Como trabajo en un laboratorio clínico van muchas personas mayores o envejecientes a tomarse muestras de sangre y hacerse estudios. Y cuando los saludo al atenderlos muchos de ellos cuando les pregunto como se encuentran, me responden que cada día mas viejos y me dicen que no llegue a vieja. Yo les respondo que es una bendición llegar a tal edad, ya que en estos tiempos, muchas personas están muriendo jóvenes. Y el alcanzar la vejez o la ahora llamada "edad dorada" es algo que nos toca a todos, de lo que no podemos escapar. De la misma manera, visito los hogares para brindarle el servicio a aquellos que se les hace difícil caminar o tienen padecimientos y condiciones médicas que no les permiten llegar a nuestras facilidades. Y es común encontrar envejecientes que están completamente solos. Muchos de ellos tienen hijos que casi nunca los visitan. Se les hace muy difícil todas las tareas diarias que damos por sentado. Dios nos solicita que ayudemos a las viudas y los ancianos. Ellos dieron sus vidas para criar aunque no hayan sido perfectos. Nuestras vidas tan ocupadas, que mas bien, son prioridades invertidas, nos mantienen alejados de estas personas mayores que se sienten en soledad. Como hijos de Dios debemos brindar ayuda al necesitado y amar a nuestro prójimo. A veces lo poco que podemos dar, es muy grande para el que tiene necesidad. Puede ser un abrazo, un beso, una sonrisa, una llamada, entablar una conversación, etc. Estas nuevas generaciones están perdiendo el respeto y el aprecio hacia las personas mayores de edad. Pero todavía podemos poner nuestro granito de arena, enseñando a nuestros hijos, pero sobre todo dándoles el ejemplo. Así que el tercer reto es llamar, buscar o regalarle algo al menos a dos envejecientes. Piensa en tios, abuelos, vecinos o personas mayores que hace tiempo no visitas o llamas y saca al menos quince minutos para este propósito. Te aseguro que vas a ser ministrado tu también. Oremos dando gracias a Dios por aquellas personas mayores que dieron de su tiempo para criarnos, o enseñarnos. Que Dios nos muestre a quien debemos llamar y podamos ser de bendición a sus vidas. Que pofamos mostrar el amor de Dios a sus vidas.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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