Ayer se celebró el Día de las Madres. Desde que era niña lo recuerdo como un día muy especial. Mi familia se reunía y hacían un almuerzo y llevaban regalos a todas las madres. Yo tuve un dia maravilloso. Mi esposo y mis hijos me llenaron de regalos, fuimos a la iglesia, salimos a comer y al cine. Y según fue un día muy alegre para unos, es cierto que fue un día muy triste o nada agradable para otros. Escuché en la radio mujeres que llamaron diciendo que ellas deseaban que no llegara el día de las madres, porque sus hijos por diversas razones no pasarían el dia con ellas, otras porque no tuvieron la bendición de tener hijos, y otras porque ya sus mamás fallecieron y no podían celebrar con ellas. ¡Cuán especiales son las madres en nuestras vidas! Yo tampoco tengo la mía presente, ya que falleció hace trece años. Y es que en las madres encontramos esa conexión especial. Quizás por haber estado dentro de ellas se crea una unión aún antes de nacer. Y uno va creciendo y trata de ser independiente hasta que algo nos afecta o nos causa dolor, porque es en los brazos de mamá que encontramos el mejor consuelo. Aún los hombres mas grandes quieren tener cerca a su mamá cuando quieren llorar.
Y Dios conoce ese aspecto de nosotros y compara au consuelo a nuestras vidas con el consuelo que puede brindar una madre. Y es que el amor mas profundo, el amor mas perfecto, el amor que entrega toda su vida por mí, no es el amor de madre, sino el amor de Dios. Dios nos dio las madres y los padres para tener un marco de comparación de como su amor nos sustenta. Él nos creó. Y su vínculo va también al vientre de nuestra madre como dice en su Palabra que ya el nos conocía desde que estábamos en el vientre. Él nos ama, nos cuida bajo su sombra, nos provee alimento físico y espiritual y nos da la salvación si creemos en el sacrificio de Jesucristo. El conoce tu sentar y tu levantarte, conoce tu pensar y tu sentir. No hay consuelo mayor que el que nuestro Señor noa brinda. Él es mi paz, y aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo él me recogerá. Oremos para rendirnos ante tan grande amor y misericordia. Demos gracias por las madres que nos regaló, buenas y nada perfectas, pero nos muestran un poco del amor de Dios y su bendición.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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