Una de las razones por las que nos cuesta dar es porque nos encanta pedir, pero damos poco. Nuestros hijos por ejemplo, piden muchísimo, pero no dan mucho para ayudar en el hogar, y otras tareas. Todos piden que les presten atención pero no siempre atendemos por completo a los demás. Vemos gente pidiendo dinero todo el tiempo en los semáforos, en la televisión, en la radio, y en el internet. Dicen que pidiendo nadie se hace pobre, y parece que ese refrán sí lo aprendimos bien. Pero el refrán de “es mejor dar que recibir”, cómo que se nos olvida. Nos desilusionamos frecuentemente cuando damos pero no vemos que nos devuelven lo que hemos dado en igual proporción, ya sea nuestro tiempo, dinero, o nuestra ayuda de alguna forma. Nos enseñaron que en esta vida todo se gana, así que crecemos con la mentalidad de que si yo sembré, lo lógico es que recoja mi cosecha. Si he sembrado el bien y he dado todo mi esfuerzo, y he ayudado a otros, yo espero, que mi vida sea recompensada con cosas buenas. Todo se trata de una inversión para luego yo ser recompensado. Pero lo que encuentro en este peregrinar, es que no importa lo que he sembrado, no importan mis esfuerzos, puedo enfrentar problemas, pérdidas, y muchas situaciones difíciles. Aún personas o actividades a las que les hemos dedicado todo lo que ha estado a nuestro alcance, nos fallan. ¿Porqué Dios permite que me sucedan estas cosas en mi vida si yo siempre he hecho el bien? ¿Se olvida Dios de nosotros? ¿Porque no veo una solución a mis problemas? ¿Porqué a otros que viven desordenadamente parece que la vida no los maltrata tanto? Dios todo lo conoce y nada pasa desapercibido ante Él. Dios nos hizo un mundo perfecto que menospreciamos para anhelar lo que pensamos que no teníamos. Adán y Eva representaron la humanidad y corrompieron este mundo con el pecado. Vivimos en un barco como el Titanic, donde la arrogancia de su capitán y sus diseñadores pensaron que ni Dios mismo lo podía hundir. Este mundo va en ruta a la destrucción y no hacemos nada al respecto, sino que seguimos contribuyendo a la maldad y al daño a la naturaleza. Pero hay esperanza. Dios proveyó salvación y nos espera en un barco salvavidas. ¿Voy a enfocarme en querer disfrutar de las amenidades del barco que se está hundiendo o renuncio a todo y me subo al salvavidas? Dios nos dio vida, una eternidad en su presencia. Tiene cuidado de nosotros, pero muchas veces seguimos dando vueltas en el barco que se hunde cuando deberíamos estar tan ocupados diciéndoles a los demás qué hay barcos salvavidas esperando. Si estuviéramos dándolo todo por el evangelio no tendríamos tiempo de pensar en lo que nos afecta. Y es legítimo que nuestras emociones nos alteren, pero hay un Dios en el que hemos creído, que nos ha lleva a puerto seguro, y nos dice que esto tiene un final feliz. Mientras yo dé todo lo que tengo para correr la voz a otros de qué hay salvación y hay un puerto seguro, Dios va a tener cuidado de mí. Ya estoy recibiendo mucho más de lo que puedo anhelar. Aún en el barco, con las olas inquietas, puedo disfrutar la seguridad de que estoy bajo sus cuidados y su provisión. En este mundo todo va camino a hundirse, pero Su amor me cubrió y me guarda mientras voy camino a la parada final. Ya Él nos dio lo que no podíamos comprar, la salvación que no podíamos ganar. Lo que yo pueda dar para su reino lo hago por amor a Él porque jamás voy a merecer lo que ya me regaló. Oremos al Señor dando gracias porque hemos recibido mucho más de lo que hayamos podido pedir o esperar. Que nos ayude a través de su Espíritu Santo a ver las cosas desde su perspectiva sabiendo que hemos recibido esperanza y vida eterna en Él.
0 Comments
Leave a Reply. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
Categories |