El día de ayer se cumplían trece años de la muerte de mi mamá. Fue un 28 de diciembre, en medio de las celebraciones navideñas y a los cinco meses de mi embarazo. Su muerte fue por cáncer en los ductos del páncreas, un área inoperable. Fue un momento muy difícil y siempre recuerdo la fecha. Murió el 28 como a las 10pm y el sepelio fue el día 30. Me dejó un legado de amor, su pasión por la cocina, lo mucho que sacrificó por sus hijas su buen humor.
Perder un ser querido en estos días es difícil. Mientras unos andan de fiesta en fiesta, otros tienen que lidiar con una pérdida. Así fue en los tiempos de Jesús. Llegó la hora de ser crucificado, y ya sus muchos seguidores no lo siguieron. Sólo unos pocos y sus discípulos le siguieron y sufrieron su muerte. Una muerte ya anunciada y profetizada desde antes de nacer. Habían experimentado tener con ellos el Mesías, y la gloria de Dios y ahora era tiempo de separarse. Al igual que recuerdo la muerte de mi mamá, recordamos hasta el día de hoy la muerte de Jesús junto a su resurrección, ya que al tercer día resucitó. Él nos dejó el legado de Su Palabra y la compañía del Espíritu Santo hasta que lo volvamos a ver. Celebramos en estos días la Navidad, que va acompañada de su muerte y resurrección para darnos vida a los que creemos en Él. Su muerte la celebramos con esperanza y podremos volver a ver nuestros seres queridos que murieron en Cristo. Tenemos razones para seguir celebrando. Oremos por las personas que tienen pérdidas en estas fechas, por fortaleza. Que la esperanza de la vida que tenemos en Cristo nos de el gozo y la fortaleza que necesitamos en situaciones difíciles.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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