Estaba la mañana del sábado trabajando en el laboratorio y estuve atendiendo pacientes en el área de flebotomía o toma de muestras. A los que se les va a tomar muestra de sangre, primero le limpiamos el área con un cuadrito o pad de alcohol. Es bien curioso ver que todos terminan impregnados de sucio, claro, unos más que otros. Pero más curioso aún es el escuchar a las personas decir: “¡Cómo va a ser! Si yo me bañé antes de llegar a aquí.” Y yo en tono de broma les contestó que la razón es porque ellos no se bañan con alcohol. Pero todo esto me llevó a pensar en nosotros, como seres humanos. Todos nacemos pecadores, contaminados, y nos hace distantes de un Dios que es Santo. Sólo tenemos que nacer para ser pecadores porque es heredado en toda la raza humana, como consecuencia del pecado de Adán y Eva. Nosotros tratamos de limpiarnos realizando buenas obras, y adquiriendo un comportamiento que pensamos es bueno ante la sociedad. Es así que nosotros mismos nos clasificamos buenos, y más aún, nos sentimos con el derecho de juzgar y criticar a otros, porque los comparamos con nuestras acciones y forma de vivir. Pero todo lo que podamos intentar para limpiarnos nunca será suficiente. Cuando Dios nos mida frente a su santidad, seremos como esos pads de alcohol que revelan el sucio que nadie puede ver. Nunca podremos llegar a ser santos y salvarnos de la paga del pecado nosotros mismos. Por eso, Dios en su amor, como un acto de Gracia, envió a su Hijo, perfecto, a morir por nuestros pecados y con la sangre derramada en la cruz limpiarnos de toda maldad. Es solo entregando nuestra vida y nuestros pecados a Jesús que podemos ser limpios, que podemos ser salvos. El querer vivir una vida de piedad y santidad puede ser muy agotador, ya que en nuestras fuerzas no es posible. Por eso mientras estemos en este cuerpo terrenal, de muerte, Dios nos da a su Espíritu Santo para que nos guíe y nos corrija. Nuestra prioridad es amar a Dios y deleitarnos en su presencia. Lo demás llegará como añadidura. Oremos dando dando gracias al Señor por enviar a su Hijo a morir por nuestros pecados, pagando la deuda que nosotros no podíamos pagar. Pidamos que nos ayude en nuestro caminar, guiándonos y escudriñando nuestros corazones para limpiarnos de lo que no le agrada.
2 Comments
Mirtalina Lucca
6/4/2018 12:39:05 pm
Hermoso mensaje y es cierto todo lo que expones. Somos como pads de alcohol ante Dios , excepto cuando vamos a los pies de Jesús y El nos limpia con su Sangre Hermosa.
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Myrnaly Sepúlveda
6/4/2018 12:43:33 pm
Amén. Así es. Dios te bendiga.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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