Todos tenemos un precio. Todos tenemos algo que nos derrumba. Quizás lo que me derrumba a mí, no es lo mismo que te derrumba a tí. Yo soy fuerte en unas áreas en las que tú eres débil, y yo soy débil en unas áreas en la que tú eres fuerte. Pero tenemos algo en común: tenemos la capacidad de tropezar y caernos; no somos fuertes todo el tiempo. Y de eso se trata la vida, de caminar, caernos y levantarnos; correr, caernos y volvernos a levantar. A veces nos cuesta trabajo levantarnos solos y necesitamos ayuda. En ocasiones podemos levantarnos solos, pero nos toma mucho tiempo. Así que si aceptamos ayuda podemos estar de pie en menos tiempo. Si queremos pasar mas tiempo de pie, que en el suelo, debemos identificar esas cosas que nos derrumban. Dios en su infinito amor nos ha provisto de varias herramientas para ayudarnos a estar de pie. En primer lugar, nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Nos dio una vida espiritual a nuestro espíritu muerto. Nos regaló una vida eterna, que nos da una esperanza mas allá de la muerte física a la que tantos temen. Nos selló con su Espíritu Santo, quien viene a morar en nosotros para guiarnos, redargüirnos, consolarnos y alentarnos a seguir las cosas espirituales. Dios nos dejó su Palabra escrita, como libro de instrucciones y agenda que nos recuerda sus promesas para nuestar vida. Pero aún con todo eso y el contar con su provisión para todo lo que realmente necesitamos, Él sabía que no podemos funcionar solos y necesitamos alguien que nos sostenga los brazos como le ocurrió a Moisés, y nos hizo parte de un cuerpo, el cuerpo de Cristo que se supone que somos uno, y cada parte del cuerpo sienta y padezca con los que se duelen, y ayuden a los que caen, y mas aún, que ayuden a otros a no caer. Pero, tenemos un precio, ¿recuerdas? Y el enemigo de las almas busca conocer el tuyo para hacerte caer. Otras personas identifican tu precio para hacerte caer. Por lo tanto, yo debo ser sincero y examinarme, pedirle a Dios que me examine para conocer qué es lo que me hace caer y prepararme, pedirle fuerzas y sabiduría al Señor para trabajar en esa área de mi vida. ¿Qué me hace tropezar: que me toquen mi salud, que me falle mi esposo, que toquen a mis hijos, que me falten mis comodidades, que no tenga muchos amigos o que me fallen, que no pueda ser el centro de atención, que se afecte mi trabajo? Según somos tan diferentes, así hay opciones para cada uno. Hice una petición al Señor hace un tiempo de que me usara para su obra, que quería servirle mas, crecer mas en Él, y poco a poco ha ido mostrándome mis puntos débiles. Necesito conocer lo que me detiene al servirle, qué me impide completar la tarea que se me asigne. Dios no nos pide que seamos fuertes, Él conoce nuestra condición humana. Él espera que dependamos de Él y en cuanto a nuestros hermanos en la fe, que los ayudemos a levantar porque solo a Él le toca juzgarlos. Oremos presentándonos al Señor reconociendo que sin Él nada somos. Que podamos identificar nuestras debilidades, donde tenemos nuestro corazón y arrepentidos lo entreguemos a Él. Que podamos ser humildes y reconocer que nosotros también caemos y podamos ser de ayuda para levantar a otros. Que podamos ttener contentamiento en el Señor en todo tiempo.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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