“en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,” Tito 1:2 RVR1960 Pensaba en estos días en una situación que pasé con mi hija hace un año donde decidió ya no vivir más en casa. Y es normal que los hijos crezcan y quieran independizarse, pero el caso era que me indicó que ya no quería vivir más aquí. Fue muy difícil para mí. Aunque pase por un divorcio, y la vida no fue sencilla para mis hijos, siempre quise darles lo mejor de mi. Dios reconcilió mi vida con Él a tiempo y prácticamente fueron criados en la iglesia y tratando de dar testimonio del poder de Dios en nuestras vidas, aunque reconozco que no soy perfecta y tuve mis fallas, las cuales trato de identificar para no ocultarlas delante de ellos. Meditaba con el Señor acerca de esto y me pregunté si hubiera podido saber esto de antemano, si hubiera actuado distinto con ella, y hubiera dejado de hacer muchos sacrificios y la hubiera tratado de manera distinta, y la verdad es que hubiera hecho todo de la misma manera. La hubiera tratado y consentido igual aunque supiera que un día me dejara y no pudiera ver las cosas que como madre hice. La hubiera amado igual porque mi amor de madre hacia ella es incondicional. No hubiera podido amarla menos aunque me rechazara. Y la seguiré amando igual. Tenemos una buena relación pero con sus límites. Fue entonces cuando entendí momentáneamente el amor de Dios hacia nosotros. Muchas personas siempre se han preguntado porqué Dios creó al hombre sabiendo de antemano que íbamos a pecar, íbamos a rechazarlo y darle la espalda. Pero Él ya nos amaba y decidió no hacer las cosas distintas. Decidió amarnos igual. Su amor, que sobrepasa aún nuestros amores imperfectos como padres, es totalmente incondicional porque si dependiera, aún una pizca de nosotros, no fuera posible. Él nos amó y hizo el mayor sacrificios por nosotros: dio a su único Hijo en sacrificio para darnos vida. De tal manera nos amó. Nos cuestionamos siempre que alguien por quien hemos hecho muchas cosas o favores nos falla, pero nosotros hacemos lo mismo con Dios, aún habiendo sido salvos y entendido por medio de la fe la salvación eterna que hemos recibido. En este viernes Santo recordamos ese sacrificio, que costó derramamiento de sangre, y que muestra un amor que fluye a pesar de nosotros. Un amor que nos regalaron aún sabiendo que no lo merecíamos. Dios todavía está esperando por aquellos que quieren llegar a Él. Dios te ama. Los que hemos entendido y aceptado como nuestro Salvador y Señor debemos vivir conscientes de que es su amor lo que debe mover nuestras vidas. Oremos dando gracias a Dios porque nos amó de tal manera, difícil de comprender para nosotros, inmerecida, y rondamos nuestras vidas ante Él.
1 Comment
Millie Pizarro
4/16/2022 01:00:39 pm
Bello siempre escribas cosas maravillosas y verdaderas Dios te ha dado la oportunidad de compartir tus experiensas en tu.vida y son testimonios para inspiration para todos que leen.
Reply
Leave a Reply. |
AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
Categories |