Cuando nacemos no podemos caminar. Nuestro cuerpo pasa por un proceso de irnos nutriendo y fortaleciendo hasta que podemos comenzar a gatear primero, y más adelante, damos nuestros primeros pasos. Esa es una etapa muy retante para los padres, ya que con los primeros pasos llegan las primeras caídas. A medida que vamos adquiriendo las destrezas del balance y el enfocarnos en lo que tenemos delante, vamos dominando el arte de caminar de tal manera, que seguiremos caminando por el resto de nuestras vidas, de una forma tan natural, que ya no tenemos que pensar como hacerlo. Todo está en nuestro cerebro. Hay personas que sufren alguna lesión cerebral y sí deben aprender nuevamente a caminar. El libro de Proverbios nos habla constantemente de que debemos adquirir la sabiduría que proviene de parte de Dios. Justo el versículo anterior a estos que comparto aquí hablaba de que debemos caminar por el camino de la sabiduría. Cuando llegamos al Señor solos como niños recién nacidos. La Biblia nos compara así. Hemos nacido a una vida espiritual de la que no conocemos casi nada. Ahí comienza el proceso de ir nutriéndonos y fortaleciendo en su sabiduría, a través de al oración, la lectura de la Biblia y congregándonos con otros hermanos en la fe. Son esos mismos hermanos los que en un comienzo nos van ayudando a caminar, de manera que nos caigamos lo menos posible. Se supone que según vamos adquiriendo esa sabiduría y esa madurez espiritual, caminemos mejor en el Señor y tropecemos poco. Es esa sabiduría la que nos llevará a detenernos a pensar antes de tomar una decisión, sabiendo que toda decisión tienen consecuencias, sean buenas o malas. Hay decisiones que pueden marcarnos toda la vida, y hay otras que sólo marcan el momento. En todas ellas debemos dar testimonio del que nos llamó. La Biblia nos da miles de consejos para que vayamos aprendiendo a vivir de una manera íntegra y escogiendo el camino que nos acerca a Dios. Cada decisión, cada acto, llevado a la presencia de Dios nos llevará al camino de la bendición. Oremos al Señor pidiendo que nos ayude a detenernos ante cada decisión para que obtengamos la victoria que ya Él ganó para nosotros y demos testimonio como sus hijos.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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