por que sea utilizada correctamente, y podamos llevarla a otros fiel y exacta como el Señor quiere. Oremos al Señor agaradecidos por que contamos con su Palabra como guía. Demos gracias porque aún donde vivimos tenemos libertad para adquirirla impresa y estudiarla públicamente. Que Dios nos guíe por medio dela sangre de nuestro Señor Jesucristo y el denuedo que nos da el Espíritu Santo a compartir su Palabra en todo lugar. Esta es una de esas semanas en que me veo estresada por todas las cosas que tengo pendientes. Es la semana de Thanksgiving o Acción de Gracias y vamos a recibir a la familia y unas amistades para la cena. Así que tenemos muchos preparativos y queremos tener ya la casa decorada de Navidad. Pero igualmente he tenido ensayos y compromisos del coro, trabajo, etc... y siento que no acabo. En medio de todo esto saco un momento hoy para ir a comprar el pavo y los alimentos para preparar la cena y voy a un supermercado que tenía la marca de pavo que me gusta y a un precio increíble. Mi esposo me acompañó porque el día estaba lluvioso y había calles inundadas cuando salí del trabajo. Luego de toda la odisea llegamos y cuando miro en las neveras donde siempre los acomodan, no había ninguno. Llega este muchacho, empleado del lugar, a acomodar varios pavos que era lo que les quedaba. Muy pequeños, ya que buscaba uno de 20 ó 21 libras, y éstos eran de 14 libras. Varias señoras se arremolinaron alrededor del dependiente y él les explicó que no había nada más disponible,. Nos quedamos solos frente a la nevera mi esposo y yo, pensando que haríamos cuando llega otra empleada con un pavo, de la marca del especial que yo quería y lo pone en la nevera y se va. Cuando voy y lo busco,era exactamente de 21 libras. Quedé asombrada porque fue Dios quien realmente me proveyó lo que necesitaba en ese momento. Y esta semana no se trata de comer pavo, o de buscar especiales en las tiendas. Se trata de dar gracias y reconocer al que lo ha hecho todo por nosotros, aún cuando no lo merecemos. Nos proveyó de cordero para el sacrificio, nos proveyó lo que nunca hubiéramos podido obtener: la salvación, el perdón de pecados, y una vida nueva, abundante en Él. Es tiempo de dar gracias por su misericordia, por su gracia, y por su amor. Es una bendición compartir ese día en familia, y así Dios nos bendice, pero mayor bendición es poder honrarle y exaltarle juntos. Es un privilegio el poder tener el conocimiento a través de la fe para poder entender todo lo que Él nos ha provisto y poder relatarlo a las futuras generaciones. ¡Él proveyó el Cordero de Dios que quita el pecado de mundo! Aún así nos ama tanto que se encarga de cada detalle en nuestras vidas. Doy gracias a Dios por mi esposo que con sus detalles y atenciones me hace recordar el amor de Dios para mi vida. Ya Él hizo provisión para tí. Oremos para dar gracias a nuestro Dios por todo lo que nos ha provisto, pero sobre todo por la salvación y por su provisión para limpiarnos de pecado y acercarnos a Él. Que podamos compartir con otros lo agradecidos que estamos y les compartamos que para ellos también hay provisión. Me había sucedido hace unos meses, que desperté un día viendo todas las cosas borrosas. Recuerdo que les relaté mi experiencia en ese momento, pero desde otro punto de vista. A partir de ese dìa utilizo unos espejuelos sencillos, por recomendación del oftalmólogo, que no son recetados, pero que tienen un aumento bajito. Los utilizo para descansar la vista cuando realizo tareas, mayormente en mi trabajo, donde tengo que leer mucho, pero sobretodo, mirar muchos números, en reportes donde fueron impresos muy pequeños. A veces, se me olvida ponerme los espejuelos, y ya al rato puedo ver algún número borroso, y ya al ir acercando los espejuelos a mis ojos, todo cobra una nueva resolución y se puede apreciar muy claramente y definido. Así nos sucede en nuestra vida espiritual. Podemos ver todas las cosas claramente, a través de los ojos de Dios. ¿Y cómo es eso? A través de la fe, la fe dada por creer en Cristo Jesùs. Dios tiene un propósito para todo, incluyendo lo que ocurre en nuestras vidas. Hay momentos, sobre todo los difíciles, donde no podemos ver claramente a donde nos lleva la situación. Alejarnos de Dios no nos ayudará. Alejarnos del Señor nos traerá ver todas las cosas borrosas. Según nos acerquemos al trono de su gracia, hallaremos descanso y ayuda para nuestras