Tenía pautado para el día de hoy a las cuatro de la tarde un "webinar" o seminario a través del internet para un entrenamiento corto de un programa en línea que viene incluido con nuestro material de control de calidad para el laboratorio. Ya he tomado anteriormente otros webinars, y aunque mi computadora en la oficina no tiene micrófono, normalmente hablan en el seminario y si uno tiene dudas u opiniones uno lo escribe. Pues bien, llegó la hora del webinar de hoy, me inscribo y nada ocurre... La persona me escribe para preguntarme si me estoy comunicando o tengo "voip"... pues.. realmente no... y me quedo esperando por unos minutos, hasta que me escribre si me podía llamar por teléfono para explicarme el entrenamiento mientras lo veíamos en pantalla. Así nos ocurre muchas veces con Dios. Nos creamos las expectativas de cómo quiero que me hable y cuando. Como resultado podemos quedar básicamente, como incomunicados, pensando que Dios no nos escucha o no nos habla. No tenemos en control en esta situación. Dios nos habla de diferentes maneras, en diferentes lugares o situaciones, y en Su tiempo, que es perfecto. Eso experimentó el profeta Jeremías cuando Dios lo envió a la casa del alfarero para hablarle allí. Dios le habló simplemente al observar el trabajo del alfarero para mostrarle con simpleza una gran verdad. De algo podemos estar seguros, Dios siempre nos escucha, y nos contestará según Su voluntad. Debemos dejar a un lado las expectativas y cambiarlas por la fe, que nos dará la certeza y la confianza para creerle a nuestro Señor. Dios trabaja individualmente, por lo tanto, no nos habla a todos de la misma manera. Debo estar dispuesto a ir a donde Él me llame para seguir descubriendo su propósito en mí. Hay momentos donde va a utilizar nuestros errores, nuestras caídas o nuestros problemas para llamar por completo nuestra atención. En momentos así nos volvemos sensibles a su voz, y derribamos todos los mecanismos de defensa que no nos ayudan a eacucharle. Es en momentos difíciles que nos hacemos mas conscientes de su presencia, y es cuando mas anhelamos escucharle. Confía en que Él hará. Oremos con el conocimiento de que Dios escucha cada palabra que dirijamos a Él. Que podamos rendirle nuestra voluntad y nuestras pautas, nuestros esquemas y expectativas de como queremos oirle. Que nos ayude a escucharle y a movernos a donde nos quiera llevar.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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