Recuerdo de pequeña, la imagen que tenía de Dios: un ser divino, en los cielos, que debía respetarse, que todo lo veía, que podía concederte alguna cosa si le rogabas o hacías un sacrificio, y un Dios que castigaba fuertemente, sin piedad. Ahora que le conozco mejor, puedo ver como tenía un con concepto algo tergiversado de lo que es Dios realmente. Y esa parte de que —“Dios te castiga”— que era para meter miedo, formó una imagen borrosa de lo que se la realidad y los atributos de Dios. Si Dios castigaba muy fuerte, y el castigo y las pelas de mi mamá no eran nada placenteras, me estaba enfrentando a algo realmente indeseable, y según lo que me decían, que podía quitarme la vida en un instante. Y Dios tiene el poder para hacerlo. Pero Dios es también amor, y es perfecto. La imagen que forjamos en nuestras mentes de lo que es un castigo, o una corrección, de la debemos a padres que nos amaban, pero que eran imperfectos, padres pecadores por naturaleza y alejados de Dios, como fue mi caso. No es el mejor marco de comparación para entender como Dios obra. El castigo y la corrección son buenos. Tienen un fin bueno para quienes lo reciben. La corrección según el diccionario es la modificación que se hace en una cosa o a una persona para corregir sus fallas, errores, defectos o imperfecciones. El pecado nos hizo imperfectos. Por lo tanto, necesitamos corrección. Dios quiere el bien para nuestras vidas. Él es bueno en sus atributos, y no provoca mal a nuestras vidas. Pero vivimos en un mundo pecador que cada día, cada promoción, cada cosa que leemos, vemos o escuchamos quiere llevarnos al pecado. Necesitamos la corrección de Dios para volvernos al camino, para no desviarnos, para no cargas con malas consecuencias. Y aunque Dios la habla de diversas maneras y tenemos su Palabra escrita como guía, somos testarudos, y el pecado nos atrae, y caemos. La corrección de Dios, que es en amor, nos va formando cada día para parecernos más a la imagen de Cristo. Ese castigo y corrección nos va llevando a ser mejores cristianos y a pecar menos. Nos va llevando hacia la vida abundante que Él tiene para nosotros, y nos lleva a ir adquiriendo sabiduría, y nos aleja de una vida contristada. Que tu percepción de la corrección de Dios se adapte a quien es Él. Iremos al Señor dando gracias porque gracias su amor, podemos ir creciendo en Él, y su corrección nos ayuda a tener una vida mejor. Que anhelemos su presencia cada día y seamos agradecidos por su amor. Recuerda que si Dios te castiga y corrige es porque eres su hijo. Gózate en Él.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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