vidas. Él va a proveer lo que necesitemos, que no es necesariamente el fin de la crisis, pero puede ser fortaleza y paz en medio de ella. Quizás perdamos un trabajo, y de momento no tengamos otro, pero nos suple a diario el sustento para vivir. Puede haber ocasiones donde no nos hacen justicia en este mundo, pero ya Él nos dio una morada en un Reino eterno, incorruptible, y una corona de vida. Quizás alguien nos ha dejado de amar, pero Él nos ama con amor eterno y envió por amor a Jesús a muerte de cruz en nuestro lugar. Sólo tenemos que acercarnos los espejuelos de la fe y mirar de cerca. Oremos entregando al Señor todo aquéllo que nos preocupa, que no podemos entender con claridad. Que nos ayude a confiar plenamente en Él aún cuando las circunstancias parezcan adversas. No hay una gran diferencia entre una persona independiente, una persona fuerte, y una persona que pide ayuda. Es más, te diría que la persona más sabia es la que pide ayuda. Yo he pasado por esto y te puedo contar. Tenemos el concepto erróneo de que si pedimos ayuda nos hace parecer débiles, pensamos que no somos independientes si necesitamos la ayuda de alguien. Nos sucede aún más si somos padres solteros, o divorciados, donde queremos demostrarle al mundo que somos lo suficientemente fuertes para hacer las cosas sin ayuda. Nos ocurre mucho a las mujeres que queremos demostrar que no somos el "sexo débil". Moisés cometió el mismo error. Dios le asignó una tarea: liberar al pieblo de Israel de Egipto y guiarlos a la tierra prometida. Y él tomó muy en serio su responsabilidad, y aunque le costó poder entender que era con el poder de Dios que lo lograría y no con sus limitaciones físicas, llegó un momento en que ya la carga era muy pesada para él. Entonces Dios utiliza a su suegro, quien él respetaba mucho para darle el consejo de que necesitaba ayuda. El agotamiento no sólo lo afectaría a él, sino también al pueblo. Cuando nos agotamos también afectamos a los que están altededor nuestro. Debemos reconocer con humildad que el único Todopoderoso es Dios y nosotros somos seres humanos imperfectos que necesitamos ayuda. Por esa razón el Señor no creó para vivir en sociedad. Este síndrome de yo puedo solo, yo soy independiente y yo soy fuerte, nos afecta en nuestra relación con Dios, porque no nos hacemos dependientes de Él. Yo no quiero ser independiente espiritualmente, al contrario, necesito de Él hasta para respirar, le necesito para abrir mi ojos en la mañana, le necesito para conciliar mis sueños en la noche. Le necesito en todo, pero principalmente, potque yo sola no me puedo salvar del castigo eterno. Oremos dando gracias al Señor porque no estamos solos y su Gracia nos cubre, porque Él llevó la carga más pesada sobre sus hombros para darme a mí descanso. Que nos ayude a ser humildes y podamos identificar cuando nos estamos cargando y necesitamos ayuda. Las personas que me conocen muy bien siempre conocen mi forma de caminar porque dicen que yo "piso duro", y es que tengo un estilo al caminar donde mis pisadas se escuchan fuerte, pisando muy firme y constante. Creo que eso es la causa principal para que todos mis zapatos terminen siempre con la suela muy gastada. Si son zapatos de taco, la situación es peor aún porque esas tapitas de tacos tan finitas no me duran nada. Podríamoa decir que a todos se nos gastan las suelas de los zapatos. Desde el momento en que comenzamos a usarlos, sacados de la tienda, ya comienzan a gastarse. Cuando vemos zapatos muy gastados, sabemos que han caminado mucho con ellos. Literalmente, vamos dejando nuestras suelas por todos los lugares que caminamos. Dios utilizó esta comparación para hablar a mi vida. Cuando en las escrituras nos describen la armadura de Dios para el creyente, nos menciona el calzado del evangelio de la paz. Como creyentes, nos ha sido asignada la tarea de llevar el evangelio por el mundo, dar testimonio de los milagros que Dios ha hecho en nosotros y como esa salvación está disponible para todo el que crea en Él y le entregue su vida. Éste es el evangelio del Príncipe de Paz, y nosotros somos sus mensajeros. Al igual que nuestros zapatos se van gastando, debemos ir dejando huellas del poder de Dios y de que es real. Debemos ir gastando nuestras suelas, por todo lugar, sembrando la semilla, dejando rastro de tan maravilloso mensaje. Es tiempo de gastar nuestras suelas para Jesús. Oremos, acercándonos