Damos valor a las cosas. Damos valor a las personas. Damos valor a las acciones. La sociedad nos ha enseñado que las cosas que llaman más la atención son más valiosas. Un maestro, un médico, un abogado, una celebridad social tienen mayor valor que un conserje, un mensajero, un recogedor de basura, un científico que no ha publicado nada, aún cuando esas funciones no llaman la atención tienen mayor importancia que las celebridades. Desde la escuela competimos por los papeles protagónicos en las obras, las estrellitas en la frente, y algunos se dan por vencidos, pensando que no son capaces de obtenerlos o no los merecen. Pero Dios, piensa en cada uno de nosotros por individual. “Es el mismo y único Espíritu quien distribuye todos esos dones. Solamente él decide qué don cada uno debe tener.” 1 Corintios 12:11 NTV Nuestro valor es el mismo ante el Señor. Todo lo que hacemos es por Él y para Él. Pablo instruye a la iglesia en Corinto a no competir por los dones espirituales, valorando unos mejores que otros. Al final del capítulo los lleva a decirles que sobre todos los dones, lo más importante es el amor, y entonces leemos 1 Corintios 13, muy conocido por ser el capítulo que habla sobre el amor y sus características. De nada vale si soy maestra y enseño sin amor. De nada me vale ir a orar por sanidad a las personas si no tengo amor. De nada me sirve ser líder de un ministerio si no tengo amor. Si estamos aquí, si hemos sido librados del castigo eterno, es por que Dios nos amó. Es su amor el que nos restaura. Es su amor el que nos sostiene y como hijos de Dios, que debemos ser imitadores de nuestro Padre, es el amor hacia los demás lo que da testimonio de que somos sus hijos. No sabemos amar. El mundo nos ha llevado al egoísmo y a amar superficial y frívolamente. Debemos aprender de Dios. Debemos vivir del alimento de su Palabra para poder conocer y ejercer el verdadero amor. El Espíritu debe irnos guiando. Hay que comenzar por ver a los demás como superiores a nosotros mismos, como nos exhorta la Palabra. El amor de Dios no son solo palabras, conlleva acciones. Si nuestros dones son ejercidos en amor, entonces podremos ser de edificación a la iglesia y a los demás. Es el amor el que nos lleva a la perfecta unidad. El don que poseas es un regalo de Dios y su valor no lo determina su nivel de exposición ante las personas. “Hay diferentes formas de actuar, pero hay un solo Dios que trabaja entre nosotros en todo lo que hacemos.” 1 Corintios 12:6 PDT Aprendamos a valorar todos los dones y pidamos al Señor no caer en esa competencia que solo refleja al mundo y no el carácter de Cristo. Atesora los dones que Dios te ha dado, úsalos para su gloria y bendice a otros. Oremos al Señor dando gracias por tan especial amor que nos mira a cada uno con tanto detalle. Que nos recuerde que nuestro valor se determinó allá en la cruz y somos llamados a bendecir a otros y a edificarnos en la unidad de Espíritu.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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