¿Cuánto vales? ¿Cuánto valgo? Creo que son preguntas difíciles de contestar, mas aún cuando somos cristianos. Sabemos que tenemos un valor, lo difícil está en fijarlo. Se espera de nosotros humildad, así que no queremos pensar mas alto de nosotros mismos de lo que Dios espera. Pero la misma Biblia dice que somos real sacerdocio, así que pienso que tengo un gran valor. A ésto le añadimos que el mundo nos está poniendo un precio, que es tan variable como el precio del petróleo. Así que ¿cómo trabajo con mi valor? ¿Tiene importancia? No puedo hablar por otros, pero puedo hablarles de mi. Crecí con una muy alta autoestima en lo que académica e intelectualmente se refiere, y una muy baja en el aspecto de mi apariencia. Siempre me consideré entre las menos hermosas, y llegué a los dieciocho años antes de mi primer beso. El concepto que tenía de mí misma, se fue deteriorando ante la presión de la sociedad de no haber tenido ni un novio, así que comencé a bajar mis estándares de aprobación. Al mismo tiempo había comenzado la universidad, me había apartado muy sigilosamente de los caminos del Señor, y mi imagen comenzaba a transformarse. Cometí mi primer error cuando acepté para novio al primero que lo propuso, y como era de esperarse, todo fue un fracaso. Así como tomé esa mala decisión tomé otras, que incluían vestir para llamar la atención, frecuentar clubes sociales para sentir que pertenecía a algún lugar y aparentar un estatus social mejor del real para poder sentirme mejor y buscar aceptación. Ya la imagen con la que crecí se desvanecía, pero muchas otras cosas se afectaron en mí, como no escoger bien mis amistades por ejemplo, y entre tanta gente, no tener amigos fieles. Pero Dios llegó a tiempo, como llegó al encuentro de la mujer samaritana. Yo no tuve cinco maridos, pero tenía una vida vacía y buscaba mi valor donde no iba a hallarlo. Hoy día puedo decir que aunque todo lo bueno que hay en mí proviene de Él, yo valgo lo suficiente, mi cuerpo vale lo suficiente porque su Espíritu Santo vive en mí. Dios me ama lo suficiente como para dar a su Único Hijo a morir por mí. Hoy día le exalto porque llegó a mi vida y me dio un nuevo propósito, una bella familia y una nueva canción. Hoy quiero servirle al que dio todo por mí. No soy digna de hacerlo, pero Él me capacita cada día. Mi valor me lo da Dios. Oremos para presentar a Dios nuestras inseguridades y las áreas donde tengamos baja autoestima. Que al tomar decisiones tengamos presente nuestro valor en Él y no el que el mundo nos hace creer. Podemos lograr grandes cosas cuando Él nos capacita.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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