Según la variedad, los árboles de café recién plantados tardarán aproximadamente de 3 a 4 años en dar frutos. La fruta, llamada café cereza, se vuelve de color rojo intenso y brillante cuando está madura y lista para ser cosechada. Normalmente hay una cosecha importante al año. En algunos países se puede recolectar dos veces al año, teniendo una cosecha principal y una secundaria. En la mayoría de los países, el cultivo se recolecta a mano, lo que lo hace un proceso difícil y que requiere mucha mano de obra, aunque en lugares como Brasil, donde el paisaje es relativamente plano y los campos de café inmensos, el proceso se ha mecanizado. Hoy día en Puerto Rico hay 10,000 caficultores con igual número de fincas, 16,000 recogedores de café y 45,000 torrefactoras con sus respectivos empleados. Se estima que la producción de café en el 2008 alcanzaba las 19 millones de libras.
De la misma manera, luego que la semilla de la Palabra de Dios ha germinado en nosotros, experimentamos la fase de crecimiento y maduración. Al igual que los frutos del café no maduran todos al mismo tiempo, así también nosotros vamos madurando en tiempos distintos. Mientras más tiempo dedicamos a nuestra relación personal con Dios, al estudio de su Palabra, y a la oración, más rápido iremos madurando. Ésto lo abonamos con el congregarnos para nutrirnos de la Palabra a través de las predicaciones y estudios bíblicos, y recibiendo el consejo, el apoyo y las experiencias vividas por nuestros hermanos en la fe, que ya han recorrido nuestras etapas tempranas de maduración. A su vez, nosotros seremos luego de apoyo para los nuevos retoños. Tendremos tiempos en que veremos obras maravillosas del Señor obrando en nuestras vidas, y tiempos en que Dios también estará obrando aunque no lo veamos florecer todo el tiempo. Pero confiados en la fe recibida por Él, sabemos que en todo tiempo Dios guarda a los suyos y el que comenzó en nosotros la buena obra, la terminará. Oremos al Señor para darle gracias por todo el proceso que hemos vivido hasta el día de hoy, y recordemos cómo hemos visto su mano en nuestras vidas y que traiga q memoria cómo nos ha ido transformando y llevándonos a madurar espiritualmente. Que podamos ser de apoyo a otros que andan en el mismo proceso que nosotros, esperando el tiempo de florecer, recordando que aún nosotros necesitamos seguir floreciendo y no hemos llegado a la meta.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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