Ser mujer en los tiempos bíblicos conllevaba el ser madre, tener hijos. Podemos ver en las escrituras mujeres que fueron estériles como se sintieron rechazadas por la sociedad por el simple hecho de no poder concebir. Dios le concedió el milagro a Sara, por ejemplo, quien tuvo el hijo que Él le había prometido, en su vejez. Así que saber que estaban en estado de preñez era una tremenda bendición. Pero el caso de María fue diferente.
María estaba desposada, ó comprometida con José y siendo virgen quedó embarazada. María escuchó el mensaje del Ángel y se puso a la disposición de Dios como su sierva. No debió ser un camino fácil siendo ella muy joven y hasta José pensó en dejarla cuando supo la noticia. Pero ella tuvo la revelación de Dios de que llevaba en au cuerpo al Hijo de Dios que cumpliría con La Promesa: promesa que esperaban todos los judíos. El camino fue difícil hasta su alumbramiento que fue en un establo. Le parecería ilógico que tuviera que dar a luz a Emmanuel en un lugar como ese. María fue obediente a la Voluntad de Dios aunque fuera un camino ardúo. Dios nos tiene tareas a cada uno de nosotros en nuestro caminar con Él. El camino que debemos tomar muchas veces no es fácil, pero trae bendición el ser obedientes. Podemos pensar que lo que nos toca hacer no es realmente importante, pero, si una sola vida recibe a Jesús como Salvador, es mas que importante: es completamente necesario. Estamos acostumbrados a que las tareas importantes son solo las que otros pueden ver. Pero el Señor puede usar una palabra, un donativo, un tiempo invertido en ayudar a otros o lo que otros pueden ver en nosotros (nuestro testimonio) para beneficio del Reino y de que Su nombre sea glorificado. Tu y yo tenemos tareas importantes. A veces nos pueden ser reveladas de una forma extraordinaria, como a María, pero otras veces con solo leer Su Palabra o escucharle en oración podemos saber lo que nos toca hacer. Dios decidió usarnos, y es para nosotros un privilegio, ya que no damos el grado para representar al Rey de Reyes, pero Él en su infinita Gracia y Misericordia nos capacita y nos dirige. Celebremos la Navidad recordando el amor de Dios para el mundo enviando a su Único Hijo por salvarnos. Oremos para que Dios ponga en nosotros pasión por servirle. Que su Espíritu Santo nos dirija cada día y nos muestre donde debemos obrar. Que recordemos como a través de la Biblia muchos siervos de Dios tuvieron caminos difíciles pero en todo momento el Señor no se apartó de ellos y hoy día son ejemplos de las obras de la fe en el Señor.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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