Nacemos bajo el dolor de parto. El dolor aunque no es deseado en nuestra vida, es parte de ella. Quizás algunas personas hasta se acostumbran demasiado a él. Hablaba esta mañana con un muchacho que tenía un tatuaje en su antebrazo y lucía muy reciente. Le pregunté acerca de él mientras le tomaba unas muestras de sangre y me relataba que tomó tres horas hacerlo, y sintió mucho dolor en el área próxima a la muñeca. Así conozco otras personas que se hsn realizado tatuajes en lugares que resultan muy dolorosos. Sin embargo, para tomarles unas muestras de sangre, que es un procedimiento que dura treinta segundos en lugar de tres horas, se resisten ante el miedo al dolor que pueda causarles. Entonces, somos selectivos ante el dolor. Hay dolor que no queremos enfrentar, y hay dolores que estamos dispuestos a enfrentar por gusto. Por ejemplo, los que practican el juego del gotcha o armas cargadas con pintura u otras balas de aire, se divierten aunque esos ataques producen un dolor momentáneo que hasta les deja marcas en el cuerpo. Muchas veces entramos en una relación amorosa aunque sabíamos de antemano que íbamos a sufrir, pero preferimos arriesgarnos y lamentarnos luego. El problema consiste en como vamos a manejar luego el dolor emocional. A veces fue buscado, y en muchas otras ocasiones llegó sin invitación. El profeta Jeremías se encontraba en un momento difícil, y al igual que a otros profetas y personas que amaban a Dios, sus sentimientos y emociones quedaron grabados en la Palabra de Dios. Dios no escondió sus debilidades, ni sus momentos de dolor, y fueron hombres que el Señor usó con poder. Dios sabe que con la entrada del pecado a este mundo también entró el dolor. Pero todo no queda ahí, ni estamos destinados a vivir en dolor. Dios trae libertad a sus hijos. Él nos trae paz y alivio a nuestros padecimientos. Se ha mostrado como un Dios sanador y de provisión. Se define como un Dios que es amor. Conoce tu dolor. Jesucristo vivió el dolor en carne propia. Sintió el rechazo, la traición, las calumnias, aún dice que lo odiaron a Él y al Padre, y experimentó el dolor físico a un nivel insoportable en la cruenta forma en que murió en la cruz. Tenemos un sumo sacerdote que experimentó todo, pero sin pecado. Muchas veces sufrimos un dolor emocional y pensamos que nadie nos puede entender porque no ha vivido lo que hemos vivido nosotros, y es muy cierto, pero Jesús entiende tu dolor. Él siendo Dios, lo dejó todo para darnos vida. Cuando decidimos seguirle ponemos sobre nuestros hombros ser motivo de rechazo para otros que no creen a este evangelio. Que a partir se hoy, si decido sentir dolor que sea por la causa del evangelio, pero decido liberarme de cualquier otro que solo traiga pesar a mi vida y me detenga en mi jornada espiritual. Jesús me dijo que en este mundo tendría aflicción, pero que confiara, que Él venció al mundo. Oremos presentando nuestra vidas al Señor y que nos escudriñe para restaurarnos y remover cualquier dolor que estemos padeciendo. Que si es un dolor físico nos traiga sanación o alivio al poner nuestra mirada en Él. Si es un dolor emocional que pueda entregarlo a sus pies para que traiga sanación a mi vida y pueda seguir creciendo en Él y gozarme como dice su Palabra que dichosos son los que le buscan. Que pueda compadecerme del dolor de otros y ser de apoyo.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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