Veía esta tarde con mi esposo una película basada en una historia real donde relataban la hazaña de un hombre equilibrista que cruzó sobre un cable en los aires las torres gemelas de Nueva York recién construidas en aquel tiempo. La película muestra muchos aspectos de su preparación, desde niño y hasta cómo debía preparar la cuerda que pretendía cruzar para que fuera firme y estable. Tuvo su mentor, quien le enseñó todos los detalles que debía conocer y además le regaló muchos consejos. El consejo que más me impactó fue cuando le dijo que muchos equilibristas que fallan en sus intentos y hasta habían perdido la vida en el acto, lo hacían a tres pasos de llegar al otro extremo porque se confiaban de que ya habían llegado a la meta, cuando aún faltaban pasos por recorrer, aunque estuvieran cerca. Esta enseñanza trajo al instante e versículo que les comparto aquí. Nuestra vida Cristiana comienza primeramente en la mente y el corazón de Dios antes de la fundación de mundo, pero nuestro caminar comienza el día en que le entregamos nuestra vida a Cristo. Es un proceso de crecimiento, comparado en la Biblia con un bebé que recién nacido se alimenta de leche y luego va creciendo y pasando a otras etapas donde luego come viandas, o alimentos sólidos. Muchas veces vemos e camino que hemos recorrido y podemos con orgullo pensar que ya lo hemos logrado. Esto puede suceder si nos comparamos con nosotros mismos y no con Dios. Al compararnos a la santidad de Dios nos daremos cuenta de que nos faltará siempre un gran camino por recorrer. Mientras más le conozcamos, más nos veremos retratados y podremos ver nuestras fallas y pecados. Debemos pensar como Pablo, que aún no hemos llegado para no confiarnos y pensar que no nos queda nada nuevo por hacer o por aprender. Siempre nos faltarán esos tres pasos hasta que Él venga o vayamos a Él primero. Pero lo mejor de esto, es que no caminamos solos...Él va a nuestro lado y mora dentro de mí. Mi equilibrio me lo da mi Señor. Oremos al Señor agradecidos por tanto amor y misericordia. Demos gracias porque est camino no lo recorremos solos y Él nos irá perfeccionando hasta que Él venga. Que podamos recordar que no hemos llegado pero por su Gracia, vamos de camino.
0 Comments
Leave a Reply. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
Categories |