“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” S. Mateo 5:16 RVR1960 Yo vivía en oscuridad. Mucha gente vive hoy en oscuridad. Yo vivía sin esperanza. Mucha gente vive hoy sin esperanza alguna. Pero un día mis ojos se abrieron y pude ver la luz. Lamentablemente, todavía muchas personas no pueden ver la luz. Es una bendición y más bien, por gracia (favor inmerecido) de Dios el recibir la salvación y entender las buenas nuevas del evangelio de Jesús, donde el Hijo de Dios sacrificó su vida, en total humildad y sumisión, por amor a mí… por amor a ti, solo para salvarnos de una eternidad en castigo muy merecida. Y entonces queremos que otros puedan ver la luz. Dios mismo nos envía a alumbrar en un mundo que vive en tinieblas. Debemos alumbrar con la luz de Cristo que hemos recibido. Pero… otros no la ven. ¡¿Por qué?! Entonces nos desesperamos, nos frustramos o en otras ocasiones no nos atrevemos a mostrar la luz porque otros no lo comprenden. Y buscamos maneras, utilizamos viejas costumbres para querer convencer. Queremos que otros vean nuestra luz y queremos encontrar herramientas para alumbrarlos. Pero fracasamos. Más bien, tienen a aborrecer la luz. Los cegamos con la luz, porque alumbramos mal. No es lo que queramos proyectar. No es lo que queremos alumbrar. La luz es vida en sí misma. La luz es Cristo y no nosotros. Brillamos con la luz, ¡sí! como igual brilla la luna con la luz del sol y no con luz propia. Es Cristo quien debe brillar a través de nosotros. Solo debemos decirle que nos muestre el lugar correcto para colocarnos donde Él debe brillar. Nuestras lupas, espejos, herramientas o artimañas las ponemos a sus pies, y dejando a un lado todo lo que es nuestro, entonces Él brilla, Cristo brilla y alumbra a los demás. Si son iluminados, si pueden ahora ver la luz, si quieren dejar las tinieblas, es solo obra de Cristo; es todo obra suya. Yo solo soy la lámpara vacía que el dueño llena con aceite y luego enciende con fuego. Si no tuviera el aceite, en vano sería tratar de estar cerca del fuego. El mundo vive en tinieblas. Cada día que pasa se ve más oscuro. Cada día que llega necesita más ver la luz. El mundo necesita de una iglesia pura que deje brillar la luz de Cristo. Una iglesia que se humille y se vacíe para que la verdadera luz pueda brillar. Una luz que no molesta a la vista, sino que abre los ojos con su resplandor. Una luz que no quema, sino que calienta el frío nos entumece. Una luz que muestra el camino a seguir. Una luz que no cesa, porque es la fuente misma, y no se desvanece. Es hora de ir postrados ante aquel que nos llamó a su luz admirable. Es tiempo de rendición para que su obra sea completada. En el proceso, nuestras tinieblas son disipadas y nuestro gozo es constante. Oremos al Señor dando gracias por la luz del mundo, Cristo, que nos dio vida cuando estábamos muertos en delitos y pecados y nos da la tarea de ir a llevar las buenas nuevas de salvación a un mundo que se pierde. Que nos ayude a rendirnos y dejarnos guiar por su voluntad.
3 Comments
Adriana
7/6/2022 12:55:35 am
Quiero conocer más de Dios
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Alberto
11/30/2022 02:03:11 pm
Buenas tardes,
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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