Anhelamos el descanso cuando estamos agotados. Buscamos comida cuando nos da hambre. Anhelamos el frío cuando tenemos calor. Extrañamos la casa cuando llevamos mucho tiempo fuera de ella...y... buscamos la luz cuando estamos en oscuridad. Conocer más de Dios es fascinante e indescriptible. Disfrutar su presencia es todo un deleite. Pero como humanos, le buscamos más cuando lo necesitamos. Mientras nos creamos autosuficientes, pensamos ingenuamente que no necesitamos mucho de Él, o qué hay cosas en las que nosotros solos podemos resolver. Anhelamos sentir el amor y el abrazo de Dios más en los días en que alguien nos ha rechazado. Deseamos con gran paso el ser obedientes a Su voluntad cuando hemos pecado y las consecuencias nos alcanzan. Decimos amar y esperar la justicia de Dios cuando creemos que han sido injustos con nosotros. Llegamos a amarle de tal forma que ocupe el primer lugar en nuestras vidas cuando nos damos cuenta de que todo lo demás no nos llena más de un momento. Anhelamos más su cielo cuando pensamos qué hay un infierno. Dios nos creó. Él nos conoce mejor que nadie. Nuestro Señor conoce nuestras necesidades y también nuestras debilidades. Muchas veces tenemos que pasar por la tormenta para poder anhelar su paz. Somos así. Pero Él que es grande en misericordia y en su gracia para con nosotros, permanece fiel, y nos acompaña para poder sostenernos cuando caemos. Muchas veces, para poder seguirle y obedecerle queremos conocerlo todo, el porqué de las cosas, sin embargo, su amor es incondicional y no depende de nada que hagamos ni el porqué le fallamos constantemente. Él nos ama y punto. Busca restaurarnos y llevarnos a su vida abundante. El encontrar la gratitud para mover nuestras vidas nos ayuda a anhelarle aún cuando me siento completa y feliz. Mi gozo proviene de Él. Hasta aquí me ha traído Dios. Él es la luz, y cuando reconozco mi oscuridad, en humildad, su luz ilumina mi vida. Oremos dando gracias a Dios por su fidelidad y su amor. Demos gracias porque la relación que tenemos con Él es incondicional de su parte, y no cambia cuando le fallamos. Que podamos anhelar cada día el deleite de estar en Su presencia.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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