Anoche me encontraba en ensayo de coro, preparándonos para la presentación de Navidad. Son alrededor de 53 voces dónde cada uno tiene su estilo, y nos dividimos entonces en: bajos, tenores, altos y sopranos. Para que las piezas que se ensayan se escuchen bien, primeramente, cada uno debe ensayar en su tiempo libre para aprenderse la canción en los tonos que corresponde a su sección. Luego, nos reunimos por secciones a ensayar para poder como sección cantar al unísono, o sea, escucharnos igual y aclarar dudas. En tercer lugar, entonces ensayamos todo el coro, para que escuchemos las armonías cuando todas las voces de cada sección cantan juntas. Para poder cantar afinados debemos escuchar a nuestros compañeros y modular nuestro volumen al nivel de los demás para tener buena mezcla. Todo esto se hace posible gracias a la directora del coro, que tiene un buen oído musical, nos dirige en las entradas, en los finales para que terminemos a tiempo y todos juntos, y detecta cuando algo no está afinado o fuera de tiempo y lo corrige. Son muchos detalles y todo comienza por que cada uno haga su tarea con disciplina y trabajemos en unidad, atentos a nuestra directora.
Así como funciona el coro funciona el cuerpo de Cristo, nosotros como iglesia. Todo comienza porque tengamos una relación personal con Él y tengamos a solas un tiempo de calidad en oración y preparándonos a través del estudio de Su Palabra. Nos encontramos con otros hermanos que tienen diferentes estilos y diferentes voces. Entonces los que compartimos los mismos dones y talentos muchas veces estamos compartiendo en un ministerio o grupo. Debemos compartir en unidad, acoplándonos para que el propósito de Dios se cumpla en lo que nos llamó a hacer. Luego como el coro completo, compartimos, nos congregamos, visitamos otros hermanos, otras iglesias y debemos escucharnos unos a los otros para ser sensibles a las situaciones o problemas que le ocurren a los demás. Todos podemos tener éxito si nos dejamos dirigir por el Director que es nuestro Señor. El va corrigiéndonos, nos va perfeccionando y nos va afinando para que podamos estar en perfecta unidad y podamos ministrar al mundo. Podemos presentar al mundo el evangelio afinados en Cristo. Oremos para que Dios siga trabajando en nosotros y estemos dispuestos a ser corregidos para ayudar a la unidad del Cuerpo en Cristo Jesús.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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