El sentido del olfato es uno muy importante en nuestras vidas. Comenzamos a detectar olores desde pequeños. Los bebés pueden detectar el olor de su madre entre el olor de otras personas. Cuando tenemos hambre el olor de la comida nos abre mas el apetito. Nuestro cerebro se va programando y guardando en memoria los olores que vamos aprendiendo y experimentando. Es un mecanismo de defendernos también, por ejemplo, si un alimento huele a podrido no lo ingerimos porque sabemos que nos va a caer mal.
¿Y los olores a perfumes o flores? Esos nos deleitan. Poder sentir el olor del perfume de la persona amada es un placer. Pero igual, puede traernos a la memoria una mala experiencia amorosa. Así que siendo nuestro olor algo que nos identifica y causa una impresión en otros, nos preocupamos por oler bien y gastamos dinero en cremas, perfumes, colonias, desodorantes, etc. Hasta juzgamos muchas veces a los que no huelen bien y los rechazamos. Pues la Biblia dice que somos el olor de Cristo aquí en la tierra. La gente debe oler a Cristo al acercarse a mi. Somos enviados con un mensaje, el mensaje de las buenas nuevas de salvación. ¿Pueden olerme y piensan en Cristo? Oremos para que Dios nos examine y nos ayude a agradarle llevando Su mensaje a otros.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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