Cuando pienso en la Semana Santa, no puedo dejar de recordar como se observaba cuando era niña. En tan sólo unos veinte y tantos años, esta celebración ha tomado un giro completamente diferente.
En la semana santa, en mi casa, y en la de mis familiares no se podía comer carne, solo mariscos. Recuerdo que preparaban sierra(pescado) en escabeche al principio de la semana y lo guardaban en unos frascos grandes de cristal, y de ahí se comía toda la semana. El viernes santo no se podía trabajar, ni dentro, ni fuera de la casa. Ni cocinar, ni barrer, ni ninguna otra tarea doméstica. Todo el día en la radio y la televisión se transmitían programas y películas religiosas, historias de la Biblia y la pasión de Cristo. En la tarde íbamos para una de las avenidas principales para observar la procesión donde recreaban la pasión de Cristo. Aún recuerdo el miedo que sentía por los malvados soldados romanos, y la pena por ese Jesús sufriente. Ya el sábado, todo volvía a la normalidad, y daban los mejores bailes del año. Pero algo no ha cambiado. Dios miraba el corazón de los hombres detrás de esos sacrificios, y los sigue mirando hoy día. Ya no se observa esta semana con la religiosidad que solía reinar en esos días, mas bien, se ha perdido el respeto casi por completo, aún entre los mismo cristianos, dónde de tantas semanas que hay en el año, ésta es la mejor para ir de vacaciones y a la playa, lejos de la iglesia. Nos dimos cuenta de que la religiosidad era vana en esos días, y nos fuimos al otro extremo donde no vemos necesario recordar tan grande sacrificio, y enseñar a nuestros hijos y a los que no le enseñaron. El sacrificio de Cristo lo recordamos todo el año, y debemos respetarle de igual forma, no es eso. Es que vamos perdiendo nuestra oportunidad de hablarle al mundo y llevar el mensaje del evangelio, por sentirnos "normales" y hacer lo que hace todo el mundo. Muy pronto podremos ver que estas fechas serán días de trabajo normales, y se van a ir olvidando. Disfrutemos y deleitémonos en lo que aún tenemos. Invita a otros a llenar su corazón de Dios para cuando Él los observe. ¿Qué ve Dios en mi corazón en estos días? Oremos para dar gracias a Dios por un sacrificio tan grande y por tan obstinado amor que nos nos deja.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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