Vivimos nuestras vidas tan a prisa que nos perdemos los detalles que tenemos a nuestro alrededor. A temprana edad nos relataron alguna vez el cuento de la liebre y la tortuga. La liebre muy veloz, termina perdiendo ante la tortuga por haberse confiado demasiado. Pero se nos ha olvidado la moraleja de la historia y vemos como sumergidos en el egoísmo las personas van corriendo sus vidas buscando llegar a sus respectivas metas.
Y si bien nos confirma Pablo que estamos en una carrera, pero también debemos estar alertas a las necesidades que se presentan en el camino y cómo podemos ayudar a cubrirlas. El llegar a la meta no puede detenernos de ayudar al prójimo que corre su propia carrera. Lo importante no es cuán rápido lleguemos sino con cuanto honor la corremos. Nuestra carrera está llena de obstáculos y situaciones que parecen aminorarnos la velocidad. Jesús nos invita a dejar sobre Él nuestras cargas que Él nos hará descansar. Junto a Dios podemos renovar nuestras fuerzas y seguir adelante. Igualmente Él nos coloca personas que son oasis y nos dan apoyo y una palabra fresca de aliento. Nosotros podemos ser los oasis de otros. ¿Cómo estoy corriendo mi carrera? ¿Estoy solo enfocado en mí? ¿Cuál es mi meta? Oremos para que Dios examine nuestras vidas y nos revele como estamos corriendo nuestras vidas, que podamos estar alertas a las necesidades de otros y les brindemos ayuda para terminar sus carreras.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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