Recuerdo las ocurrencias que mi niño me decía cuando era mas pequeño, como 4 añitos. Un día fue con su papá a las tiendas y quiso que le compraran un juguete. Su papá le contestó: "no tengo dinero". Luego cuando llegó a casa me dice: "Papi me dijo mentiras. Él dijo que no tenía dinero pero compró varias cosas en la tienda, ¡pues sí tenía!
Muchas veces nos acostumbramos a decir mentiras que por no ser para algo serio, las vemos "normales". Para un niño todo lo que escucha lo evalúa de forma literal. Ellos no piensan que hay un mensaje oculto o una historia mas allá de lo que le dijimos. En el caso de la experiencia de mi niño con su papá en la tienda, él debió explicarle que iba a comprar otras cosas necesarias y que no siempre que una va a una tienda hay que comprarle algo. Cosas así de simples le van enseñando a nuestros niños que la mentira es algo cotidiano y les va creando también desconfianza por las cosas que les decimos luego. Y así tan simple vamos perdiendo la inocencia y comenzamos a desconfiar de la gente. Y sí debemos ser cautelosos porque no todo el mundo se nos acerca com buenas intenciones, pero pasamos a veces naturalmente al punto de juzgar las personas por lo que creemos que son o por lo que vemos. Nosotras mismas las mujeres complicamos muchas veces las cosas al hablar y queremos que los hombres nos entiendan, y ésto aplica tanto a esposos, como hijos o hermanos. Les decimos que estamos bien, y ellos lo toman literal (como los niños) cuando en realidad no lo estamos. Pretendemos que ellos lean el mensaje oculto detrás de nuestras palabras, y por mas que nos amen, no somos siempre fáciles de descifrar. Esta costumbre de no hablar las cosas clara y con sinceridad, con transparencia, lo que nos trae es una mala comunicación y desilusiones porque sufrimos del síndrome "es que no me entienden". Nuestra comunicación debe ser comunicando la verdad ante todo, sencilla sin complicaciones, sin juzgar premeditadamente a la otra persona, y confiando en el Señor que sea el que nos guíe en toda circunstancia. A nuestros niños debemos enseñarles la integridad con nuestros actos, porque eso es lo que grabarán y no nuestras palabras. Que lo que comuniquemos a otros sea verdadero y sólo con el mensaje oculto del evangelio que vive en nosotros y queremos dar a conocer. Oremos para que Dios nos muestre costumbre erróneas que damos por sentado. Que reflejemos a otros Su verdad y su amor .
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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