Necesitábamos un nuevo zafacón para la basura de la cocina y encontramos uno en oferta que abre automáticamente, utilizando un sensor de movimiento, al acercarse algo cerca de la tapa. También es mucho más grande que el que teníamos, y así sería más práctico, ya que tardaría más en llenarse. Nos pareció muy conveniente al principio, pero luego, con el pasar de los días, y la basura añejarse adentro, cada vez que alguien pasaba cerca y se abría la tapa, percibíamos el mal olor, mucho más fuerte de lo que podía sentirse antes con el otro zafacón. A simple vista lucía muy moderno como parte de la decoración de la cocina, pero en su interior sólo había basura y mal olor. Aunque suene fuerte la comparación que voy a hacer, muchas veces así podemos ser nosotros. Déjame explicarme antes de que llegues a conclusiones. Podemos tener la mejor intención de presentar a otros lo mejor de nosotros, nuestras mejores cualidades y virtudes. Pero con mucha sabiduría el texto nos dice que de la abundancia del corazón habla la boca, y así ocurre. Podemos querer mostrar el amor de Dios, pero si llevamos raíces de amarguras, enojos, envidias y tantas otras cosas que nos alejan de la comunión con Dios, eso es lo que va a aflorar a través de nosotros. Por más que trates de esconderlo, sale inconscientemente a la luz. Nuestras heridas gritarán por encima de nuestras acciones. Lo que nos duele, se reflejará al opacar el brillo en nuestro rostro. Todos van a percibir nuestro olor, pero será aún más fuerte para los que estén más cerca. Por eso nuestros cónyuges, nuestros hijos, nuestros compañeros de trabajo que vemos a diario, los hermanos en la fe con los que trabajamos frecuentemente en un ministerio, estarán expuestos a lo que queremos olvidar, o a lo que no queremos tocar. Pero Dios que es grande en misericordia nos dice que por su llaga fuimos nosotros sábados, que Jesús vino a sanar a los quebrantados de corazón, que nos da gozo junto a su salvación y en Él tenemos paz. Lo importante es trabajarlo, removerlo y limpiarlo. Debemos volver a oler momentáneamente. Debe dolernos momentáneamente. Debemos llorar momentáneamente. Pero luego, tendremos paz, alcanzaremos la sanidad, experimentaremos el gozo del Señor, y podremos mostrar a otros la fragrancia de Cristo. Para muchos, nosotros somos la evidencia de que Dios puede sanar, de que si hay gozo en medio de este mundo, que si Dios lo hizo con nosotros, ellos no están perdidos y tienen esperanza. Que otros se acerquen a nosotros al percibir nuestro olor, y no que tengan que alejarse por no soportarlo. Oremos al Dios Todopoderoso que tiene misericordia de nosotros y pídamosle que escudriñe nuestros corazones para que remueva y sane lo que no sea de su agrado, lo que nos impida dar buen testimonio de su obra en nuestras vidas. Que podamos disfrutar de la paz y el gozo de la sanidad del alma para poder llenarnos de Él. Que podamos ser olor fragante en su presencia, y para que otros anhelen al quetransformó nuestras vidas.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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