¿Qué ideas te llegan a la mente cuando lees sobre ser hospitalario en tu hogar? Puedes pensar en que te gusta recibir invitados, en que te encanta compartir con otros, ó puedes pensar que tú hogar es tu santuario privado, que lo ves como compartir tu intimidad con personas extrañas, o que ya has abierto tu corazón anteriormente y amistades o familiares te han herido y ahora mantienes a todos a distancia. Podemos pensar que eso es para los que tienen recursos económicos, para los que tienen hogares grandes y lujosos, para los que saben cocinar y decorar fiestas, o para los extrovertidos, ya que eres tímido y no te gusta comenzar tu la conversación. Pues la hospitalidad cristiana no se trata de impresionar, ni de lucir nuestras casas, ni de ser el alma de la fiesta; tampoco se trata de gastar grandes sumas de dinero, sino todo lo contrario. Debe comenzar con una actitud del corazón, con un tiempo de oración y humillación delante del Señor donde nos ponemos como siervos a su disposición para ser meramente instrumentos de su gloria y de su obra en al tierra. Es abrir nuestro corazón a otros, guiados por el Espíritu Santo. “Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Mateo 12:34 Vamos a compartir lo que tenemos en el corazón, así que necesitamos una relación con Dios para poder exhibir el fruto del Espíritu. Para aplicar la hospitalidad en nuestro hogar, podemos comenzar por invitar a algún familiar que no invitemos con frecuencia o un vecino que no hayamos invitado a nuestro hogar, o algún hermano en la fe. Podemos compartir un café o un té, unas galletitas para romper el hielo y entablar una conversación, si no estás acostumbrado a preparar cosas elaboradas o si económicamente no te es accesible. O puedes simplemente tener una conversación en tu balcón. Dios nos ha dado diferentes gustos y pasiones, y todos tenemos entretenimientos diferentes. A unos les apasiona el arte, a otros les gusta la cocina, otros les gusta leer, etc. Puedes utilizar esas cosas para compartir algo de tu vida personal con otros al comienzo. Pero es importante saber escuchar, y hablar de nuestros testimonios y nuestra experiencia personal con Dios. Es conocer a otros para poder conocer también sus necesidades y poder ayudar cuando esté a nuestro alcance. A veces nos enteramos de necesidades físicas de nuestro prójimo que económicamente no podemos suplir, y eso se entiende, pero en ocasiones podemos hasta llevarlos a encontrar ayuda en alguna entidad, en nuestra iglesia u otro lugar. A veces pesan más las necesidades espirituales y emocionales hasta afectarnos físicamente. Mucha gente necesita oídos que los escuchen con amor e interés. Para desarrollar el amor por el prójimo como nos habla la Biblia, debemos comenzar por interesarnos en conocerlos. Todo esto es un proceso en el cual a medida que vayamos practicando, Dios nos irá poniendo en nuestras vidas las personas que debemos conocer mejor o invitar a nuestros hogares. Por eso el proceso de poner todo esto en oración es importante, debemos mantener unas precauciones por los tiempos en que estamos viviendo, y Dios lo conoce, y nos irá guiando poco a poco. Dios siempre trabaja con nosotros un paso a la vez. Podemos abrir nuestro hogar una vez al mes, o una vez por semana, depende de cada situación. O podemos hacernos disponibles para cuando otros necesiten hablar o compartir. Hay veces donde no necesitamos sino un abrazo fuerte de alguien, sin palabras que medien el momento. Podemos ser de gran bendición aún cuando no tengamos cosas que ofrecer físicamente, pero sí un apoyo emocional o espiritual. Dios nos ha bendecido para nuestro deleite, pero nosotros como siervos suyos deberemos rendir cuenta de que hicimos con los bienes que Él nos proveyó. Dios nos ama y nos sustenta, pero igualmente somos llamados a dar por gracia lo que por gracia hemos recibido. Aún si no podemos, por alguna circunstancia invitar personas a nuestro hogar, sea porque vivimos con alguien o realmente no tenemos un espacio, podemos utilizar nuestro hogar para hacer llamadas telefónicas a personas que sabemos están solas, escribir cartitas demostrando nuestra preocupación e interés a otros, y podemos ser creativos en esto. Una vez nos pongamos a la disposición del Espíritu Santo, estoy segura de que veremos grandes cosas es nuestras vidas. Servir al Señor es motivo de gozo y el bendecir a otros y practicar el amor que Dios ha puesto en nosotros, nos llenará no solo de gozo sino de crecimiento espiritual. Que ya nuestro hogar no sea solo un escondite, sino puertas de bendición a nuestro prójimo. Oremos al Señor para que sea Él dirigiéndonos y mostrándonos cómo podemos llevar a cabo la hospitalidad cristiana en nuestro hogar, dando a Él toda la gloria y no para exaltarnos a nosotros mismos. Que podamos cambiar nuestras invitaciones de entretenimiento por ocasiones de bendecir a otros.
0 Comments
Leave a Reply. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
Categories |