Recién ví esta foto que les comparto al final del texto, sobre una filosofía de vida de ciertas regiones de África que le llaman el “Ubuntu”. A muchos en este lado del mundo les ha llamado la atención este estilo de vida donde el egoísmo no tiene espacio y promueven que un individuo no puede ser feliz si los que están alrededor suyo no lo están. Resaltan el bienestar de todos sobre el bienestar individual. Una antropóloga que estudiaba las costumbres de una tribu africana, estuvo en uno de esos poblados. Quiso conocer su cultura y averiguar cuáles eran sus valores fundamentales. Y así les propuso un juego a los niños que allí se encontraban. Ella colocó una cesta llena de fruta junto a un árbol. Ellos se encontraban a cierta distancia. El juego consistía en que el primero que llegara hasta la cesta habría ganado y tenía el privilegio de comerse toda la fruta. Cuando la mujer dio la señal para que iniciaran su carrera, ellos primero se cogieron todos de las manos y luego empezaron a correr juntos. Cuando llegaron donde se encontraba la cesta junto al árbol, se sentaron todos juntos a disfrutar su premio y se repartieron las frutas. Ella les preguntó por qué habían hecho eso, cuando uno sólo podía haberse quedado con toda la cesta. Y uno de los niños respondió: ‘Ubuntu’. ¿Cómo va a estar uno de nosotros feliz si el resto está triste? Una práctica que llevan a cabo es cuando una persona en esa sociedad falla. En lugar de rechazarle o juzgarle, hacen un círculo donde todos participan y colocan a la persona en el centro. Comienzan a recordarle las cosas buenas que ha hecho, para motivarle a encontrar nuevamente su propósito y son su apoyo en ese momento. No estoy de acuerdo en la parte del ritual que les describí en que la persona es buena naturalmente. La realidad es que todos somos pecadores y solo podemos salvarnos y alejarnos del pecado por la gracia de Dios. Dios en su diseño divino, muy alto para nuestro conocimiento, nos salva pero nos deja habitando en este mundo pecador, con el apoyo de su Espíritu Santo y la iglesia, compuesta de pecadores redimidos que aguardan por su levantamiento a las moradas celestiales. La iglesia tiene un propósito y es a través del amor de Dios que se puede alcanzar una unidad perfecta, que glorifica a Dios, que da testimonio de que hoy día sigue obrando en nosotros y ayuda en el proceso de restauración de los pecadores redimidos que la componen. Porque es que mientras habitamos en este cuerpo, mantenemos la inclinación hacia el mal, el pecado, pero está muy viva esa lucha espiritual donde el espíritu vivo debe dominar el cuerpo. Me gustan estos pasajes: “Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos.” Colosenses 3:12-15 NTV La iglesia puede alcanzar esa unidad cuando hay transparencia entre sus miembros, amor, corrección en el Espíritu y ese animarse unos a otros para seguir todos corriendo en la carrera de la fe. Se acercan tiempos difíciles para la iglesia y es esa unidad en oración y en amor la que nos llevará a alcanzar la misericordia y la gracia de Dios para un avivamiento en medio de la persecución. Basta con mirarnos a cara descubierta y reconocer que no somos perfectos y si estamos hoy aquí es porque alguien nos amo, nos perdonó y nos sigue perfeccionando hasta que venga. Oremos al Señor presentando nuestras vidas en transparencia y que nos ayude a mirar a nuestros hermanos como Él los vé. Que nos dé el amor, la sabiduría y el discernimiento para caminar hacia la unidad de la iglesia para gloria de su nombre.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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