Realmente vivo en un país donde el tema de política habita por siempre y no sólo en temporada de elecciones. Las cosas en nuestra isla van de mal en peor, incluyendo todos los aspectos, tanto desde el punto de vista económico y yendo hasta el punto de vista moral de nuestra sociedad. La prensa hace una excelente labor llevando las malas noticias a un tono casi educativo por las muchas repeticiones con que las debemos escuchar. Se criticaba al pasado gobierno por todo, y ahora, a solo pocos días de establecido el nuevo partido también le echamos lodo para destruir su imagen. Nos quejamos constantemente de lo mala que es nuestra situación actual, pero nosotros mismos desmoronamos lo que se trata de construir. Y no digo con esto que un gobierno sea mejor que el otro, sino que todos los ciudadanos estamos divididos buscando el bien individual y no el colectivo. Como dice la Biblia, una casa dividida no puede permanecer en pie. Pero leyendo los versículos anteriores, algo profundo llegó a mi corazón. No soy una ciudadana común: soy cristiana y luego ciudadana. Dios me ha dado una gran tarea: amar al prójimo como a mí mismo. ¿Me duele lo que le duele a mí prójimo? El ver a mi isla en decadencia, abundando el pecado, ¿crea en mí un profundo dolor y anhelo de interceder por ella, pidiendo la misericordia de Dios? Sabemos que hay cosas que están profetizadas, pero eso no debe ser una excusa para endurecer mi corazón. ¿Qué hago ante las personas que veo en necesidad? Visito una iglesia que se dedica en gran manera a ayudar al prójimo en necesidad, y ¿cómo estoy aportando yo ante un llamado de ofrendar de las bendiciones que Dios me ha dado para que otros puedan ser bendecidos? ¿Podría decir que tengo un clamor ante Dios para un avivamiento y sanación de mi tierra? Habiendo conocido la gracia y la misericordia de mí Señor, para mí, los deberes de ciudadano no son los mismos. ¿Cómo estoy trabajando para con mi testimonio impactar otras vidas? Sentarme a criticar a otros en las redes sociales no aporta nada a mi país, ORAR y clamar sí puede hacer la diferencia. Dios me colocó en el lugar donde vivo para tener un propósito aquí: Él es mi estandarte. ¿Dónde está el amor por mi país? Oremos al Señor presentando nuestros líderes del país olvidando partidos políticos y divisiones y madurando al ciudadano que glorifica a Dios y que haya en mí un clamor genuino, un dolor por las personas a mi alrededor que me mueva a dar de las bendiciones que hoy disfruto y a llevar el único mensaje de esperanza que es Cristo Jesús. Que pueda anhelar un avivamiento para mi tierra.
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AutoraMe llamo Myrnaly y resido en Ponce, Puerto Rico. Soy Cristiana, esposa, madre, y profesional. Tengo un Dios que me sostiene en Su Gracia y Misericordia, y renueva mis fuerzas cada dia. Blog Anteriores
September 2019
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