¿Recuerdan que mencioné que iba a un viaje misionero con el coro? Salíamos para República Dominicana el miércoles pasado. Pues la noche antes del viaje quería escribir un blog para ponerlo al día siguiente y oré al Señor por una palabra que fuera adecuada para lo que iba a escribir. Y fue la Palabra que aquí comparto del libro a los Corintios. Lo interesante es que ya tenía la porción bíblica, pero no aparecieron las palabras correctas para escribir, así que me fui al viaje y no llegué a escribir nada, entre la agenda ocupada que tuvimos y que no sentí tener exactamente de qué escribiría. Regresamos ya del viaje y al llegar a casa los textos bíblicos se iluminaron en mi mente. Pude ver todo claramente ahora: el significado de esos versos tomó una nueva perspectiva al finalizar el viaje. Nos sucede con frecuencia que creamos unas expectativas sobre algún asunto, pero la perspectiva de Dios nos sorprende y nos asombra, al ver que nunca se nos hubiera ocurrido lo que ya Él tenía para nosotros y es mejor aún de lo que imaginamos. Pues así fue este viaje. Salimos con el fin de servir y hacer la voluntad de Dios, pero fuimos servidos y ministrados en muchas áreas de nuestras vidas. De verdad que en la presencia de Dios nada puede permanecer igual. El poder sentir la gracia de Dios para con nosotros, y su misericordia, miy inmerecida, por lo menos a mi, me derrite y me hace sentir tan amada, con un amor totalmente incondicional. Así fue el amor de nuestros hermanos dominicanos para nosotros. Ahora los versos toman sentido. Aunque la República Dominicana es un país muy parecido al nuestro, estamos fuera de nuestro hogar; pero los hermanos de allí nos hicieron sentir como en casa. El recibir tantas atenciones, el poder cantar junto a su coro y a su orquesta y sentirnos con esa confianza y paz, como si nos conociéramos de toda la vida, es increíble. Ellos son una bendición. El poder usar nuestras voces para ministrar en los lugares que visitamos, el poder compartir con los niños de un orfanato donde sus pequeños corazones cambiaron los nuestros por siempre, sólo me lleva a rendirme a los pies de Jesús, donde no hay palabras para expresar la gratitud, la adoración y ver cómo Él utiliza los tesoros puestos en vasos de barro. Dios está obrando a nuestro alrededor. Somos muchos hermanos parte de un solo cuerpo, que nos gozamos con el que se goza y nos sentimos con el que llora. Es maravilloso el poder sentir gozo junto a hermanos en la fe que acabamos de conocer. Ver su compromiso con el evangelio me motiva a seguir buscando más. Por eso sabiamente Dios nos manda a congregarnos. Somos un solo cuerpo, y vamos en un solo viaje: el viaje al encuentro con Cristo por la eternidad. Oremos al Señor por su salvación y por incluírmos en la familia de la fe. Que nos ayude a reflejar el amor de Cristo donde quiera que estemos y oremos por nuestros hermanos de la República Dominicana.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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