Llevo ya un año ahora en septiembre escribiendo el blog, y he escrito sintiendo diferentes emociones. He estado alegre, he estado triste, en ocasiones estuve muy agradecida de Dios por sus detalles, en otros estuve sintiéndome traicionada o decepcionada por personas que me han ofendido. En todos esos momentos Dios estuvo conmigo y fue guiando las palabras que debía plasmar por este medio. Hubo días en que simplemente no tuve un tema, pero hubo otros en que sentía enojo, por diversas situaciones, y esos días sí se me hizo difícil escribir, al punto de no escribir nada. Y es que hay cosas en la vida que nos hacen perder el control de nuestras propias vidas. Puede ser una emoción como lo es el enojo, o pueden ser deseos, alguna inclinación que tengamos a un pecado en particular. En ocasiones son otras personas que de acercarse nos quitan la paz. Dios nos creó y nos conoce y por esa razón incluyó en el paquete del fruto del Espíritu la Templanza. La templanza se puede definir como esa capacidad de tener un balance y tener el control sobre los deseos o los impulsos, es tener ese dominio propio. Me encanta este versículo donde resalta que Salomón tuvo control de su reino porque el Señor, su Dios, estaba con él y lo hizo muy poderoso. Salomón fue dotado de gran sabiduría, mas que todos los gobernantes que tuvo Israel, pero no fue su conocimiento lo que lo hizo tener el control de su reino, fue su Dios: un Dios personal. Dios lo acompañó y le hizo muy poderoso. Al igual nosotros, por mas adultos, o por mas años que llevemos en el evangelio, no será nuestro conocimiento lo que nos dará la templanza, sino la dependencia directa de nuestro Dios, de mi Dios. Por eso es fruto del Espíritu, porque no está naturalmente en nosotros, sino que da testimonio de en quien hemos creído. En este aspecto podemos ser muy variables. Solo el fortalecer nuestra relación de oración y tener tiempo con Dios nos ayudará a fortalecernos y Dios nos dará la templanza para no ceder ante tentaciones, o a emociones que nos mueven del suelo y nos hacen perder el control. El yo ceder el control de mi vida a Dios para que sea Él quien la dirija, me dará mayor control sobre la situación. Suena ilógico, pero las cosas de Dios son locura para este mundo natural. Así que al ceder mi control, puedo mantener mi vida bajo control. Oremos al Dios Padre quien nos ama con amor entrañable para rendir todo orgullo, y el control de nuestras vidas para poder alcanzar la templanza y vivir balanceadamente, donde el Espíritu sea quien domine y no mi carne. Que Dios me ayude a reconocer las cosas o las personas que me hacen flaquear al tener dominio propio, y que toda la gloria sea solo para Él.
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Josefina
10/14/2016 02:20:26 pm
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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