Recuerdo siempre lo que me confesó mi mejor amiga en la high school. Me dijo que de primera intención, al conocerme, yo no le agradé en lo absoluto, al contrario, que le caía muy pesada, o muy mal. Pero que luego, cuando llegó a conocerme realmente, el concepto desagradable que tenía de mi, de que era una chica muy antipática, no era cierto. Ésto me sucedió en otras ocasiones, y con otras personas. Y es que se malinterpretaba el que yo era un poco tímida, con que era yo era antisocial. Muchas veces nosotros cometemos ese error de juzgar a alguna persona, y es que no la conocemos realmente. Nos sucede lo mismo con Dios. Recuerdo muchos refranes o frases que se usaban cuando era pequeña, que sin tener esa intención, fueron creando en mi sunconsciente la imagen de Dios y quién era Él. Cuando llovía y escuchábamos el ruido de los truenos, decían que eso era Dios que estaba moviendo sus muebles de lugar en el cielo, o que estaba de mal humor. Si yo hacía alguna travesura a escondidas me decían que Dios me iba a castigar, porque Él me veía. Si algo no resultaba como lo habíamos planeado, me decían, el hombre propone y Dios dispone. Era muy popular el refrán de: al que madruga, Dios lo ayuda. Y así podría seguir mencionando otras frases más. Con todo esto, crecí pensando que Dios era alguien que me asustaba, que nos dañaba los planes, que me ayudaba sólo si yo me esforzaba y era un Dios de castigos... muy lejos de la verdad de la naturaleza de Dios. No fue hasta que tuve un encuentro personal con Él que he podido ir conociendo como es Él en realidad, aunque mientras esté en este cuerpo terrenal no podré conocer toda su deidad. Dios me ha mostrado a través de su Palabra y la oración que es un Dios de amor, que se ocupa de mi y de cada detalle incondicionalmente. He podido conocer lo que es su Gracia, que me dice que no hay nada que yo pueda hacer para merecer ser su hija y ganarme el cielo, pero Él lo otorga como un regalo inmerecido a aquéllos que creen en Él y en su sacrificio en la cruz. No es un Dios que infunda miedo, sino un Padre amoroso que echa fuera el temor. Le he ido conociendo, y Él se deleita en que le conozca y le busque cada día más. Quizás otras personas tienen también un concepto errado de quien es Él, como lo tenía yo. Es nuestro deber mostrarle a otros que es una bendición darse la oportunidad de conocerle y saber quién Él es. Que mientras mas le conozco, mas me conozco a mi misma, y mas veo que dependo y necesito de Él. Oremos para dar gracias al Señor por haberle conocido, y ese conocimiento cambió nuestras vidas. Que podamos ser instrumento para llevar a otros a conocerle de verdad y no por lo que se dice por ahí, que contradice su naturaleza de amor y fidelidad. Que otros puedan ver en mi algo que les apasione a buscar de Jesús.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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