Desde que era una niña me encantaba la playa. Mi familia visitaba la playa de Boquerón en los veranos y en las vacaciones de Navidad. Tuve una experiencia que me asustó mucho porque no sabía nadar y jugando en el mar nos alejamos un poco de la orilla y pensé que me ahogaría. Eso hizo que entonces por varios años me pasara solo muy cerca de la orilla debido al temor que tenía. Con los años fui soltando el miedo y fui aprendiendo a nadar y ya puedo disfrutar más confiadamente un día de playa.
Nuestra vida cristiana y nuestra relación con Dios funciona de la misma manera que la playa. Hay personas que solo van a la playa y no entran al mar, solo miran desde la orilla. Hay otros que solo mojan sus pies al caminar por la arena. Algunos entran al agua pero permanecen a una corta distancia de la orilla. Pero, están aquellos que saben nadar y disfrutan de la playa en su totalidad sumergiéndose en un área mas profunda y relajan sus cuerpos en el agua salada. Podemos ser personas que han escuchado de Dios, del sacrificio de su Hijo Jesucristo en la cruz y le ven de lejos. Podemos visitar una iglesia y escuchar Palabra, asistir a alguna actividad religiosa pero no entregar nuestro corazón y vivir nuestras vidas sin ningún impacto de Dios en ellas. Quizás somos el tipo de persona que ha tenido un encuentro personal con Dios y le ha entregado su corazón pero no alimenta, y no buscar fortalecer su relación íntima con Dios, y es como aquél que disfruta el mar adentro pero cercano a la orilla. Pero somos bendecidos y bienaventurados si somos como aquéllos que van a las profundidades y nos dejamos guiar por Su Espíritu Santo. Cultivamos una relación personal con el Señor y Él nos va llevando de gloria en gloria, atravesando el quebranto para llevarnos a sus profundidades. ¿Qué tipo de persona eres tu? ¿Cuán profundo quieres llegar? Oremos para que seamos sensibles a la voz de Dios y nos rindamos a Sus pies para que nos lleve a experimentar sus profundidades.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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