Estábamos anoche mi esposo y yo trabajando con unos documentos y al imprimirlos, uno de ellos generó un error, lo que impidió que el resto de los documentos imprimiera. Para poder continuar cancelé la impresión del documento con el error, y envié nuevamente el resto de los documentos a imprimir, sin obtener resultado alguno. Cuando vuelvo a verificar en los documentos pendientes, todavía se encontraba en la lista el documento del error tratando de borrarse, y deteniendo los demás documentos para imprimirse. Algo parecido nos ocurre con las heridas que llevamos cuando no hemos pasado por el proceso de sanación. Nos dejamos llevar por lo que hemos escuchado desde pequeños sobre que el tiempo es el que sana las heridas. En mi experiencia, no sólo no sanan, sino que se vuelven más difíciles de trabajar. Ocurre con ellas como con el archivo de error, creemos que ya hemos sanado porque hemos decidido enviar todo al olvido, pero están realmente todavía muy presentes y nos causan tropiezos en nuestras relaciones con las demás personas, y en nuestra relación con Dios. Todas estas situaciones sin trabajar, detienen el sentir paz, que sintamos gozo, y que podamos amar sinceramente a nuestro prójimo. No es tarea fácil perdonar y poner todo en manos de la justicia de Dios, por eso Él mismo es nuestra ayuda. Sin su poder sanador y restaurador, no podemos alcanzar ese nivel de madurez espiritual, y el deleitarnos en su presencia por lo que Él es y no por mis circunstancias. A fin de cuentas, para resolver el problema, le di un re-encender a la computadora y desconectamos la impresora al mismo tiempo para que volvieran a conectarse y el archivo desapareciera. Así también nosotros debemos volver a conectarnos con Jesús, y dejar atrás las enseñanzas que nos deja el mundo como lo son la sed de venganza, los odios, y el guardar rencor y amarguras. Debemos volver a los pies del maestro, quien vino a sanar las heridas y los corazones quebtantados, y como dice Pablo, ciertamente dejando atrás el pasado y fijando los ojos en la meta. Si no decido sanar, el tiempo va a ir corriendo en mi contra. Oremos a nuestro Padre celestial para que nos muestre que heridas llevamos por dentro que nos detienen en nuestro caminar con Él. Que podamos rendirnos para ser sanados y poder recibir las bendiciones que nos rodean.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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