confiadamente al trono de la gracia, por medio de la sangre de Jesucristo, para presentarnos al Señor, haciéndonos disponibles para su obra. Que otros a nuestro alrededor puedan ver reflejado en nosotros el evangelio de la paz, muy contrario a lo que este mundo ofrece. Que podamos gastarnos para el reino, proclamando toda gloria para nuestro Señor. Nuestras acciones hablan más que mil palabras. Dios liberó a el pueblo de Israel de Egipto y los hizo cruzar el desierto con un propósito divino que ellos no entenderían de inmediato. No sólo los acompañaba en su caminar, sino que proveyó a sus necesidades. Necesitaban alimento y Dios les dijo que les iba a suplir a diario lo que necesitaban. En las instrucciones que Dios le dio a Moisés para el pueblo, se especificaba que no guardaran nada para el otro día. Mandato que no todos siguieron y se les dañó lo que habían almacenado. Dios había sido claro, supliría para un dia a la vez. Los que guardaron maná lo hicieron pensando que quizás Dios no supliría al día siguiente, como lo prometió, o quizás no habría suficiente cantidad. Dios podía haberles suplido para un año o para muchos años como lo hizo utilizando a José en Egipto dando provisión para los siete años de escasez. Pero Dios quiso probarlos, por eso la ruta larga a través del desierto. El pueblo de Israel ya conocía a Dios de lejos, como el Dios de sus antepasados. Ahora Él les daría una experiencia personal, viva y actual. Ahora ellos experimentarían el poder de Dios. Nuestras vidas trabajan de la misma forma. Dios nos salvó y no nos deja ahí. Ha prometido ser nuestro proveedor. Pero actuamos muchas veces como el pueblo de Israel, dejando de confiar en Él de que suplirá lo que necesitamos, desde alimento físico, el tener una pareja, las habilidades para realizar una tarea, etc. Confiamos más en lo que tenemos de ftente, en lo que podemos ver. Creerle a Dios es por fe. Pero realmente es maa seguro lo que Dios prometió que no vemos, que cualquier otra cosa que podamos ver al momento. Las misericordias de Dios, como el maná, son nuevas cada día. Oremos presentando al Señor cualquier tipo de necesidad qie podamos tener y pidámosle que aumente nuestra fe para poder esperar y confiar en Él. A veces criticamos en otros lo que nos parece lógico, que ellos no ven. Por ejemplo, hoy saliendo del trabajo estaba lloviendo y al pasar por la próxima calle había una joven, que es deambulante conocida por el lugar, caminando por el medio de la calle, con un gran paraguas recostado de su hombro, dándome completamente la espalda, y sin hacer un intento por moverse del medio mientras mi carro se acercaba a ella. Tuve que echarme hacia un lado para poder pasar, y lo primero que pensé fue: "¿porqué no se mueve de caminar en la calle sabiendo que es peligroso?". Supe de un hombre que enfermo con varios padecimientos, poseía un seguro o plan médico, pero no quería ir al médico... Muchos otros ejemplos vienen a mi mente, y quizás también a la tuya, donde la solución tan obvia para un problema, no se le ocurre al que lo está viviendo. Así somos muchas veces los cristianos. Por eso este relato de Pablo y Silas en la cárcel me ministró mucho. Pablo se encontraba sirviendo al Señor cuando tuvo que ir preso junto a Silas. Allí, atados y presos, no dejaron de utilizar lo que tenían disponible, que era su voz. En el momento de la aflicción, donde todo parecía tan injusto al verlo con nuestros ojos terrenales, ellos elevaron alabanzas al Señor. ¡Se pusieron a cantarle! Cualquier otro los hubiera criticado porque por obedecer a Dios es que se encontraban padeciendo. Los trataron con injusticia al encerrarlos y tratarlos como criminales. Pero ellos tenían una revelación muy grande de quien es el Dios al que servían. Mientras cantaban, un terremoto los liberó de las cadenas y el encierro. Dioa utilizó este evento para dar salvación al carcelero y a su familia. Yo acabo de pasar por una situación que creí injusta, y aunque estuve tranquila, mi corazón estuvo clamando al Señor para que obrara a mi favor. ¿Sabes que así fue? Dios obró en todo el asunto sin yo tener que hablar. Pero al final, me sentí avergonzada ante Dios porque primeramente soy inmerecedora de tantos favores, cuando Él mismo padeció muchísimo mas que eso por mí. En segundo lugar, fallé mi lección de elevarle alabanzas y adoración por quien es Él y aunque estuve mucho más tranquila que otras