Una fiesta que termina antes de tiempo, una renuncia inesperada a un trabajo, una separación, un infarto al corazón, un hijo que huye de su casa, sillas rotas, corazones rotos son algunas de las cosas que he visto como consecuencia de corajes, o en otras palabras, la ira. Hay casos extremos donde la ira puede terminar en un asesinato, y hay otros casos donde aparentemente no hay consecuencias graves, pero es que no se ven. Tendemos por naturaleza a herir con palabras cuando nos molestamos. Es como un mecanismo de defensa o una forma errónea de liberar esa intensa emoción que estamos sintiendo. Las palabras pueden ser un arma mortal, porque al igual que algunas balas, éstas se quedan alojadas dentro del cuerpo. Podemos herir profundamente con lo que decimos sin pensar, e igual pensamos como el dicho popular que "las palabras se las lleva el viento" cuando no es cierto. Pero Dios, a diferencia de nosotros, puede airarsairarse pero al ser un Dios Santo, no peca, no deja consecuencias negativas. Y debemos dar gracias por ésto, porque lo único que merecemos es la muerte eterna y Él en su gracia y misericordia nos da la salvación de nuestras almas. Contrario al Dios castigador que quizás nos pintaron desde que éramos pequeños, Él es un Dios de amor, que se dedica a restaurarnos y a irnos perfeccionando. Nos va a disciplinar si insistimos en hacer lo incorrecto, pero su disciplina es en amor. La mayor consecuencia que podemos tener por nuestro mal carácter o por nuestros arranques de ira, es un testimonio contrario a la esencia de lo que es Dios. Reaccionar impulsivamente, o como lo haga la mayoría no requiere de ningún esfuerzo, pero contenerse y manejar las situaciones de forma diferente, dejándonos guiar por el Espíritu Santo requiere esfuerzo, no nos fluye naturalmente. Pero sí, a medida que vamos crucificando con Cristo todo pensamiento de mal, toda actitud defensiva, cada vez el amor de Dios irá fluyendo en nosotros con mas efectividad, y otros podrán notar que actuamos diferentes. Oremos para pedirle al Señor que nos ayude a no herir con nuestras palabras. Que nuestra lengua sea utilizada para bendecir, y no para hacer daño. Que su Espíritu Santo nos guie a manejar adecuadamente la ira que podamos sentir para poder sembrar amor en vez de odio. Que su ejemplo de como nos perdona nos ayude a perdonar a los que nos ofenden.
0 Comments
Leave a Reply. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
Categories |