En estos días se ha estado hablando mucho sobre tormentas y huracanes ya que el Caribe ha estado miy activo. Es muy triste ver como países tan pobres como Haití sufren en embate de un huracán categoría cuatro como lo fue Matthew. Por el área en que vivo he tenido la experiencia de estar bajo el azote de un huracán y ver desde días antes la preparación, y dias siguientes la recuperación. Es común a todos los huracanes que sólo las estructuras fuertes soportan los vientos huracanados. En nuestra vida llegan también tormentas en el ámbito emocional. Hay momentos donde los problemas nos hacen sentir como si estamos bajo el azote de un huracán. Las personas reaccionan diferente ante situaciones similares. No hay nada que nos haga mas fuertes que estar cimentado en la Roca que es Cristo, la tormenta siempre va a llegar, pero tendremos mejores posibilidades de soportarla. Pero de la manera que leo en el pasaje del libro de los Hechos, donde los marineros vieron la tormenta tan fuerte que se rindieron ante ella, de esa misma manera podemos tener nuestra primera reacción ante nuestra tormenta. Pensamos que es demasiado, que es un problema muy grande, sin solución, y pensamos en darnos por vencidos. No hay situación tan grande que la mano de Dios no nos pueda ayudar a sobrellevar. Y luego está la segunda reacción, donde vemos con mas claridad que este problema lo podemos superar, y comenzamos a hacer ajustes. Los marineros comenzaron a quitarle peso al barco deshaciéndose de algunas cargas que llevaban para poder enfrentar la tormenta con mejores posibilidades. Así también nosotros debemos ir soltando las actitudes negativas, el desánimo, la frustración, el sentimiento de impotencia ante la crisis, y comenzar a tener fe, a darle a Dios toda nuestra confianza, entregarle todas nuestras cargas, y esperar en sus promesas. Pero debemos movernos como los marineros, y no quedarnos en esa primera etapa. Ellos pudieron sobrevivir a la tormenta a través de los cuidados de la mano de Dios. ¿Cómo estás enfrentando la tuya? Oremos para presentar ante Dios cualquier situación que nos esté azotando como un huracán. Que podamos liberarnos del peso que nos asedia y continuar hacia la meta del llamamiento en Cristo, asidos de su mano.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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