veces, en mí había incertidumbre sobre lo que pasaría. Debo recordar que mi alabar en medio de las pruebas puede llevar a otros a Cristo. Creo que Dios habita en la alabanza y cuando le estoy alabando y exaltando no queda espacio suficiente parq la queja y la ansiedad. Es momento de cantar. Oremos al Señor exaltando su nombre porque Él es Dios y digno de alabanza y adoración. Todo lo demás pasa a un segundo plano, incluyendo mis problemas y mis situaciones. Él en su amor nos cubrirá, nos guardará y se glorificará por Su Gracia. Como les he mencionado anteriormente me gusta mucho cocinar. Preparé este sábado una cena exquisita para mi esposo y para mí. En las recetas que se prepara cada chef, incluso yo que no soy profesional, siempre hay un toque especial que llamamos "el ingrediente secreto". Es ese sabor que nos hace percibir un sabor diferente a lo que hemos probado anteriormente, que no podemos descifrar fácilmente. Dios tiene secretos también. Si vamos a ser sinceros, todos guardamos secretos. Sin embargo, el afán del hombre, de querer conocer todo a su alrededor, nos lleva en una búsqueda insaciable de tener conocimiento sobre todas las cosas. No nos gustan los secretos, sentimos que perdemos el control de las situaciones cuando hay cosas ocultas a nuestros sentidos. Pues tenemos entonces un gran problema con el cristianismo: Dios es el único que conoce todas las cosas, y nuestra vida cristiana se basa en la fe, lo que no podemos ver. Dios guarda misterios, mientras que nos ha revelado los que debemos conocer para poder regalarnos la salvación y el que podamos vivir de acuerdo a Su voluntad. Pero muchas veces, el no conocer el plan de Dios detallado para nuestras vidas nos produce ansiedad. Sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, pero no entendemos los procesos que Dios está permitiendo en nuestras vidas. Entonces volvemos a que todo se basa en nuestra fe, la cual es dada por Dios. Es Él quien siempre tendrá el control de las cosas, sin importar lo que nos sea revelado. Sólo debemos confiar en Él. Oremos entregando al Señor cualquier situación que no podamos entender y confiemos en Su plan para nuestras vidss. No necesitamos conocerlo todo cuando somos hijos del Creador del universo y por quien se sostienen todas lss cosas. Caminemos por fe. Me encanta el mar y todas las decoraciones de playa. De hecho, excepto para el tiempo de navidad, mi baño está decorado con motivo del mar. Recuerdo desde que tengo uso de razón, que mi familia alquilaba una cabaña en la playa de Boquerón para época de verano, y en navidades. Era una experiencia única despertar en las mañanas escuchando el sonido de las olas al romper en la orilla. Durante el día, aparte del chapuzón en el agua salada, el entretenimiento era recoger caracoles. Encontrábamos desde pequeños y blancos, hasta mas grandes y coloridos. Ninguno se veía igual que otro. ¿Sabías que los caracoles son creados por el molusco que vive dentro? El molusco comienza desde que vive a segregar calcio y proteínas desde adentro hacia su capa exterior y va formando el caracol, que es su protección. Depende del ambiente donde se desarrollan, y de cuántos tipos de depredadores hay a su alrededor, es el tipo de caracol que crean. A la larga, nunca vemos el animalito que vive dentro, sino el caracol que creó. Cuando nacemos a una vida espiritual, sólo tenemos nuestro yo; es lo que todos pueden ver. Pero según vamos creciendo en el Señor, y nos vamos nutriendo de Su Palabra, y desarrollamos poco a poco una vida de obediencia y una relación con Él, vamos creando nuestro caracol. En este proceso, otros deben ir percibiendo en nosotros un nuevo exterior, una nueva apariencia. Esta apariencia es física también, porque vamos modificando nuestra manera de vestir, a una que agrade a Dios y no para hacer pecar a otros, nuestros semblantes van reflejando paz, gozo, y hasta nos ven más radiantes. Comenzamos a reflejar el carácter de Cristo, y debe ir menguando el que nos vean a nosotros en nuestro yo carnal y a su vez vayan viendo más la nueva criatura redimida por Cristo. Nuestro caracol espiritual debe ir formándose y creciendo. Oremos para que el Señor nos ayude a rendir nuestra voluntad para que vaya formando en nosotros el nuevo carácter y persona que le dé gloria a Él. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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