¿Alguna vez le has dicho a alguien que pide limosnas que no puedes darle de nuevo hoy porque ya le diste ayer? ¿Alguna vez le has negado transportación a alguien porque ya lo has llevado varías veces? ¿Has negado un favor porque ya has hecho muchos? ¿Te has negado a hacer algo porque ves que eres el único que debe hacerlo cuando hay otros que no hacen nada? ¿Das amor a quien no te ama, o a quien un día te dejó de amar? ¿Tratas a los demás según ellos te tratan a ti? ¿Has cedido el tener la razón para acabar un problema, o prefieres no dar tu brazo a torcer?¿Das a los demás lo que se merecen? Ayer mientras estaba en el culto en la iglesia, en el devocional específicamente, Dios ministraba a mi vida al meditar en todo lo que ha hecho Dios por mí hasta el día de hoy. Él me creó, y me conoce desde el vientre de mi madre, aunque eso fuera desde antes de la fundación del mundo. A una edad que podía entender me llamó para salvación y cada día ha sido mi sustento, proveyendo todo lo que necesito, sea físico o espiritual. Con darme la salvación bastaba, ya era algo que no merecía, pero sus misericordias son nuevas cada mañana. Cada día me perdona cuando le he fallado y me enseña y me corrige para irme moldeando a su carácter. Él escucha mis oraciones y no me responde que ya me ayudó ayer. Él lo entregó todo por darme vida. Dio su vida por mí. Es mi fuerza, mi fortaleza y mi roca firme, a pesar de mis debilidades, a pesar de que no puedo pagarle con nada porque Él es dueño de todo. Su amor por mí es eterno y no depende de mi amor por él. Le doy gracias porque no me da lo que merezco, sino lo que le place regalarme. Lo único que puedo darle es mi corazón y rendirle mi vida y mi voluntad, y nada de eso sería suficiente jamás para corresponder a todo lo que ha hecho por mí. En cambio, si ha recibido quejas, en ocasiones, falta de fe, me he distraído en otras cosas y no le he dado lo que debería de mi tiempo. Sólo me queda, rendirme a sus pies, arrepentida, reconociendo que no soy nada sin Él, y que lo necesito en todo momento, y agradecerle que me escuche, me perdone y me sostenga una vez más. Oremos a nuestro Señor reconociendo nuestra condición ante Él y pidamos perdón por las veces que hemos obrado en egoísmo como nos enseña este mundo, y no con amor y compasión como nos ha enseñado Él con nuestras propias vidas.
0 Comments
Leave a Reply. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
Categories |