Con la llegada de la televisión de alta definición, también llegó una nueva imagen de las figuras que veíamos perfectas a través de la pantalla. Los cutis que parecían tan tersos y lozanos, ahora se pueden apreciar tal y como son, con sus naturales arrugas, grandes poros, y cicatrices. Ya es muy difícil ocultarse, porque podemos ver muy de cerca. Ésto ha llevado a tener que desarrollar mejores técnicas de maquillaje para tratar de encubrir lo que no queremos revelar a otros.
Resulta que la iglesia de Cristo somos nosotros, no las cuatro paredes; somos todos los que hemos sido lavados con la sangre de Jesucristo. Y escuchamos la iglesia como algo perfecto y para la mayoría, con grandes expectativas de encontrar allí lo que de lejos vemos como Dios mismo. Y la realidad es que somos una iglesia perfecta, sin mancha por su redención, pero sólo en posición. Estamos viviendo en un cuerpo terrenal imperfecto, y en un proceso de santificación. Podemos llegar a una iglesia, o a una congregación y verla perfecta. A medida que vayamos interactuando más de cerca con los hermanos en la fe, ya veremos las imperfecciones que nos acompañan. Es cuando vas compartiendo más fuera de los cultos, o sirviendo en ministerios donde podemos ver los defectos de los demás. Entonces, mucha gente se frustra y hasta se van de la iglesia al ver que no hay gente perfecta allí. Que esperaban que fueran perfectos en amor y atenciones hacia ellos porque son el reflejo de Dios. Pero, ¿sabes? Debería causar en nosotros todo lo contrario. Deberíamos exaltar al Señor con asombro por su enorme Gracia, de la cual también somos partícipes, porque la necesitamos igualmente. También cuando comparto con otros hermanos en la fe, puedo darme cuenta de mis defectos, o ellos se dan cuenta de mis defectos y debilidades y podrían señalármelo también. Y es asombroso ver como Dios nos amó y nos ama eternamente aunque somos así. No sólo nos ama, sino que también se da a la tarea de irnos perfeccionando pareciéndonos cada día más a Él si así se lo permitimos. El ver los defectos de los demás no debe llevarme a ser egoísta y sentirme que soy la victima de la forma de actuar de los que me rodean. Debe llevarme a examinarme a mi primero y dar gracias todos los días de que en mi gran imperfección Dios me provee y me cubre de su gracia y su justicia. Yo puedo ser un agente de cambio. Si veo que Dios no está siendo reflejado en las vidas que componen la iglesia, debo comenzar por mi. Es a mi que Dios me esta mostrando esa realidad. ¿Qué voy a hacer con ella? Debo ser yo quien comience a mostrarme en humildad ante los demás y mostrar la misericordia y el amor que Dios ya mostró hacia mi. Sus misericordias son nuevas cada mañana, ¿y las mías? Podemos reflejar el carácter de Dios si en vez de criticarnos unos a otros, nos vemos a cara descubierta con el Señor nosotros primero. ¿Que ven mis hermanos en la fe en mi al verme de cerca? ¿Que piensan de mi los que de verdad me conocen? Oremos al Señor para que sea Éñ escudriñando nuestros corazones a la luz de su Palabra y su Santidad para así ir cambiando a parecernos más a Él. Oremos por la iglesia de estos tiempos y que sea Dios con su gracia cubriéndonos para su gloria.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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