La primera impresión es la que cuenta. ¿Habías escuchado esa aseveración? Yo la he escuchado muchas veces. Tan reciente como hoy leía un artículo en una red profesional que hablaba sobre este tema. Resulta que hicieron un estudio donde mostraron cuatro fotos de perfil de cuatro mujeres diferentes a un grupo de personas. De esas cuatro fotos, tres de ellas mostraban una foto con una mujer sonriendo, dando una apariencia amable. La cuarta foto mostraba una mujer sería, sin gestos aparentes. Al grupo de personas se les dio a examinar las fotos y a opinar lo que pensaban de cada una de esas mujeres, simplemente por su foto. Varios meses más tarde, sin traer a memoria ni volver a mostrar las fotos al mismo grupo, se les dio la oportunidad en esta ocasión de conocer a estas damas personalmente e interactuar con ellas. Al final, debían nuevamente evaluar a estas cuatro mujeres. ¿El resultado? Aún habiendo interactuado con ellas y conocer un detalles adicionales sobre cada una, el grupo evaluado mantuvo la impresión inicial, cuando juzgaron por una foto. El estudio entonces confirma la teoría, aparentemente, de que la primera impresión es la que permanece. "¿¡Cuán cruel es esta realidad!?" - pensé. Esto nos nos da un margen de poder corregir errores o malas impresiones. En un mundo donde se juzga por diversión o por costumbre, haciéndolo ya de forma inadvertida, ésto no nos deja tener segundas oportunidades. Luego pensé en cuántas veces yo habría actuado de la misma forma. Muchas veces, sobre todo, nosotras las mujeres tendemos a emitir un juicio sobre alguien y decir que pensamos de esa persona sin conocerla, o si nos resulta agradable o no. Y entonces recordé lo más maravilloso del mundo. Dios es un Dios de segundas oportunidades. La primera impresión ya Él al conocía antes de la fundación del mundo y no hay nada que yo pudiera hacer para cambiarla. Nací en pecado por la herencia desde Adán a toda la raza humana. Aún así... a pesar de su santidad... Él me amó. El puso los ojos en mí, aún conociendo lo que yo podía dar, aún sabiendo que yo le fallaría. Él me perdona y no se acuerda más de mis pecados, los arroja al fondo del mar. No necesito impresionarlo, ya que soy digna de Él sólo por la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Tanto amor, tanta Gracia y misericordia me deja sin palabras. Lo mismo hace contigo, solo debes seguirle. Oremos al Señor dando gracias por que con Él no hay primeras ni segundas impresiones, por su gran misericordia. Que podamos amar a nuestro prójimo de la misma manera en que Él nos ama y no seamos prestos a juzgar por apariencias o primeras impresiones.
0 Comments
Leave a Reply. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
Categories |