En tiempos de guerra, el soldado usa protección para su cuerpo, y he visto en diferentes ocasiones, que muchas veces protegen más as su cabeza que el cuerpo. Aquí Dios nos aconseja a guardar el corazón, porque de él mana la vida. Nuestro cerebro acumula ideas, pensamientos, recuerdos, enseñanzas; pero en el corazón guardamos las emociones, los sentimientos, las alegrías, pero también atesoramos las tristezas, las lágrimas derramadas, los rencores, los deseos de venganza y las envidias. Todo lo que nos afecta, positiva o negativamente, lo guardamos en el corazón. Como seres humanos, aunque queremos vivir bajo el espíritu, nuestras emociones tienden a dominarnos frecuentemente. Las emociones no son malas, es como las manejemos. Cuando hemos depositado allí desilusiones, rencores, decepciones, dolor, o desesperanza, quedan encerrados de tal forma que se nos hace difícil removerlas luego. Solo con la ayuda del Espíritu Santo podemos limpiar todo eso que nos trae peso y aflicción. Pensamos que todas esas cosas están muy ocultas allí, pero la Palabra nos dice que “de la abundancia del corazón habla la boca”. De forma muy automática y natural, lo que haya en nuestro corazón se reflejará en lo que hablamos, en cómo actuamos. David tenía un corazón conforme a Dios, perfecto para Dios. Así le describe en la Biblia. David no era perfecto, pero su corazón era íntegro. Por eso David tenía una relación de transparencia con Dios. Él no ocultaba nada, no escondía nada. Se abría delante de Dios mostrando sus mejores ideas y sentimientos, y también acudía a Él en oración mostrando sus temores, sus inseguridades, sus debilidades. Todo lo presentaba ante Él. Mostraba una humillación de sus deseos, para que Dios le mostrara su voluntad y lo guiara en medio de las circunstancias que pudiera estar viviendo. Debemos procurar un corazón que pueda estar abierto sin nada que esconder. Del corazón nacen todas las intenciones. ¿Puedo mostrarme ante Dios pensando que no tengo nada que esconderle? Para guardar mi corazón debo cuidar lo que entra y lo que atesoro. Es una limpieza constante, bajo la ayuda salen Espíritu Santo de remover todo lo que no es conforme al corazón de Dios. Digo que es constante, porque todo el tiempo, mientras estemos en este mundo, personas nos van a herir, nos van a calumniar, nos van a poner el pie para que tropecemos, pero recuerda que Dios es quien nos sostiene, quien sana nuestras heridas, quien nos socorre en tiempos de angustia. Acude a Él, y no escondas nada en tu corazón. Si endurecemos nuestros corazones, nos endurecemos para escuchar a Dios. De mi corazón, ¿mana vida, o manan cosas negativas? Es tiempo de sanar, es tiempo de vendar heridas. Cristo vino para sanar a los quebrantados de corazón. No hay corazón que Él no pueda sanar y llenar de su amor. Llevemos todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo y anhelemos tener un corazón conforme a Dios. Oremos para que Dios nos lleve a escudriñar nuestros corazones. Que podamos remover todo aquello que nos endurece y nos aflige y que sea el Señor sembrando allí sanación y amor.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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