“La enfermedad de Alzheimer es una condición en la que las neuronas del cerebro dejan de funcionar, pierden la conexión con otras neuronas y se mueren. ... No existe cura para la enfermedad de Alzheimer.” Creo que todos hemos escuchado sobre el Alzheimer y conocemos acerca de lo triste que es para las personas cercanas a quienes la padecen. Recientemente he escuchado varias historias sobre personas que por su condición se han perdido al estar caminando sin rumbo, no recuerdan el camino, o simplemente no conocen el lugar donde se encuentran. Van por un camino, pero no están conscientes de donde están. En ocasiones, es un camino que por años tomaban a diario, y ahora no lo conocen, por lo que no saben llegar a su destino. Escuchando estas historias pude visualizar algo que Dios estaba inquietando en mi vida. El día que le conocimos como Señor y Salvador de nuestras vidas comenzamos un peregrinaje... un caminar. Dios nos dio un propósito y una senda por la cual andar. El apóstol Pablo lo describe como la carrera de la vida. Pero he visto como los afanes, las prisas, las ofertas y distracciones de este mundo, al igual que la comodidad, nos quitan la mirada de la meta y tal parece que andamos perdidos, o ya no estamos conscientes del camino. Fácilmente perdemos el rumbo. Seguimos por caminar, pero con la mirada vagando, sin fijarnos en donde podamos. Vamos por la vida sin pensar en cual es nuestro propósito según la voluntad de Dios. Ponemos entonces la mirada en las situaciones que enfrentamos, los problemas, en competir con otros y en hacernos de cosas que nos ocuparán espacio y tiempo, pero a la larga no contribuyen en nada útil a nuestro espíritu. Vamos por el mundo como quien no conoce el camino donde está, ni hacia donde se dirige. ¿Cual es mi propósito en la vida el día de hoy? ¿Donde debo servir hoy? ¿Qué vidas puedo impactar hoy para el Señor al dejarme usar? ¿Que Dios quiere hablarme hoy? Todo se basa en un día a la vez. Un día en que nos rendimos a los pies del Maestro para que sea Él dirigiendo nuestras vidas y llevándonos por la senda de su voluntad. Es hora de alimentar nuestro espíritu y no nuestros antojos terrenales. La vida abundante y plena que Dios ya nos dio en su gracia esta disponible. Solo debemos retomar el camino. Oremos al Señor presentando nuestras vidas en este nuevo año que comienza. Que podamos estar conscientes de su presencia en nuestras vidas a diario, y poder caminar así dos de su mano hacia el propósito eterno para el cual nos creó. No hay nada mejor que conocer el camino a casa.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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