Me gusta mucho una película familiar sobre un robot en el futuro. Una de las partes que llama más mi atención es cuando luego de años de él vivir solitario, lleva esta robot de espacio y cuando está comenzando a entablar una amistad con ella, ocurre un evento que la lleva a entrar en una fase de alerta, y cierra sus programas y se encierra en sí misma. Wall-e, como se llama el robot, quiere aún así demostrarle amor e interés y aunque ella no puede responderle de ninguna forma, o hasta parece que ni siquiera está al tanto de lo que ocurre, él decide llevar a cabo gestos y detalles de bondad y amor para ella. Más adelante en la película, ella puede ver al despertar, por medios de videos que grabaron todo lo que ocurría a su alrededor todos los gestos recibidos por él y le corresponde. Esto me lleva a pensar: nosotros hemos recibido del Señor y su Espíritu Santo un fruto que nos provee amor y bondad para dar a otros, como así lo hemos recibido de Dios a nuestras vidas. Pero muchas veces tenemos la mejor intención de dar amor a otros, y nos desanimamos porque no recibimos nada a cambio, ni siquiera un gesto de agradecimiento. Por otro lado, podemos ser nosotros los que en tantas ocasiones hemos sido rechazados, o no hemos recibido en la vida amor suficiente, y nos lleva a encerrarnos en nosotros mismos y no respondemos, ni nos abrimos a recibir actos de amor o bondad. Dios nos muestra siempre que su amor para con nosotros es incondicional. “De ta manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo Unigénito...” No nos dice que le correspondimos, no dice que nosotros le buscábamos. Él nos amó siendo aún pecadores. Dios es nuestro mayor ejemplo de lo que es dar amor sin recibir nada a cambio. Debemos ser persistentes con otros, aunque no veamos fruto al momento, aunque sintamos que hacemos cosas al aire. A su tiempo, otros podrán ver que lo que ofrecemos proviene de Dios y no es una emoción temporera. Podrán distinguir que lo que damos es genuino y es don de Dios. No nos cansemos ni nos desanimemos. De igual manera, recibamos con brazos abiertos los detalles de amor que otros tienen para ofrecernos. Oremos al Señor dando gracias por tan infinito amor para nosotros y pidámosle que podamos ser un reflejo vivo de amor y bondad para los que nos rodean. Que Dios nos ayude a ver a nuestro prójimo como Él los ve y disfrutemos del compartir y actos de amor de nuestros hermanos.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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