La sabiduría y el conocimiento están disponibles para el que los desee. Nos dicen los versículos que “claman en las calles y en las plazas”. Más adelante nos dice que “el que esté falto de sabiduría que la pida”. Todo comienza por el temor de Jehová, y como ese temor nos lleva a conocer, guardar y obedecer sus mandamientos. Pero no basta solo con desear la sabiduría. Debemos anhelarla como se anhela un tesoro, y como el hombre natural busca hacer dinero toda su vida. Este versículo nos habla de escudriñarla. Escudriñar por definición es examinar algo con mucha atención, tratando de averiguar las interioridades o los detalles menos manifiestos. Se nos manda a escudriñar las escrituras, a escudriñar nuestros corazones, nuestros caminos. No se trata de simplemente cumplir con unas rutinas: leo la Biblia a diario, tengo un tiempito de oración, voy a la iglesia... Se trata de algo más. Si deseamos crecer espiritualmente en el conocimiento de Dios para vivir esa vida abundante que Él ofrece, de esos dedicarnos a escudriñar. Cuando leemos la Palabra, no es más importante cuántos versículos leíste, sino el detenerse a meditar en ellos, ver cómo aplican a mi vida, orar para pedir a Dios que me hable a través de ellos, memorizar los que han sido de gran impacto, y sus promesas. Es detenerse en palabras que no entiendo bien, y volverlos a leer, buscar definiciones, buscar esos pasajes paralelos que la Biblia me da al calce de la página, relacionarlos a su contexto, o sea, de que está hablando el capítulo, el libro, no como un versículo aislado. En palabras sencillas, es sentarse a estudiar, a desmenuzar la Palabra, y dejar que Dios hable a mi vida a través de ella y luego obedecer lo que me dice. Esto implica disciplinarme a tener un tiempo con Dios para que a través de su Espíritu Santo nos vaya revelando lo que debemos conocer. Todo esto debe llevarnos a amar su Palabra. Cuando amamos algo lo anhelamos, no va a ser una carga, al contrario, vamos a entender que es nuestro alimento espiritual y que lo necesitamos para vivir. Podemos vivir vidas victoriosas desde ahora, solo debemos tomar el tiempo de conocer cuál debe ser el camino que debemos tomar. Dios hará el resto. Oremos al señor para que nos ayude en este caminar de anhelar la sabiduría que sólo Él puede dar y que será de bendición a nuestras vidas. Que nos ayude a ser disciplinados con sus cosas también como lo somos con los estudios o los trabajos. Que podamos contagiar a otros con lo que vayamos aprendiendo.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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