Si de algo debe cuidarse toda relación es de caer en la rutina. Muchos dicen que eso mata cualquier matrimonio. Y a la verdad que es algo a lo que puedes llegar sin darte cuenta de que ya estás ahí. Y lo mismo sucede en nuestra vida espiritual, en nuestra relación con Dios. Si volvemos a poner de ejemplo mi testimonio, ¿recuerdan todo lo que les relaté sobre ese tiempo del primer amor? Así también terminó toda esa etapa de emoción, y seguí yendo a tomar clases bíblicas, a los cultos regulares, pero por unos cambios en mi vida, ese tiempo de compartir con los hermanos en la fe, y las actividades especiales pasaron a un segundo plano en mi vida. A eso añadimos el que comencé la universidad y era un mundo nuevo para mi. Conseguí un trabajo a tiempo parcial que confligía con los horarios de la iglesia, y así fue como para cuando abrí los ojos, ya de una rutina, cambié a estar en una rutina más aceptada por el mundo que me rodeaba. En mi caso, muy lamentablemente, me aparté de todo lo que llenaba mi vida espiritual. No necesariamente tienes que apartarte físicamente de la iglesia para estar alejado de las cosas de Dios. Puedes estar en la casa de Dios, en el templo o estructura que asistas, no faltar un domingo, y hasta ir a otras reuniones y aún así, hacerlo todo por rutina y no llevar una relación con Dios como se espera. Es muy fácil caer en la rutina de trabajar para el Señor, lo cual es muy necesario, y a lo que hemos sido llamados, pero podemos vivir afanados todo el tiempo, sin descanso, y limitando nuestro tiempo para orar y estar a solas con Dios. Eso tampoco funciona. Dios nos anhela y nos ama. No nos necesita, pero anhela ese tiempo de calidad con nosotros. Y nosotros sí necesitamos ese refrescar espiritual, que nos haga detenernos y reflexionar en su Palabra para nuestras vidas para que ese proceso de santificación y transformación en nuestras vidas siga su curso y no se detenga porque estamos muy ocupados. Mientras trabajamos para el Señor estamos sirviendo a otros, pero nuestro crecimiento espiritual se alimenta de varias cosas. Lo lo importante de todo esto es evaluarnos a la luz de las escrituras y ver cómo estamos en cuanto a la rutina y salir de ella a toda prisa. La recompensa está en disfrutarnos el proceso cada día en nuestro caminar cristiano y gozarnos en la compañía de nuestro Señor que nos ama. Oremos al Señor presentando nuestras vidas y pidiendo que nos ayude a alejarnos de las rutinas que nos matan el gozo y el disfrutar de su presencia cada día. Que anhelemos la mejor parte, la cual no nos será quitada.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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